Los científicos han inventado una máquina para volver a congelar el Polo Norte en la lucha contra el cambio climático
Una empresa del norte de Gales ha inventado una revolucionaria máquina de hacer hielo que funciona con energía renovable para reponer los casquetes polares que se están derritiendo.
El prototipo, desarrollado por la empresa Real Ice, se está enviando a probar en las aguas heladas del norte de Canadá.
La máquina de hacer hielo, desarrollada por un equipo de licenciados y estudiantes de la Universidad de Bangor, ha sido bautizada como Real Ice Re-Icing Machine.
Bombea agua desde debajo de la capa de hielo hasta la superficie, donde temperaturas de hasta -50ºC la congelan rápidamente, creando nuevas capas de hielo marino que la fauna y los habitantes de la región necesitan para sobrevivir.
El plan consiste en que los indígenas inuit sean los propietarios de las máquinas, las mantengan y las trasladen a nuevas zonas con regularidad, al tiempo que obtienen créditos de carbono que pueden vender a las empresas para compensar su uso de combustibles fósiles.
El director general de Real Ice, Cian Sherwin, dijo: «Hemos desarrollado una máquina de hacer hielo impulsada por el viento que es fácil de trasladar y el plan sería que la población inuit local se empleara en este proyecto.
«Los cimientos de sus comunidades se están derritiendo literalmente, ya que la pérdida de su modo de vida está provocando problemas sociales, como la pérdida de la cultura y de los medios de subsistencia y la emigración de los jóvenes para encontrar trabajo.
«Uno de los principales factores que contribuyen a que el aumento de la temperatura del mar provoque el deshielo de los polos es que el hielo más fino hace que se absorba más calor del sol en lugar de reflejarlo, lo que acelera el deshielo.
«Si conseguimos engrosar el hielo, ese calor volverá a reflejarse hacia fuera y ayudará a evitar la pérdida del hielo marino polar».
El último prototipo es un modelo a pequeña escala de una máquina diseñada para tener cinco metros de altura, impulsada por una turbina eólica de diez metros de diámetro y dotada de un taladro central para perforar el hielo y llegar al agua del mar que hay debajo.
Su tamaño relativamente pequeño y su escaso peso permiten que la población local pueda transportarla fácilmente a nuevos lugares con sus motos de nieve.
Se probará en la Estación de Investigación del Alto Ártico canadiense de noviembre a marzo del año que viene, durante un invierno en el que las temperaturas pueden caer por debajo de unos escalofriantes -50C y en el que la sensación térmica puede hacer que parezcan más -70C.
Cian y su equipo esperan que sea rentable para el pueblo inuit.
Dijo: «Queremos colaborar con los inuit de allí porque tenemos que entender lo que quieren de esto y lo que no quieren.