Humberto Maturana murió este pasado 6 de mayo en Chile, su país natal. Maturana es sin duda uno de los dos o tres científicos más importantes que ha producido Latinoamérica y uno de los biólogos más influyentes en la actualidad científica. El también filósofo tenía 92 años y murió de pneumonía. Maturana es mejor conocido por su teoría de la autopoiesis, desarrollada con otro brillante científico chileno, Francisco Varela, uno de los grandes genios de las últimas generaciones.

Maturana tomó en serio su disciplina y se dedicó a meditar sobre qué es la vida. «La pregunta básica que me hice fue qué es lo vivo y qué muere, o qué tiene que estar pasando en su interioridad en un ente para que yo, mirándolo desde afuera, pueda decir que es un ser vivo.»

Maturana y Varela contribuyeron a transformar la biología y a establecer un nuevo paradigma en el que la vida, las relaciones entre seres vivos y el lenguaje mismo se entiende como un proceso y no una entelequia. Un poco en el tono de la filosofía de Alfred North Whitehead, defendieron una filosofía del organismo. Los seres vivos, señaló: «a diferencia de las máquinas, cuyas funciones gobernantes son insertadas por diseñadores humanos, los organismos se gobiernan a sí mismos» Pues «somos sistemas autopoiéticos moleculares, o sea, sistemas moleculares que nos producimos a nosotros mismos, y la realización de esa producción de sí mismo como sistemas moleculares constituye el vivir.»

La continuidad de las formas de los organismos está sustentada  «en el intercambio y flujo de componentes químicos.» La noción de la autopoiesis plantea una visión dinámica de la vida, como un proceso que constantemente está surgiendo: «tiene que estar ocurriendo continuamente, porque cuando se detiene, morimos».

Francisco Varela, el gran alumno, colega y coautor de la teoría de la autopoiesis, creía que el budismo era la filosofía que mejor entonaba con esta noción de la autopoiesis en la que los organismos eran procesos sin un una estructura de mando única, reificada. La noción del todo fijo y estable, para Varela era una ilusión. Junto con Varela, Maturana conoció al Dálai Lama y dialogó sobre la ciencia y la vida con el líder tibetano. Como recoge esta nota de la BBC, el Dálai Lama quedó intrigado por la visión de Maturana y entendió que su teoría tocaba fibras profundas sobre la vida y la naturaleza de la realidad.

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