Insectos: los pequeños grandes guardianes del equilibrio natural

Insectos: los pequeños grandes guardianes del equilibrio natural

En redes sociales es posible cruzarse de vez en cuando con una viñeta divida horizontalmente en dos partes. Las dos muestran un automóvil visto de frente, con una persona en su interior conduciéndolo. En la parte de arriba, el parabrisas del auto luce lleno de insectos de varios tipos: mariposas, palomillas, mosquitos, moscas y seguramente otros también, estampados ahí porque tuvieron la mala suerte de cruzar al mismo tiempo y por el mismo camino que el auto en movimiento. Abajo, en el parabrisas hay una cantidad apenas perceptible de insectos.

La idea de ese dibujo es comparar lo que era común hace un par de décadas frente al panorama actual. Más allá de mostrar la triste situación de los insectos, el mensaje es evidenciar cómo, hasta hace unos años, la presencia de éstos era común incluso en los ámbitos más cotidianos de la actividad humana como un viaje en auto por carretera.

Otro ejemplo que podríamos tomar en consideración, particularmente quienes habitamos en zonas urbanizadas, es la presencia de abejas en nuestro entorno. También hasta hace unos años, era más o menos común cruzarse con una o varias en un mismo día, volando de un lado a otro, buscando una flor para libar. Ahora, sin embargo, dicha experiencia es más bien extraordinaria, y sin duda podemos pasar varios días sin ver una abeja cerca de nosotros.

¿Por qué hablamos ahora de esto? En breve, porque los insectos son más importante de lo que sus dimensiones pueden hacernos creer y, en ese sentido, su desaparición paulatina de ciertos entornos puede conllevar un peligro ambiental importante.

Si bien dicha importancia se puede ponderar desde distintas perspectivas, una que la hace evidente es la de la llamada biología relacional, un enfoque que hace énfasis no tanto en los seres vivos por sí mismos, sino, como su nombre lo indica, en las relaciones que éstos establecen en un hábitat que comparten.

Por supuesto, no debe entenderse por ello que las relaciones entre especies son siempre tersas o positivas. En lo absoluto. De acuerdo con la conceptualización de este enfoque, las relaciones entre especies oscilan entre el antagonismo y el mutualismo, esto en función de cuánto y cómo la relación beneficia o perjudica a una especie u otra. Cabe anotar que ambos referentes no existen en estado puro en la naturaleza, es decir, que una especie puede tener al mismo tiempo una relación antagónica y de de mutualismo respecto a otras.

Como vemos, se trata de una perspectiva más compleja que aquella que sólo clasifica y enlista las especies presentes en un entorno. Lo interesante es que este enfoque ayuda a entender de mejor manera, y con mayor claridad, en qué consiste el tan mencionado “equilibrio natural” pues, contrario a lo que podría pensarse por las ideas que evoca la palabra “equilibrio”, éste no se refiere a una pretendida armonía entre todos los seres vivos, sino, más bien, al hecho de que las relaciones establecidas forman un sistema complejo que desarrolla su propia dinámica, la cual, en el caso de la naturaleza, tiende a un cierto balance sostenido por la búsqueda incansable de la vida por sobrevivir.

Desde esa perspectiva, los insectos tienen la misma importancia que otras especies en un hábitat e incluso, en algunos casos, mayor. De entrada, una de sus funciones más importantes para la supervivencia de verdaderamente una gran cantidad de especies, es la polinización, el proceso que ciertas plantas no pueden cumplir por sí mismas y el cual necesitan para ser fértiles, florear y eventualmente ofrecer su fruto. Gracias a insectos como las abejas, avispas, escarabajos, mariposas (diurnas y nocturnas), moscas e incluso hormigas, la polinización ocurre.

Otra función clave para el equilibrio natural que se le puede atribuir a los insectos es el control de plagas. El comportamiento parasitario de algunas especies de insectos (es decir, que se beneficien de otra especie sin ofrecer a cambio ninguna ganancia) es uno de los principales mecanismos de control cuando la población de algún organismo vivo comienza a convertirse en un problema para el hábitat. Los insectos pueden controlar pestes de plantas, otros insectos, hongos y algunas otras especies de seres vivos.

Además, los insectos contribuyen a la degradación de desechos, tienen participación en la cadena alimenticia (en algunos casos fundamental, pues son el único alimento de algunos reptiles, anfibios, aves y mamíferos) e incluso se puede decir que, más allá de la biología, cumplen una función estética, pues al menos desde la perspectiva humana, se puede encontrar cierto goce en la contemplación del vuelo de una mariposa, el lento andar de un caracol o la inesperada aparición de una catarina.

¿Todo esto será suficiente para revalorar a los insectos y cuidar su hábitat?

La próxima vez que una abeja se cuele a una habitación, ¡no la mates! Toda la vida en el planeta depende de que abras una ventana para que pueda partir y continuar su existencia.

https://pijamasurf.com/2021/05/insectos_los_pequenos_grandes_guardianes_del_equilibrio_natural/

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