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Los ingenieros afirman que la central eléctrica puede llevarse al Planeta Rojo utilizando el Zeus, un futuro diseño de remolcador espacial de propulsión nuclear que se espera que comience a probarse en vuelo en 2030.

Los especialistas de la Oficina de Diseño del Arsenal -una filial de la agencia espacial rusa Roscosmos con sede en San Petersburgo y especializada en la producción de naves espaciales, satélites y otras tecnologías espaciales- han propuesto la creación de una central eléctrica nuclear para una futura base rusa en Marte.

Sputnik pudo conocer la propuesta, que recomienda utilizar las tecnologías desarrolladas para el remolcador espacial interplanetario Zeus también para un reactor nuclear estacionario para la superficie marciana.

Según la propuesta del Arsenal, el reactor sería llevado al Planeta Rojo a bordo del Zeus, y descendería flotando hasta su superficie mediante un sistema de paracaídas. Tras el aterrizaje, la central eléctrica se activaría para proporcionar energía a una posible base marciana rusa.
Además, los ingenieros afirman que si el Zeus se desplegara en el punto de Lagrange entre el Sol y Marte (es decir, el punto del espacio donde las fuerzas gravitatorias de estos cuerpos son igual de fuertes), sus sensores y transmisores de comunicaciones a bordo podrían servir como «canal de alta velocidad para la transmisión de información a la Tierra desde la superficie de Marte y desde las naves espaciales que orbitan el planeta».

Anteriormente, Sputnik informó de que el sistema de propulsión eléctrica de megavatios propuesto para el proyecto Zeus le permitiría desactivar los sistemas de control de las naves espaciales adversas mediante un impulso electromagnético, e incluso le permitiría disparar rayos láser.
Los diseñadores del Centro de Investigación Keldysh, con sede en Moscú, también han sugerido que esta clase de nave espacial puede utilizarse como componente de la red de defensa aérea rusa, detectando objetivos desde la órbita y transmitiendo esta información a los sistemas de misiles terrestres.

Rusia lleva trabajando en la creación de una nave espacial interplanetaria con una central nuclear desde 2010. En 2019, se presentó por primera vez un concepto de remolcador espacial en el Salón Internacional de la Aviación y el Espacio MAKS, a las afueras de Moscú, y se hizo una presentación más detallada en el foro ARMY-2020.

El pasado mes de diciembre, Roscosmos firmó un contrato de 56,5 millones de dólares con la Oficina de Diseño del Arsenal para el trabajo de diseño experimental del Zeus. Se espera que este trabajo esté terminado para 2024, y que las pruebas de vuelo comiencen en 2030.

En junio, el jefe de Roscosmos, Dmitry Rogozin, dijo que, además de Marte, los remolcadores Zeus podrían ser enviados a otros planetas, incluido Venus, e incluso viajar más allá de nuestro sistema solar, donde podrían buscar vida extraterrestre.

Roscosmos ha anunciado una serie de ambiciosos planes en los últimos años, como la construcción de la primera estación espacial exclusivamente rusa desde la desorbitación de la Mir en 2001, y planes para una serie de misiones tripuladas y no tripuladas a la Luna e incluso una posible base lunar. Sin embargo, el programa espacial ruso se ha enfrentado a dos grandes problemas: la falta de financiación suficiente para realizar algunos de sus ambiciosos proyectos y la concentración de fondos y otros recursos para fines discutibles, como la construcción en curso de un centro de oficinas de 250.000 metros cuadrados junto a la legendaria fábrica de cohetes espaciales Khrunichev en Moscú.

A pesar de la larga lista de primicias espaciales (primer satélite, primer hombre y mujer en el espacio, primera estación espacial, primer alunizaje y aterrizaje en Marte, etc.) Rusia sólo gastó 3.580 millones de dólares en su programa espacial en 2020, apenas 260 millones más que Japón, y menos que Francia (4.040 millones), China (8.850 millones) y Estados Unidos (47.690 millones). Estos y otros factores han hecho que el país que en su día gozó de la condición de pionero espacial vea cómo la agencia espacial china y la NASA muestran las últimas imágenes y filmaciones de sus rovers deambulando por la superficie marciana.