Ramana Maharshi y la «Auto-indagación»

por John Eberly Revista Sufi, 2008 / Versión PDF
Ramana Maharshi

El siguiente ensayo utiliza muchos términos y definiciones seleccionados de antiguas fuentes tradicionales hindúes de forma que dirija al lector a una comprensión o aprehensión directa de la no-dualidad, tal como fue propugnada por el maestro contemporáneo Ramana Maharshi. Este método de autodescubrimiento es inflexible en su simplicidad: en última instancia, no deja sitio para el simbolismo o la poesía; su propósito es desvelar el núcleo de la Realidad, revelándose la conciencia pura como el refugio y la morada inalterables de la Sabiduría. Incluso la idea de «unidad» es rechazada como metáfora inapropiada, ya que implica que hay «multiplicidad» que necesita ser reunida en «uno», cuando en realidad esta es la condición que surge naturalmente y sin pretenderlo, tal y como ya es. Aventurarse dentro de la «multiplicidad» y la «unidad» sería entrar en los campos ilimitados de la conceptualización, la cual nos conduce lejos de, en vez de hacia, la conciencia del estado original o primigenio de las cosas tal y como son en realidad. El ensayo utiliza ejemplos clave de una filosofía tradicional de los opuestos de los «Aforismos de Yoga de Patanjali» para ilustrar mejor este punto fundamental de lo no-dual, y otros ejemplos de varias disciplinas para introducir al lector a la universalidad mística de este profundo método de realización. Es más, lo que sigue es sólo una introducción al tema de la auto-indagación, y se invita al lector, por supuesto, a que investigue los trabajos citados para un estudio más en profundidad.

«¿Quién soy yo?» Indaga de esta manera, volviendo la mente hacia su estado original. La indagación «¿Quién soy yo?» es el único método para poner fin a toda miseria y establecerse en la Suprema Felicidad. Como quiera que se diga o se exprese, esta es toda la verdad en pocas palabras. [1]

En el Rig Veda (circa 4000 a.C.), el texto más antiguo del corpus sagrado de las escrituras hindúes conocido como los Vedas ―verdades primordiales «vistas» por ancianos Rishis (veedores)― aparece por primera vez BrahmanBrahman es el soporte universal, la Realidad Absoluta, de todo lo cognoscible y lo incognoscible. Ibn ‘Arabi (1165-1240 d.C.) calificó esta región incomprensible como el «Universo de la Naturaleza Divina», ‘âlam-e lâhut, también conocida como la Presencia Primera ― qayb-e motlaq, donde «todos los Nombres y Atributos son enterrados bajo la aniquilación en la Ipseidad de Dios». [2]

El mundo es ilusorio; sólo Brahman es real; Brahman es el mundo.
(Ramana Maharshi).

La identidad de lo Absoluto es cuestionada con el objetivo de atraer la conciencia personal hacia la auto-indagación universal:

…¿dónde nació?, ¿a partir de qué fue creado? Aliento de los dioses, embrión del universo, este dios deambula por donde le place. Sus sonidos son escuchados, pero su forma no se ve… – Rig Veda [10.168] [3]

Jeanine Miller, estudiosa del Vedanta, escribe:

El antiguo Brahman del Rig Veda es una fuerza que provoca el surgimiento, fuera de las capas subconscientes de la psique, de ese poder creativo, en el más amplio sentido, y dinámico, el cual se encuentra latente en cada ser humano, y que está directamente relacionado con el espíritu o atman. La inmersión dentro de las profundidades de la conciencia ―una acción subjetiva que está en la esencia de la absorción (dhyana) y que da un paso más allá del pensamiento― con la mente completamente quieta y en un estado de conciencia ecuánime y receptivo, lleva a una participación activa, por medio de energía mental y comprensión espiritual, en el proceso divino. [4]

Upanishads

Los Upanishads (lit.: sentarse cerca con devoción) son un grupo de enseñanzas y explicaciones védicas secretas, en desarrollo continuo, que subrayan la importancia de la metafísica trascendental. Los Upanishad más tempranos aparecieron en algún momento alrededor del siglo IX a.C. Aquí, el atman, el más íntimo sentido del sí mismo, es identificado como idéntico al Brahman universal, y los dos son entrelazados como un único concepto o reconocimiento del ser como el «Yo». En un sentido, atman es la naturaleza subjetiva del Brahman objetivo, aunque en la unidad, y en última instancia en la disolución incluso de la idea de «unidad», no hay sujeto u objeto.

De todas las religiones, Tú eres la fuente,
la luz del conocimiento que brilla,
no hay día o noche,
no hay ser o no-ser,
Tú eres únicamente.
(Svetasvatara Upanishad) [5]

Advaita Vedanta

Advaita Vedanta (lit.: no-dualidad: finalidad del Veda) es un término general para el no-dualismo metafísico expresado en los Upanishad, ya que están relacionados con las ideas esenciales originalmente encontradas en los Vedas. Hablando en general ―reconociendo que hay algunas excepciones, algunas más sutiles que otras― en ciertas escuelas y textos relacionados con el Advaita Vedanta, hay esencialmente una única Realidad que sólo aparenta ser múltiple. Esto tiene su reflejo en el sufismo en el concepto de tawhid:

Tawhid viene a significar el reconocimiento de la pluralidad como el hecho de que aquello que aparentemente es múltiple o variado es en realidad Uno y Único en esencia. Bulent Rauf [6]

Aforismos de yoga de Patanjali y Yiwanmukta

Es un tanto difícil situar a Patanjali, el famoso autor de «Aforismos de Yoga», en un periodo de tiempo en particular. El Brhadaranyaka Upanishad menciona Patanjali como el apellido de una familia y la mayor parte de los estudiosos especulan que vivió en el siglo II d.C. Su trabajo trata principalmente sobre lo que más tarde se llamó la «Filosofía de la Liberación», un camino para alcanzar la «iluminación»; por ejemplo, mientras aún se mantiene la existencia corporal, Yiwanmukta. A simple vista, parece que rompió con la idea de una Realidad, expuesta por los Upanishad y otros trabajos posteriores, proponiendo que existe tanto el Purusha, o Yo trascendental, como Prakriti, el aspecto trascendental de la Naturaleza. Sin embargo, podría argumentarse que la liberación se produce con la reconciliación de esos dos principios aparentemente duales. Cuando tiene en cuenta que Purusha genera todo aquello que está asociado con la Naturaleza, entonces se ve que el cuerpo, y todo lo que es percibido como interno/externo, es, de hecho, el vehículo para la liberación. El «Yo» o Purusha engendra inicialmente un anhelo en el buddhi (intelecto) de «quitarse de encima» la naturaleza ilusoria de Maya y encontrarse con lo Real.

Este «quitarse de encima» es la parte inmutable, Purusha o «Yo», el cual siempre existe, afirmando ―al ser siempre sereno y pasivo necesita el vehículo humano, el ego; por ejemplo, para llevar a cabo la realización de sí mismo como «Yo»―, a través del cambiante buddhi, o el sentido intelectual de «sí mismo», la Suprema Realidad. Según los «Aforismos de Yoga» de Patanjali:

La ruptura de la conexión [entre el Observador y lo observado] que surge de la carencia de eso [avidyâ ] es la libertad y eso es el estado de liberación del Observador. Referencia del Libro I, 20. Nota 2: «Yo me conozco a mí mismo», «Yo» es el Observador (Purusha, el Alma Suprema, la Conciencia Absoluta) o conciencia pura, inmutable; «mí mismo» es inconsciencia (buddhi), todo lo que no es «Yo», el conocimiento de los objetos es complementario al conocimiento «Yo me conozco a mí mismo» (Libro II, 25). [7]

Todo aquello que no es «Yo» es mutable, transitorio, cambiante, de paso, sujeto a la apariencia de movimiento, etc.

Libro II 24. avidyâ o la ignorancia esencial es el origen [de esta conexión entre Observador y observado]. avidyâ : ignorancia, conocimiento erróneo, una especie de aflicción.

Observando el mundo y adquiriendo conocimiento de los objetos a través de buddhi, uno sólo consigue un colorista y erróneo punto de vista de Purusha, y confunde uno con el otro, el Observador con el observado, «Yo» con «mí mismo».

(Referencia del Libro II 25.): buddhi depende de una alianza con Purusha, a través de avidyâ (ignorancia), para acumular ―o intentar acumular― conocimiento. Una vez que uno se da cuenta a través de esta acumulación de que la información conseguida, y el conocimiento mutable ganado por tanto, no es la Sabiduría, la alianza desaparece por la ausencia de avidyâ (ignorancia) y sólo queda Purusha, inmutable y libre. Entonces uno realiza la liberación del Observador. No es que Purusha en sí mismo «necesite» la liberación, por supuesto, sólo es una forma de expresarlo para indicar el estado de «liberado en vida», YiwanmuktiMukti = liberación del sufrimiento.

Libro IV, 30. Desde entonces las aflicciones y las acciones cesan, Yiwanmukti: un ser realizado, purificado por el conocimiento verdadero, que se ha liberado del sufrimiento pero que aún no ha abandonado el cuerpo.

Las aflicciones pertenecen a todo aquello que no es Purusha, y las acciones salen de la «consciencia despierta» (nirmana chitta) casi de la misma manera en que un actor actúa, con una intención hacia un fin particular, sin más identificación que el saber que la acción está sujeta a buddhi, y al servicio de los demás para aliviar su sufrimiento.
Permanece siempre contento y experimenta el gozo en todo lo que se espera de él, realiza todas las acciones mientras abandona cualquier concepto de ser el hacedor.
Yoga-Vasishtha (V.77.7ff.)

Shankara

Shankara (788-822 d.C.) recibió Advaita Vedanta de su maestro Govinda, un discípulo de Gaudapada, autor de el Mandukya-Karika, un antiguo tratado metafísico de la filosofía Advaita Vedanta. En un primer momento, parece que Shankara estudió el trabajo de Patanjali, lo que finalmente le guió hacia la evolución del pensamiento y la liberación a través de la auto-indagación. [8]

En su trabajo titulado Aparokshanubhti ―auto-realización― encontramos la siguiente auto-indagación:

12. «¿Quién soy yo? ¿Cómo se ha creado (este mundo)? ¿Quién es su creador? ¿De qué material está hecho (este mundo)? Esta es la forma del Vichara (indagación)».

13. «Como yo soy también el Uno, el Sutil, el Conocedor, el Testigo, el Siempre-Existente y el Inmutable, no hay duda de que yo soy «Eso» (ie; Brahman). Así es la indagación».

Ramana Maharshi

Ramana Maharshi (1879-1950 d.C.) comenzó su vida como un niño normal nacido en una familia normal en la pequeña ciudad de Tiruchuzhi (Tamil), en el sur de la India. A la edad de 16 años experimentó lo que se llama ahora comúnmente una «NDE» (Near Death Experience – Experiencia cercana a la muerte). Lo que hizo que esta NDE en particular fuera distinta de la mayoría es que incluyó dentro de ella Yiwanmukta.

Distraídos como estamos por diversos pensamientos, si contempláramos continuamente el Ser, quien es Dios mismo, este único pensamiento reemplazaría en su debido momento toda distracción y finalmente él mismo desaparecería. La pura Conciencia que finalmente permanece es Dios. Esto es liberación. Estar constantemente centrado en el propio Yo, perfecto y puro, es el culmen del yoga, de la gnosis y todas las otras formas de práctica espiritual. Incluso, aunque la mente vague sin descanso, se involucre en asuntos externos y así se olvide de su propio Yo, uno debería permanecer alerta y recordar: «Yo no soy el cuerpo».
(Ramana Maharshi).

Mientras el joven permanecía en el suelo convencido de que estaba muriendo, le embargó el miedo y se preguntó: «Ha llegado mi hora, ¿qué significa esto?, ¿qué es eso que está muriendo? Este cuerpo muere… Pero, con la muerte del cuerpo, ¿estoy yo muerto?… El cuerpo muere pero el espíritu trascendente no puede ser tocado por la muerte. Esto significa que yo soy el Espíritu inmortal.» [9]

Por encima de los sentidos está la mente, por encima de la mente está el intelecto, por encima del intelecto está el ego y por encima del ego está la Causa no manifestada. Más allá está Brahman, omnipresente, sin atributos. Realizándole, uno se libera del ciclo de nacimiento y muerte.
(Katha Upanishad II. iii. 7-8)

La cuestión que surge es por qué un ser iluminado como Ramana Maharshi continúa en el cuerpo, como un Yiwanmukti. La respuesta más común es que se hace así por compasión hacia todos aquellos que aún no se han liberado de la ilusión del sufrimiento, de la conceptualización del «nacimiento» y la «muerte».

Refiriéndonos de nuevo a Patanjali, libro IV, 30: «Desde ese momento, las aflicciones y las acciones cesan».

Yiwanmukti: …el que es purificado por el conocimiento verdadero mientras aún vive y por tanto liberado del ciclo de nacimientos… El conocimiento erróneo es la causa del renacimiento. En el comentario de Vyasa ―el legendario compilador de los Vedas, el Mahabarata y otras obras― se señala que aquél que permanece en el cuerpo en vez de trascenderlo lo hace debido a «impresiones residuales latentes». [10]

Esto implica que cuando uno es absorbido completamente en el atman-Brahman, (Purusha, Yo, etc.) no hay concepto de ninguna cosa separada, incluyendo el «cuerpo», como existente fuera de Brahman, el Absoluto. Cuando esto surge en Yiwanmukta es simplemente una ilusión fenoménica, una impresión de los sentidos, o una función de la memoria, sin más validez que un pensamiento pasajero, un fantasma, un «color» que gira alrededor del centro de quietud y que no tiene ni centro ni quietud. A cualquier cosa que «nace» o «muere» se la tiene en la misma consideración, hasta que aquello que es (conceptualmente) inmortal se hace presente. Así es como, a través de la conciencia innata, a través del «conocimiento verdadero» uno se libera del ciclo del avidyâ (interpretación equivocada, conocimiento erróneo) de la aflicción conceptual del «nacimiento y muerte». [11]

Por supuesto, es imposible descubrir exactamente por qué Ramana Maharshi eligió permanecer en una forma corporal en la Tierra durante 55 años más después de su despertar espontáneo. Lo más probable es que fuera así porque la verdadera realización de Brahman disuelve todo concepto, incluyendo «cuerpo» y «Tierra». Se asentó en la famosa montaña santa de Arunachala y propugnó un simple y elegante método de auto-indagación de Shankara, reducido a preguntarse «¿Quién soy yo?».

Mientras que las nubes de avidyâ pasan de largo y el sol de la sabiduría aparece, «¿Quién soy yo?» pela las capas del engañoso yo hasta que el Yo resplandece. Cuando un pensamiento surge, «¿Quién está pensando?» Aplicar esta indagación a todos los aspectos de la vida, de la acción aparente en el mundo, corta discriminatoriamente como el filo de un hacha.

Ramana Maharshi enfatizó que aquellos preparados para seguir el camino de la auto-indagación deberían meditar de esta forma sobre la identidad, mientras que otros que estuvieran en un nivel principiante deberían trabajar primero en controlar su respiración. También sugirió que si el aspirante encuentra que el camino de total absorción en el Yo supera su capacidad, debería sustituirlo, o empezar, por los caminos de Bhakti (devoción) o Karma (acciones rituales). [12]

¿Cuál es el sentido de saberlo todo acerca de lo demás cuando aún no sabes quién eres? Nosotros evitamos esta indagación dentro del verdadero Yo, pero ¿qué otra cosa tan valiosa hay que merezca la pena emprenderse?
(Ramana Maharshi)

Jnana, el camino del conocimiento, supone la transmisión de conocimiento del profesor al estudiante. Este proceso de transmisión se ha cristalizado en una amplia variedad de enseñanzas y textos, algunos, como los Veda y los Upanishad comentados en este ensayo, se encuentran entre los más antiguos del mundo acerca de temas espirituales. En el Tíbet del siglo VIII, la transmisión directa del Dharma llegó desde la India en la persona de Padmasambhava, maestro de Tantra vidyadhara. Esta enseñanza ha sobrevivido en las charlas y libros de Chogyam Trungpa Rinpoche (1939-1987 d.C.), quien realizó otra vez la pregunta «¿Quién soy yo?», llamando a este método: «…espiritualidad no-teísta en su más amplio sentido». [13]

Swami Vivekananda, (1863-1902 d.C.) famoso discípulo de Paramahamsa Ramakrishna y transmisor en los comienzos del siglo XIX del Advaita Vedanta a América, llamó al Jnana «el sin-credo», un nivel por encima y más allá de cualquier credo [14]. Todas las escrituras, instrucciones, poemas, palabras, pensamientos, y también las indagaciones, finalmente apuntan a la morada del silencio eterno, la Realidad Absoluta.

Cuando un hombre conoce su verdadero Yo por primera vez, algo surge desde las profundidades de su ser y toma posesión de él. Ese algo está más allá de la mente; es infinito, divino, eterno… puedes darle el nombre que quieras.

Lo que existe en verdad es únicamente el Yo. El mundo, el alma individual y Dios son apariencias dentro de él, como la plata de la madreperla, las tres aparecen al mismo tiempo y desaparecen al mismo tiempo.
(Ramana Maharshi).

En esas enseñanzas se encuentra un propósito por encima de cualquier otro: la búsqueda de la liberación, concretamente de la liberación de la conceptualización equivocada. Aquí está la paradoja, repetida en formas metafóricas fuera de la India y en casi cualquier cultura del mundo: la meta es el control de la mente, o la negación del pensamiento relativo a la «mente», aunque el único vehículo actual para lograr esto es la mente. En una discusión acerca de la transmisión del dharma, el maestro Hsi Yun de la tradición Ch’an (circa 840 d.C.) apuntó: «Con la constante búsqueda de ello se produce el efecto contrario: su pérdida; de esta forma, se usa la mente para comprender la mente». Y: «La comprensión de la mente supone [la realización de que] no hay mente y no hay dharma» [15].

La auto-indagación, como se manifestó originalmente en los Veda, expresada en los Upanishad, aclarada por Patanjali, revivida por Shankara y llevada al contexto de nuestro tiempo por Ramana Maharshi, es un camino sencillo para realizar quién eres tú, aquí y ahora.

No hay ni creación ni destrucción, ni destino ni libre albedrío, ni camino ni realización, esta es la verdad final.
(Ramana Maharshi)

Notas:

  1. Todas las citas de Ramana Maharshi de este ensayo están tomadas de las siguientes fuentes: Osborne, 1970; Wilber, 2000; The Collected Works of Ramana Maharshi, 1972; y The Spiritual Teaching of Ramana Maharshi, 1972.
  2. Kernal of the Kernal, una traducción por Ismail Hakki Bursevi de Lubbul Lubb de Ibn ‘Arabi, Gloucestershire, Beshara Publications, nd., capítulo 3, p. 10.
  3. Doniger-O’Flaherty, 1981, v. 3-4 p. 176.
  4. Miller, 1974, p. 48-49.
  5. Aunque existe un núcleo original de 108 Upanishads, Shankara reconoce como auténticos sólo dieciséis. Sin embargo, la tradición continúa, así los más recientes Upanishads han sido escritos en el siglo XX.
  6. Bulent Rauf, 1986. Addresses, Beshara Press, Roxburghshire, p. 62.
  7. Todas las referencias de «Aforismos de Yoga» proceden de: Samkhya-Yogacharya Swami Hariharananda Aranya, 1983. Yoga Philosophy of Patanjali, SUNY Press, Albany.
  8. Ver también Ramanuja (1017-1137 d.C.), quien formuló el Vishishta-Advaita (No-dualismo cualificado), escuela de pensamiento basada en parte en Bhakti, o devoción.
  9. Osbourne, 1970, pp 18-19.
  10. Yoga Philosophy of Patanjali, p. 399.
  11. La «impresión residual latente»» típica se puede expresar de la siguiente manera poética: «La vida humana existe sólo debido a que la Kundalini se engaña a sí misma con la creencia de que ella y la limitada personalidad del cuerpo-mente son idénticas. Cuando la Kundalini se despierta completamente, comprende que ella es la Shakti de Shiva… en estas circunstancias, el cuerpo no puede continuar existiendo, porque la Kundalini lo olvidará inmediatamente y sólo recordará a Shiva. Sacrifica su identidad a Él, experimentando instantáneamente la iluminación durante el proceso». Dr. Robert Svoboda, 1988. Prakrutti –Your Ayurvedic Constitution (Ayurveda: descubrir la propia constitución), Geocom, Wilmot, p. 185.
  12. Ramana sintió que Bhakti es en última instancia una forma de Jnana (Gnosis).
  13. Chogyam Trungpa, 1991. Crazy Wisdom, Shambala, Boston, pp 3-13. Ver también del mismo autor 1981, Journey Without Goal, Shambala, Boston, cap. 15, «Maha Ati» p. 133-142.
  14. The Complete Works of Swami Vivekananda, 1989. Advaita Ashrama, Calcuta, Vol. 5. p. 272.
  15. «Some Mahayana Philosophies» The Teachings of the Compassionate Buddha, de E.A. Burtt, 1955. New American Library, New York, p. 196 y 203. Ver también: E.B. Cowell (ed.), 1969. Buddhist Mahayana Texts, Dover, New York.

Referencias:

  1. —Doniger-O’Flaherty, Wendy, trans., 1981. The Rig Veda, Penguin, Londres.
  2. —Madhava-Vidyaranya, (sin fecha). Sankara Dicvijaya – The Traditional Life of Sri Sankaracharya, Sri Ramakrishna Math, Madras.
  3. —Miller, Jeanine, 1974. The Vedas, Harmony, Meditation, and Fulfillment, Rider, Londres.
  4. —Osbourne, Arthur, 1970. Ramana Maharshi and the Path of Self-Knowledge, Weiser, York Beach.
  5. —Prabhavanada, Swami, trans. 1948. The Upanishads, Vedanta Society of Southern California.
  6. —(Ramana Maharshi), 1972. The Collected Works of Ramana Maharshi, (ed. por Arthur Osbourne). Weiser, York Beach.
  7. —(Ramana Maharshi), 1972. The Spiritual Teaching of Ramana Maharshi, Shambala, Boston.
  8. —Rawson, J.N., 1934. The Katha Upanishad, Oxford University Press, Oxford.
  9. —Samkhya-yogacharya Swami Hariharananda Aranya, 1983. Yoga Philosophy of Patanjali, SUNY Press, Albany.
  10. —(Shankara), 1978. Crest-Jewel of Discrimination (Viveka-Chudamani), Prabhavanada, Swami, e Isherwood, Christopher (trans.), Vedanta Press, Hollywood.
  11. —Vimuktananda, Swami, (sin fecha). Aparokshanubhti – Self-Realization of Sri Sankaracharya, Advaita Ashrama, Calcuta.
  12. —Wilber, Ken, 2000. The Collected Works of Ken Wilber, Vol. 8, Shambala, Boston.

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