El Evangelio herético de Judas Iscariote

¿Usurpó el cristianismo las verdaderas enseñanzas de Jesús? Un códice que permaneció oculto en las arenas del desierto durante 1.700 años podría haber puesto en tela de juicio muchas de las convenciones sobre el origen de esta religión.
Fuente: Grandes Enigmas de la Historia Nº 9, NATIONAL GEOGRAPHIC.
El 16 de abril del 2006, en vísperas de Pascua, la National Geographic Society (NGS), una de las instituciones de divulgación científica más prestigiosas del mundo, realizó en sus cuarteles generales de Washington la presentación mundial de un hallazgo que, aseguraba, podía cambiar la percepción de los orígenes del cristianismo: el Evangelio de Judas. Físicamente, se trataba de un códice (una forma primitiva de libro) de papiro formado por 33 hojas escritas por ambas caras en un estado de conservación muy deteriorado. En sus 66 páginas, escritas en sahídico, un dialecto del copio (idioma hablado por los cristianos de Egipto antes de la llegada de los árabes), se encontraron cuatro textos independientes, con toda probabilidad traducciones de escritos originales en griego, imbuidos de filosofía gnóstica, una de las herejías o alternativas al cristianismo oficial en los siglos I y II. La traducción del texto más importante, el citado evangelio, parecía poner en tela de juicio una de las creencias básicas del cristianismo: que uno de los apóstoles, -Judas Iscariote, había traicionado a Jesús al denunciarlo al Sanedrín la noche de la Ultima Cena.
TEXTO POLÉMICO


El texto, de acuerdo con la traducción preliminar que presentó la National Geographic, planteaba todo lo contrario: Judas, durante dos milenios el arquetipo del traidor ruin y mezquino, del judío malvado, había sido en realidad el único discípulo que había entendido el mensaje de Jesucristo. Judas habría sido, pues, el «verdadero» cristiano y el único elegido para ascender a las esferas espirituales.
Pronto esta primera interpretación sería atacada por destacados especialistas, iniciándose así una apasionante polémica sobre el verdadero sentido del texto. ¿Merecían las apenas 250 líneas del Evangelio de Judas la campaña de exposición mediática que puso en marcha la National Geographic? Para los primeros especialistas independientes (no asociados al proyecto liderado por la entidad estadounidense) que pudieron estudiar el texto, este nuevo evangelio mostraba ¡socas certe/as sobre las figuras históricas de Jesús de Nazaret y Judas Iscariote. Sin embargo, sí descubría nuevos detalles sobre la pugna entre diferentes corrientes doctrinales en los primeros años del cristianismo. El Evangelio de Judas había sido encontrado en 1978 en una cueva cerca de la localidad de El Minya, en el desierto egipcio.
Después de diversas peripecias, entre ellas su robo en El Cairo, un encuentro semiclan-destino en Ginebra y varias acusaciones de contrabando, el códice llegó a Estados Unidos en 1984. Su propietario por ese entonces, un anticuario egipcio, intentó venderlo a varias entidades académicas, pero su precio desorbitado, tres millones de dólares, hizo que, en cambio, las frágiles hojas acabaran ocultas durante 16 años en la caja de seguridad de una entidad bancaria, deteriorándose cada vez más. El destino del códice cambió en septiembre de 2000, cuando la anticuaría suiza afincada en Zurich, Frieda Nussberger-Tchacos, pagó 300 mil dólares por él. Nussberger-Tchacos, después de haber estado interesada en su adquisición por varios años, también intentó su venta. Pero acabó aceptando la sugerencia de su abogado y colaborador, el suizo Mario Roberty, de que cediera el códice a la Fundación Mecenas de Arte Antiguo, fundada y dirigida por él mismo. Roberty contactó con la National Geographic Society, que pagó un millón de dólares, dinero que se destinó a financiar la restauración, autentificación y traducción del texto. A cambio, la institución obtuvo los derechos para difundir comercialmente los trabajos realizados. Para este proceso también se contó con la colaboración del Instituto Waitt de Hallazgos Históricos. Todo, con el compromiso explícito por parte de la Fundación
Mecenas de que el libro (que pasó a conocerse oficialmente como Códice Tchacos, en honor del padre de Frieda Nussberger), sería devuelto a Egipto para conservarse en el Museo Copto de El Cairo.


 

CUEVAS
Se desconoce el sitio exacto del descubrimiento del Códice Tchacos. La imagen muestra una de tas cuevas cercanas a El Minya (Egipto), en cuyos alrededores se encontró el papiro.



DEMORADA REPARACIÓN
Cuando, en julio de 2001, el profesor Rodolphe Kasser, de la Universidad de Ginebra y una de las mayores autoridades mundiales en copto, pudo por fin comenzar a estudiar el Códice Tchacos, éste se encontraba a un paso de la pura desintegración, después de años de manipulaciones sin el más mínimo rigor científico. Durante cinco largos años, el equipo coordinado por Kasser tuvo que reconstruir, literalmente centímetro a centímetro, las páginas de papiro del códice, proceso en el que se perdió entre el 10 y 20% del material original, que incluía cuatro textos gnósticos: la Carta de Pedro a Felipe y el Primer Apocalipsis de Santiago, ya conocidos, el Evangelio de Judas y parte de un Libro de Alógenes. El códice se completaba con el Tratado XII del Corpus Hermeticum, aunque éste no se ha conservado. De forma paralela, un equipo de la Universidad de Arizona realizó la prueba de carbono 14 a varias páginas del códice para confirmar la antigüedad del papiro. El resultado: fue copiado entre los años 220 y 340 de nuestra era, lo que coincide con la eclosión de los llamados evangelios apócrifos, claves para entender los primeros años del cristianismo. Las pruebas realizadas sobre muestras de tinta también fueron positivas: el códice era auténtico. ¿Por qué es tan polémico el Evangelio de Judas? Básicamente, porque en él la figura de Judas se presenta contraría a la transmitida por la Biblia. En este corto texto, Judas Iscariote se convierte en el discípulo escogido de Jesús, el único capacitado para comprender su enseñanza. Algunos estudiosos afirman, incluso, que el Evangelio… no lo presenta como traidor, sino como un discípulo fiel que sigue las instrucciones del Mesías. Pero, ¿y si hubiera sido Judas el verdadero discípulo escogido, si el cristianismo apostólico se basara en una mentira y este nuevo evangelio fuera testimonio del cristianismo tal como era en sus orígenes? Aunque se desconoce el nombre del autor o autores del Evangelio de Judas, nadie duda de su pertenencia a alguna de las ramas del gnosticismo, movimiento heterogéneo que aparece en los albores del cristianismo. Aunque había numerosas vertientes gnósticas con particularidades propias, en términos generales creían que Yahvé, el Dios de los judíos, era una especie de dios inferior (el Demiurgo), incluso perverso, que había creado este mundo junto con todas sus imperfecciones. Existía, en cambio, una divinidad superior a Yahvé, que era verdaderamente absoluta, perfecta y todopoderosa. Puede que estos planteamientos teológicos resulten chocantes en el siglo XXI, pero hace 1.700 años el cristianismo luchaba por ganar su identidad en dura pugna con otras creencias y religiones. Estaba considerado poco menos que una secta más del judaismo, y Jesús, en el mejor de los casos, sólo un profeta. No fue hasta el triunfo de la facción paulina (liderada por san Pablo) cuando su corpus doctrinal comenzó a ganar adeptos fuera de la comunidad judía y a extenderse por Siria, Asia Menor y Egipto.



CARBONO 14
Un conservador extrae pequeñas muestras de una página del Evangelio de Judas para someterlas al examen de carbono 14. Los análisis determinaron que el códice es auténtico y que pertenece al siglo III o IV de nuestra era.


Los manuscritos bíblicos
Posteriormente a la muerte de Jesús de Nazaret, los cristianos fueron perseguidos por el Imperio romano. Gran parte de los manuscritos de la época que narraban la vida de Cristo se perdieron, otros se transcribieron hasta llegar a las ediciones actuales y otros se ocultaron y hallaron en tiempos recientes.
¿Qué relación tiene el Evangelio de Judas con la biblioteca gnóstica de Nag Hammadi?
 
 


El sitio de El Minya, donde se encontró el Códice Tchacos, está a 260 km al sur de El Cairo, y a unos 340 km al norte de Nag Hammadi, donde se hallaron 13 códices con textos gnósticos en 1945. Los códices de ambos lugares pertenecen a la misma época (alrededor del siglo IV) y son de aspecto similar. Stephen Emmel, profesor de estudios cópticos en la Universidad de Munster (Alemania) afirmó que «el tipo de escritura me recuerda mucho a los códices de Nag Hammadi».
 


En el año 70, las legiones romanas habían sofocado con enorme violencia una revuelta popular en Palestina. Jerusalén fue arrasada y el segundo Templo de Salomón, destruido, a lo que siguió la expulsión de los judíos de su propia tierra (iniciando la diáspora). San Pablo entendió que una de las claves para la supervivencia de la nueva religión pasaba por diferenciarse del judaismo del Antiguo Testamento. Pero la competencia era dura. Incluso en el seno del cristianismo, diferentes creencias y teologías se multiplicaban por doquier, al igual que textos presentados como sagrados. Como ocurría con las reliquias, cada comunidad cristiana tenía sus escritos sagrados predilectos. Los denominados Padres de la Iglesia (la mayoría obispos y ascetas, autores de los principales textos eclesiásticos de la época) comenzaron a realizar intentos para crear un canon oficial, que tardó casi 200 años en definirse por completo, aunque la rápida elección de los cuatro Evangelios canónicos (Marcos, Lucas, Mateo y Juan) dejó fuera del juego a decenas de otros textos, como el Evangelio de Judas. El canon apostólico (por seguir las enseñanzas de los doce apóstoles) cumplía tres funciones: reafirmar la identidad del joven cristianismo, facilitar su enseñanza y combatir las herejías, que ponían en tela de juicio dogmas como la divinidad de Jesús, la virginidad de María o el misterio del Espíritu Santo.


Uno de estos Padres de la Iglesia fue Ireneo de Lyon. En el año 180 escribió el tratado Exposición y refutación de la falsa gnosis, normalmente conocido como Contra las herejías. En sus páginas arremete contra las creencias gnósticas y cita por primera vez, para rebatirlo, al Evangelio de Judas. Es la primera prueba de la existencia histórica del original griego que daría paso, un siglo más tarde, a la copia en copto que recoge el Códice Tchacos. Ireneo confronta el peligro de la herejía gnóstica y se convierte en su gran enemigo.
El Evangelio de Judas recoge buena parte del pensamiento gnóstico, basado en la idea de que la salvación del ser humano sólo puede llegar a través de la revelación individual de un conocimiento (gnosis, en griego) secreto, que permita al espíritu elegido volver a entrar en contacto con la Divinidad. Los seres «comunes», sin chispa de divinidad en su interior, morirían sin poder acceder al mundo espiritual. En la introducción del Evangelio de Judas se asegura que éste es «la conversación secreta de la revelación que Jesús mantuvo con Judas Iscariote». Es decir, es un conjunto de episodios que deben permanecer ajenos para los no iniciados, en los que se presenta a Judas como el discípulo elegido por Jesús.


PALABRAS ESCANDALOSAS


A lo largo de las páginas, se ponen en boca de Jesús expresiones y pensamientos que, sin duda, escandalizaron a Ireneo de Lyon y al resto de la jerarquía apostólica. Por ejemplo, el Mesías aconseja a Judas «sepárate de ellos (por los apóstoles) y te diré los misterios del reino», y afirma que un sacerdote «es un ministro del error» (los gnósticos rechazaban la necesidad de intermediarios con la esencia divina). Los gnósticos, como 200 años más tarde los arríanos, perdieron la batalla contra los defensores de las doctrinas que se convertirían en ortodoxia y canon. Poco a poco, sus enseñanzas se fueron olvidando, sus textos fueron perseguidos y, en algunos casos, destruidos. De ahí la importancia de un texto como el Códice Tchacos, un eslabón más en la cadena de textos antiguos que han llegado hasta hoy, como la biblioteca gnóstica de Nag Hammadi (Egipto), descubierta en 1945, o los manuscritos del Mar Muerto, hallados en Qumrán (Israel) en 1947. El Evangelio de Judas podría ser la clave para entender mejor la época en que el cristianismo y la Iglesia católica comenzaron su andadura para convertirse en la institución más poderosa de Occidente durante los siguientes dos mil años.


Henri-Charles Puech


1902-1986
Historiador’ de religiones francés, especialista en neoplatonismo, hermetismo y gnosticismo. Fue director de estudios en la sección do ciencias religiosas en la École l’ratique des Hautes Eludes, desde líjiíl fue director de la lici’iie ríe l’Hi.itnirc des Iteligions y de 1952 a 1972 ocupó la cátedra de Historia de las Religiones en el Coliche de France. Hntre sus obras destacadas merecen citarse: Histoire des rvligiHiis (1970, 3 vols.) y En quite de la gnose (1978).
A partir del descubrimiento de la biblioteca de Ñau Hammadi, tuvo un rol activo en la difusión y edición de estos manuscritos gnósticos, y fue miembro del comité internacional conformado para la publicación de los textos. Alcanxó renombre internacional con su recopilación de ensayos, Sobn- el mamquefsmo y otros ensayos, publicado en 1979.


PIONERO De formación filosófica, Puech fue uno de los principales impulsores del conocimiento y difusión de antiguos textos gnósticos y maniqueos.
James M. Robinson


1924
Profesor de religión y una de las máximas autoridades sobre la biblioteca de Nag Hammadi. Fue secretario permanente del Comité Internacional de la UNESCO para los códices de Nag Hammadi, y editor general de la primera traducción al inglés (1977). También fue editor general de The Coptic Gnostic Library (1975-1995, 14 vols.). Es uno de los principales expositores de la llamada teoría de la «fuente Q», un texto hipotético sobre el cual se habrían basado Lucas y Mateo para la redacción de sus evangelios. En 2007 publicó The Secrets of Judas, un análisis sobre la figura de Judas y las fuentes que lo mencionan.
EXPERTO El principal aporte de James Robinson fue la traducción integral de la biblioteca de Nag Hammadi al inglés.


Rodolphe Kasser


1927
Filólogo y arqueólogo suizo, uno de los mayores expertos del mundo en idioma copio. Estudió teología en Lausanne y París, y entre 1963 y 1998 fue profesor cíe lengua y literatura copla en la Facultad de Arles de la Universidad de Ginebra. Kstuvo al frente de las excavaciones de la Misión Suiza de Arqueología («óptica en la comunidad monástica de Kellia (Kgipto), habitada entre los siglos IV y IX. Desde 1956 se encargó de la publicación de los manuscriptos coptos (y algunos de los griegos) de los Papiros Bodmer. Fue miembro del equipo que real i/ó la edición en facsímil de la biblioteca de Nag Hammndi. Es vicepresidente de la Sociedad de Egiptología de Ginebra y, desde 2000, presidente honorario de la International Association for Coptic Studies. En 2001 encabezó el equipo auspiciado por la National Geographic Society encargado de reconstruir el Códice Tchacos y de traducir los textos al inglés y al francés, entre los cuales se incluye el Evangelio de Judas, cuya primera edición apareció en 2006.


JEFE DE EQUIPO Rodolphe Kasser estuvo al frente del equipo que tradujo el Evangelio de Judas, en donde también colaboraron Gregor Wurst, Marvin Meyer, Florence Darbre, Frangois Gaudard y Bart D. Ehrman.


Marvin Meyer
1948
Autoridad en gnosticismo, os profesor en la Universidad (‘hapman (I’olí irado), y trabajó en !a traducción di’ National Uoographic del Evangelio de Judas. KM 2007 publicó Jifdos. Su traducción del Bvangeüú de Tomos os l:i versión estándar en inglés. Kn 2007 puhlicó su versión de la bibliolcca de Nag Hanimadi.
TRADUCTOR Las versiones de Meyer sobre antiguos textos gnósticos se cuentan entre las más cuidadas de la actualidad.


Elaine H. Pagels


1943
Profesora en la Universidad de Prin-ceton, trabajó en el equipo original que estudió ios textos de Nag Hammadi. Escribió Los evangelios gnósticos (1979) y El evangelio secreto de Tomás (2003), donde postula que el Evangelio de Juan es una respuesta al gnóstico Evangelio de Tomás. En 2007 publicó El evangelio de Judas.
CONTROVERTIDA Especialista en gnosticismo, ha publicado provocativas teorías acerca de los primeros tiempos del cristianismo.


Florence Darbre


1956
Restauradora suiza, especialista en papiros, graduada en historia del arte y cgiplología por la Universidad de Ginebra. Reside en Nyon y es la encargada de conservar la colección de papiros de la fundación Martin Bodmer, ubicada en Cologny, Suiza (la colección incluye la copia más antigua conocida del Evangelio de Juan). En 2001 fue reclutada para ocuparse de la reconstrucción física del Códice Tchacos, que se encontraba en un estado de extrema fragilidad. La tarea demandó cinco años de laboriosa y
paciente dedicación.
RESTAURACIÓN Es una de las personas más capacitadas del mundo en la recuperación de textos antiguos.


Una traición anunciada


El mural sobre tempera pintado a fines del siglo XV por Leonardo da Vinci es una de las grandes obras de arte de la humanidad. Se encuentra en el monasterio Santa María delle Grazie, en Milán. La pintura ha influenciado enormemente la percepción popular de Jesús, Judas y los apóstoles.


¿Quién fue en verdad Judas Iscariote?


Es muy difícil trazar un perfil biográfico de Judas Iscariote. Las principales fuentes sobre su vida reflejan una clara hostilidad hacia su figura, debido a su traición a Cristo. Con todo, su figura siempre ha presentado una gran fascinación.


La Iglesia católica da por sentada la existencia histórica de Judas. En el ámbito académico, en cambio, se está lejos de poder dar un dictamen irrevocable: algunos consideran que Judas es un personaje ficticio creado por la comunidad cristiana en sus inicios o que, al menos, los eventos más característicos de su biografía (como la traición a Jesús) son inventados. Más allá de esta discusión, se puede intentar trazar un perfil histórico de Judas, de acuerdo con la escasa información de que se dispone. En el Evangelio de Juan se menciona a su padre, Simón Iscariote; este último nombre, transmitido de padre a hijo, parece indicar una procedencia. Se ha propuesto que significa «hombre de Keriyot» (una aldea del sur de Judea), aunque hay otras etimologías posibles. La única fuente de datos sobre Judas Iscariote es el Nuevo Testamento, donde aparece citado en 22 ocasiones, y en todas se recuerda que él va a ser el discípulo traidor. Juan el evangelista lo convirtió en un ser terrible, que ya había dado muestras de su carácter perverso como tesorero de la comunidad que seguía a Jesús «porque era ladrón y como tenía la bolsa, sustraía de lo que metía en ella».
MUERTE DUDOSA


En cuanto a su muerte, ni los cuatro evangelistas se ponen de acuerdo. Una versión asegura que Judas se arrepintió de su acto y que, después de arrojar las 30 monedas en el templo (el precio de su traición), se ahorcó. Con el dinero, los pontífices compraron un campo en el que lo enterraron. Otra, que con ese dinero el propio Judas compró un campo, pero se cayó de cabeza: «se reventó por en medio y todas sus entrañas se derramaron», según los Hechos de los Apóstoles. Buena parte de la fama de Judas se debe a la Leyenda dorada, recopilación de relatos basada en textos apócrifos sobre santos y leyendas cristianas, realizada por Santiago de la Vorágine en el siglo XIII. Aquí se recoge una biografía de Judas según la cual éste, antes de conocer a Cristo, vivió una vida llena de pecados, paralela al mito de Edipo: fue abandonado por sus padres y más tarde mató a su padre y se casó con su madre (sin conocer el vínculo familiar que lo unía a ellos). Luego de descubrir su error, ingresó al círculo de discípulos de Jesús, quien lo acogió después de perdonarlo por sus pecados. Poco importa que Santiago de la Vorágine aclare, al final de su narración, que no cree en la veracidad de la historia. Para sus lectores encajaba a la perfección dentro del perfil de una de las figuras más odiadas de la cultura occidental.


¿Tuvo existencia histórica Judas Iscariote?


Las exiguas fuentes sobre Judas impiden tener certezas sobre la historicidad de este personaje. Se ha señalado que su supuesta invención habría presentado más dificultades que soluciones para los primeros cristianos: la existencia de Judas planteó un duro problema en la conversión de acólitos. ¿Por qué se habría airiesga-do la Iglesia a inventar’ un personaje que ponía en peligro la prédica del Evangelio? No obstante, un prestigioso investigador, el español José Montserrat Torrents, afirma sin rodeos: «Los episodios de su traición se diluyen en la nebulosa de la pugna que enfrentó a los cristianos helenizantes con los judíos de Jerusalén. Judas, cuyo nombre significa judío, no pudo traicionar a Jesús porque, probablemente, no existió».


Judas Iscariote en el arte


Judas ha sido uno de los personajes favoritos del arte cristiano. Ya sea en óleos, murales o iluminaciones, relieves o esculturas de cuerpo entero, se lo ha retratado con preferencia en dos momentos clave: durante la Última Cena (donde se destaca, separado del grupo), y en el beso de la traición.


Manuscrito medieval
 


Iluminación del siglo XV, en dónelo se representa el beso de Judas en H jardín de Getsemaní. Los dos personajes tle la izquierda son soldados romanos (anacrónicamente vestidos con ropas pertenecientes a la época en que se realizó la ilustración), mientras que la figura de la derecha es un obispo. Judas Iscariote está presentado como pelirrojo y con abundante barba, una Corma usual de caracterizarlo durante la Kdad Media. Tradicionalmente el cabello rojo era considerado signo de temperamento violento y pasional. La ilustración pertenece a un manuscrito alemán de la obra anónima en verso Specutum Humanae fíaloationis («Espejo de la salvación humana»), conservado en la Biblioteca Británica. La obra original es de comienzos del siglo XIV y fue un libro de gran popularidad durante la Edad Media, debido a su presentación sencilla de la teología, con abundantes ilustraciones. Fue uno de los primeros libros en ser impresos en Occidente y uno de los más vendidos en los siglos iniciales de la imprenta.


ESCULTURA


Grupo escultórico que muestra el beso de Judas, en la Scala Sancta, dentro del Palacio de Letrán. que pertenece al Vaticano.


VIDRIERA GÓTICA


La traición de Judas en un vitral de estilo gótico. El beso de Judas es un motivo clásico en las vidrieras de las catedrales católicas, que narran episodios de la vida, muerte y resurrección de Jesús. En 1991 el papa Juan Pablo II
estableció un nuevo vía crucis (que no anula el tradicional), en el cual la segunda estación es el beso de Judas.


ESTILO ROMÁNICO


Relieve en la fachada de la abadía benedictina de Saint-Gilíes, en el sur de Francia. La construcción es del siglo XII y es un ejemplo sobresaliente de arquitectura románica.


PINTURA


Fresco bizantino de 1212 en la iglesia de san Juan de la Cruz (declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO), Capadocia, Turquía.


GRABADO


Uno de los grabados del francés Gustave Doré para su célebre edición de la Biblia de 1866. Jesús aparece tenso ante el acercamiento de Judas.


RENACIMIENTO


Detalle de La Último Ceno del florentino Andrea del Sarto (1527), que ubica a Judas en un extremo, enfrentado a Jesús y los apóstoles.


Enfrentado a Jesús


La versión de Lo Último Cena de Andrea del Castagno (1447) se encuentra en el convento de Sant’Apollonia (hoy un museo de arte), en Florencia. Presenta a Judas de la manera convencional: enfrentado al resto de los discípulos, del lado opuesto de la mesa donde se sienta el resto. Su rostro, en un rictus tenso, contrasta con el sueño apacible de Juan, reclinado casi sobre el brazo de Jesús.


¿Quién redactó el Evangelio de Judas?


Los textos incluidos en el Códice Tchacos están escritos en un dialecto del copto y reflejan las antiguas enseñanzas de un grupo gnóstico. Posiblemente, fue ocultado para evitar que cayera en manos de las autoridades episcopales.
 


El autor o autores del Evangelio de Judos permanecen en el anonimato, pero es indudable su pertenencia a alguna de las ramas del gnosticismo. Según todas las señas de la obra, el Evangelio… es una traducción de un texto griego, que habría sido el documento conocido por el obispo Ireneo. El griego era el idioma en el que se redactó prácticamente la totalidad de los textos canónicos y apócrifos del Nuevo Testamento. El códice se habría escrito en zonas de actividad gnóstica (Alejandría, Siria o Asia Menor), y de allí se habría enviado a una comunidad en el Egipto Medio. Se desconocen las características del grupo que custodiaba estos libros, pero todo parece indicar que no se trataba de una comunidad gnóstica, sino de monjes cristianos, que se servían de estos textos en tiempos en que su contenido no estaba sancionado como herético. Más tarde, cuando la Iglesia encontró el apoyo del Imperio romano, muchos de estos libros fueron escondidos para evitar su destrucción. Este parece ser el caso del Códice Tchacos, hasta que fue descubierto en 1978.
EL GNOSTICISMO


En el Evangelio de Judas se encuentran los principales dogmas del gnosticismo, un movimiento heterogéneo con múltiples divisiones, originado en un ámbito judío precristiano, que aglutinó elementos de religiones y filosofías de raíces sirias, persas, egipcias y griegas. Los gnósticos creían que los seres humanos (y todo el universo) estaban conformados por tres elementos: materia, psique y espíritu. Estos elementos dan lugar a tres tipos de seres humanos. Sólo los espirituales, con una chispa de divinidad en su interior, tienen garantizada la salvación, gracias a su propia naturaleza. Esta estirpe («que es anterior al cielo, a la tierra y a los ángeles», según afirma Jesús en el Evangelio de Judas) es la única destinataria de las verdaderas enseñanzas. Los seres materiales están destinados a la destrucción, mientras que los psíquicos (seguidores del judaismo o del cristianismo) tienen la posibilidad de salvarse a partir de la instrucción en las doctrinas gnósticas. El gnosticismo era un movimiento dualista (lo material lleva al pecado; lo espiritual hace referencia al Uno) y, sobre todo, iniciático. Esto se unía, como se refleja en el Evangelio de Judas, a una cosmogonía compleja, donde diversas divinidades (Barbelo, Yaldabaot, Sacias) conviven con leones, luminarias y estrellas. Con la posición de poder que fue adquiriendo el cristianismo, quedó relegado a una forma de culto minoritario y, desde su declaración como herejía, proscrito.


AUTOR ANONIMO


Iluminacion del siglo IX que representa a San Mateo escribiendo su evangelio.


¿En qué idioma fue escrito este Evangelio?


El término «copto» deriva de la palabra qubti, que es como los conquistadores árabes del siglo Vil denominaban a los habitantes del Valle del Nilo. Qitbtiera la transcripción al árabe de la palabra griega aigup-tios. Es decir, «copto» quiere decir «egipcio». El copto era la lengua popular del Egipto romano, escrita en caracteres procedentes del alfabeto griego, mas algunos caracteres adicionales provenientes del demótico (forma de escritura derivada del hierático, a su vez derivación y simplificación del sistema jeroglífico egipcio).
Las 33 hojas del Códice Tchacos están escritas en sahídico, uno de los dialectos principales del copto. A lo largo del texto se encuentran palabras de origen griego (como logas, «palabra» o «discurso»), que revelan la dependencia de un original en este idioma. También hay rastros de mesokemético, otro dialecto copto, que se cree era la lengua originaria del traductor del texto. El copto cayó en desuso a partir de la ocupación árabe y desapareció prácticamente a partir del siglo XIII. Hoy ha quedado reducido a la liturgia de la Iglesia copta.


¿Es Judas un traidor o una figura heroica?


Para algunos, Judas es -en el evangelio que lleva su nombre- el verdadero discípulo fiel, depositario de conocimientos secretos transmitidos sólo a él. Otros creen que, en el relato, Judas efectivamente traiciona a Jesús.


MOMENTO CLAVE


El episodio de la traici’on de Judas *que se dispone a besar a Jesus(, en la celebre pintura de Giotto.


Cainitas y séticos


Ireneo de Lyon designó con el nombre de cainitas al grupo gnóstico que escribió el Evangelio de Judas. Los caracteriza como seguidores de Caín, Esaú y los sodomitas, todos personajes presentados desfavorablemente en el Antiguo Testamento. Algunos estudiosos actuales plantean dudas sobre la existencia real de este grupo, mientras que señalan que el Evangelio de Judas posee características inequívocas de otro grupo gnóstico, los séticos (que se decían seguidores de Set, hijo de Adán y Eva). Sin embargo, también se ha postulado la hipótesis de que los pasajes séticos del Evangelio… son interpolaciones posteriores, de manera que la cuestión está lejos de ser clara.
 


La pregunta parece ociosa: para el cristianismo Judas es el arquetipo del traidor, del ser humano perverso y pecador. Sin embargo, incluso mucho antes de la aparición del Evangelio de Judas hubo quienes se preguntaron si la conducta de Judas era realmente reprobable. Epifa-nio de Salamina, uno de los Padres de la Iglesia, resume esta postura herética en su obra Botiquín contra ¡as herejías, de fines del siglo IV: «[Judas] hizo todo lo posible por traicionarle [a Jesús] y realizar una obra buena para nuestra salvación. Y debemos alabarle, ya que la salvación de la cruz se realizó por medio de él». En el núcleo de esta atra-yente perspectiva se encuentra el axioma de que nada ocurre fuera del plan sagrado de Dios. En ese caso, ¿puede considerarse a Judas un verdadero traidor? Sin él no se habría producido la crucifixión y, sobre todo, la resurrección de Jesús. ¿Deja de ser su acción, entonces, reprochable? Ya en los evangelios sinópticos (Marcos, Mateo, Lucas), se ponen en boca de Jesús palabras que intentan dar cuenta de esta aparente paradoja, haciendo referencia explícita a Judas: «El Hijo del hombre se va, como está escrito de él, pero iay de aquel por quien el Hijo del hombre es entregado! ¡Más le valdría a ese hombre no haber nacido!»


Epifanio, por su parte, es lapidario en su condena de este punto de vista herético: «Judas no lo entregó sino a partir de la ignorancia, la envidia y el ansia de la negación de Dios». Las controversias sobre el rol de Judas están hoy más vigentes que nunca, aunque ya no desde el punto de vista de la discusión teológica, sino a partir de los análisis de los estudiosos académicos.
Hoy la polémica no pasa tanto por dilucidar si Judas fue un traidor o un héroe, o por si quiso perjudicar o no a Jesús; el objetivo actual es, quizás, más modesto. Ya que ni siquiera podemos estar seguros de la existencia histórica de Judas, la crítica especializada se pregunta cómo retrata a Judas el evangelio que lleva su nombre.


NUEVAS PERSPECTIVAS


La respuesta, a partir de la crítica de Ireneo de Lyon, parecía ser de fácil resolución: Judas se presenta, entre los gnósticos, como un héroe. No obstante, la publicación del Evangelio de Judas dividió aguas entre quienes creen que el texto recientemente recuperado apoya la visión tradicional de Ireneo, y los estudiosos que consideran que, a pesar de su carácter gnóstico, el Evangelio de Judas muestra a éste como un traidor y un ser perverso, igual que los evangelios canónicos. No colabora en el esclarecimiento de estas cuestiones el hecho de que la traducción de algunos pasajes del manuscrito admita distintos sentidos (incluso contrarios) y, por si fuera poco, que haya importantes lagunas en partes claves del texto. Los abanderados de la postura revisionista son April DeConick, de la Rice Univer-sity, de Houston, Texas, y el canadiense Louis Painchaud, de la Faculté de Théologie et Sciences Religieuses, de la Universidad de Laval, en Qué-bec. A pocos meses de la primera traducción del Evangelio de Judas (a cargo de Rodolphe Kasser, publicada por la National Geographic Society), estos y otros investigadores detectaron fallas en la traducción que, según ellos, modificaba de manera radical el sentido del texto. Mientras que, según el equipo de la National Geographic, «se presenta a Judas Iscariote como una figura completamente positiva, un modelo para todos los que quieran seguir a Jesús», a quien «entregó para que muriera y pudiese volver a su morada celestial», para los revisionistas Judas es caracterizado de manera negativa. April DeConick llega al extremo de considerar que, para este evangelio, Judas es un «demonio maligno».


FALLAS DE TRADUCCIÓN


Dos importantes críticas de traducción son: en un pasaje se denomina a Judas un daimon. La primera traducción vertió el término como «espíritu». Los críticos hicieron notar que daimon es un término negativo entre los gnósticos, que debía traducirse por «demonio». En otro caso, Judas le dice a Jesús: «me has apartado para esta generación» (la de los seres espirituales, que alcanzan la vida eterna). La crítica advierte que una traducción más correcta sería: «me has apartado de esta generación», indicando que Judas no participa de los seres espirituales. Es importante recordar aquí los conceptos clave del gnosticismo sobre los elementos que constituyen al ser humano: materia, psique y espíritu, que dan lugar a tres tipos correspondientes de personas: material, psíquico y espiritual. El equipo de la National Geographic entiende que el Evangelio de Judas caracteriza a Judas como un ser espiritual, aún teniendo en cuenta las correcciones de traducción propuestas por los revisionistas. Éstos consideran que Judas es, ya un ser material (demoníaco), ya un psíquico; en todo caso, es incapaz de alcanzar la salvación de los gnósticos. No obstante, en algunos pasajes del Evangelio… se muestra de manera inequívoca el lugar especial de Judas: «Sus espíritus [los de los apóstoles] no osaron erguirse ante él [Jesús], excepto Judas Iscariote»; «Sabiendo que Judas reflexionaba sobre algo elevado, Jesús le dijo: ‘Mantente alejado de los otros y te explicaré los misterios del reino'»; «Pero tú los superarás a todos ellos, porque tú sacrificarás el hombre que me reviste». De ser correcta la hipótesis que mantiene que los gnósticos también consideraban a Judas un traidor, se abren nuevos interrogantes: ¿por qué Jesús decidió, en esta obra, revelar un conocimiento esotérico a una persona considerada incapaz de ser transformada por esta gnosis? Lo único que puede afirmarse es que no hay un acuerdo que resuelva la cuestión de manera satisfactoria para todo el mundo.


REMORDIMIENTO


Judas devuelve a las autoridades del templo el soborno por el cual entregó a Jesús. La perspectiva cristiana no deja dudas sobre la traición de Judas, que obró haciendo uso del libre albedrío. El Evangelio de Judas finaliza su narración en el momento en que Judas acepta 30 monedas en pago de su traición. La pintura es una acuarela de 1879 del artista británico de origen alemán Hubert von Herkomer.


EL DEMIURGO


En varios textos gnósticos se denomina Yaldabaot (nombre que aparece en El Evangelio de Judas) al Demiurgo, el dios perverso creador de este mundo. Se lo solía representar como una serpiente con rostro de león, lo que recuerda figuras grotescas de edificios arquitectónicos, como la de la imagen, que adorna el edificio del Tribunal de Allegheny, en Pittsburgh (EE.UU.).


Las 30 monedas


Algunos destacan el escaso valor de una traición por 30 monedas, aunque también se señala que la cantidad podía no ser insignificante (los evangelios afirman que con ese dinero se adquirió un campo). El relato de los evangelios remite a pasajes de libros proféticos del Antiguo Testamento para justificar el precio de la traición como un hecho previsto en los libros sagrados.


¿Cómo se determinó el canon de la Iglesia?


La primera propuesta de un canon para las escrituras cristianas fue realizada por Marción, un clérigo del siglo II, hijo del obispo cristiano de Sínope (hoy Sinop, en Turquía). Fuertemente influenciado por el gnosticismo, sólo convalidaba las epístolas de Pablo y parte del Evangelio de Lucas. Debido a sus creencias no ortodoxas fue excomulgado. La primitiva iglesia cristiana comenzó a delinear su canon en buena medida para contrarrestar esta iniciativa de Marción, que por aquel momento llegó a reunir un buen número de seguidores.
Ireneo y Tertuliano ya postularon (contemporáneamente a Marción, a mediados del siglo II) la elección de los evangelios de Marcos, Mateo, Lucas y Juan (imagen superior). Atana-sio de Alejandría, en el año 367, por su parte, definió los 27 libros que conforman el Nuevo Testamento. El papa Damasio I los refrendó en 382. En los sínodos de Hipona (393) y Cartago (397-419) se estableció el canon de forma definitiva. Sin embargo, el Nuevo Testamento no fue declarado oficialmente dogma de la Iglesia hasta el Concilio de Trente (1545-1563).


¿Qué pasó con el papiro tras ser hallado?


Desde que fue encontrado en Egipto hace más de 30 años, la existencia del códice que contiene el Evangelio de Judas ha sido de todo menos tranquila. Pasó por tres continentes antes de que se pudiera salvar de un deterioro irremediable.


Después de pasar oculto casi dos milenios, el Evangelio de Judas volvió a la luz en 1978, cuando fue encontrado en una caja de piedra olvidada en el desierto del Egipto Medio. Su anónimo descubridor, que seguramente realizaba búsquedas furtivas de obras de arte, lo hizo llegar al mercado de antigüedades de El Cairo. Allí acabó en manos de un marchante llamado Hanna. Estaba en trata-tivas para su venta cuando el códice fue robado, junto con otras piezas de arte de gran valor. Hanna no pudo recuperarlo hasta 1982, gracias a la ayuda de un comerciante griego. Un año más tarde, auxiliado por su contacto griego (Hanna no hablaba inglés), el anticuario cairota organizó en Ginebra un encuentro con especialistas de poderosas entidades académicas para ofrecerles la compra de tres textos antiguos. Uno de ellos era el códice que contenía el Evangelio de Judas. Los expertos sólo tendrían una hora para poder echar un vistazo a los documentos. Las fotografías y las notas estaban prohibidas. A la hora de negociar, Hanna pidió tres millones de dólares. Sus «invitados» sólo llevaban 50.000, y la compraventa fracasó. Hanna decidió volar a Estados Unidos en 1984, pero sus potenciales clientes rechazaron la compra de un manuscrito que creían -con razón- que había salido ilegalmente de Egipto.
PELIGRO DE DESTRUCCIÓN


Esperando tiempos mejores, tomó una decisión que estuvo a punto de acabar con el códice: lo metió en la caja de seguridad de una oficina bancaria en la localidad de Hicksville, a pocos kilómetros de Nueva York. Durante 16 años, el códice se fue descomponiendo poco a poco, merced a condiciones que no eran adecuadas para su conservación. En abril del año 2000, la anticuaría Frieda Nussberger-Tchacos, que llevaba años interesada en el códice, pagó 300.000 dólares por él. Ella también intentó venderlo a instituciones como Columbia o Yale, sin suerte. El abogado y colaborador de Nussberger, Mario Roberty, la convenció para que cediera la propiedad del códice (ya conocido como Códice Tchacos) a su propia Fundación Mecenas de Arte Antiguo, con sede en Basilea. El códice llegó legalmente a Suiza en febrero de 2001. Roberty contactó entonces con National Geographic Society, entidad que, junto al Instituto Waitt de Hallazgos Históricos, aceptó sufragar la urgente reparación del papiro, así como su traducción. El largo proceso de restauración, dirigido por el profesor Rodolphe Kasser, culminó en 2006 con la presentación en sociedad del resucitado Evangelio de Judas.


Salvado de milagro


Cuando el experto Kodolphe Kasser tuvo entre sus manos el frágil Códice Tchacos afirmó que nunca había manipulado un ejemplar en tan pobre estado. Las condiciones únicas que lo habían preservado durante 1.700 años en una cueva de Kjíipto no pudieron hacer nada frente al deterioro causado en unos pocos años por la codicia de los traficantes de antigüedades. Los 16 años que el libro pasó en una caja de seguridad, sometido a una corrosiva humedad, fueron tremendamente destructivos.


Los rostros de Judas en las obras de ficción


Judas Iscariote ha seducido a artistas e intelectuales, fascinados por el mito del perfecto traidor. Jorge Luis Bordes escribió en 1944 el visionario cuento Tres versiones de Judas, en donde un profesor denuncia la inutilidad del beso que identifica a Jesús, perfectamente conocido en Jerusalén. Borges perfila, medio siglo antes de la publicación del Evangelio de Judas, un Iscariote que acepta ser un traidor para que Jesús pueda ser crucificado y resucitar. Otros autores que han tratado la figura de Judas son Mikhail Bulgakov, José Saramago o Leonid André-yev. Quizás la reivindicación más conocida sea el polémico musical Jesucristo Superstar (abajo), con libreto de Tim Rice y música de Andrew Lloyd Webber, estrenado en 1971. La obra narra los días de la Pasión desde la óptica de un Judas Iscariote negro y contra-cultural. Norman Jewison rodó una famosa adaptación al cine en 1973.


El rescate del Códice Tchacos


La ciencia y la tecnología de avanzada han permitido determinar la autenticidad del códice, a la vez que facilitaron de manera inconmensurable las pesadas tareas de reconstrucción y conservación del texto, a partir de hojas de papiro en notorio estado de decadencia material.


Exámenes al manuscrito


Numerosos exámenes científicos se realizaron al manuscrito para autentificar su antigüedad: tanto las pruebas de carbono 14 como el análisis de la tinta, el estudio paleo-gráfico, la evidencia contextúa! y las imágenes multiespec-trales confirmaran que el Códice Tchacos fue escrito entre los siglos III y IV d.C.


Hipótesis alternativas


¿Ha condenado la Iglesia católica a Judas?
En la Divina Comedia, Dante reserva el peor lugar del Infierno para Judas. Allí, en el último círculo del Infierno, se lo representa en el acto de ser devorado por Satanás, quien lo traga de cabeza. Sin embargo, el profesor de estudios católicos de la Universidad de Florida, Dr. Thomas Williams, recuerda: «Si bien la Iglesia católica cuenta con un proceso de canonización por el que declara que algunas personas están en el cielo, como los santos, no prevé un proceso de este tipo para declarar que una persona está condenada. Históricamente, muchos pensaron que Judas está probablemente en el Infierno, debido al severo juicio de Jesús: ‘Hubiera sido mejor para ese hombre no haber nacido’, se puede leer en el Evangelio de Mateo (26:24). Pero incluso estas palabras no son una evidencia concluyente respecto a su suerte. En su libro de 1994, Cruzando el umbral de la esperanza, Juan Pablo II escribió que estas palabras de Jesús ‘no aluden a la certeza de la condena eterna'» En 2006, cerca de la fecha en que se exhibió el documental por televisión, el papa Benedicto XVI realizó declaraciones -sin referirse explícitamente al Evangelio de Judas- que reflejan la postura oficial de la Iglesia católica al respecto : «Judas juzga a Jesús según las categorías del poder y del éxito: para él sólo el poder y el éxito son la realidad; el amor no cuenta»



CASTIGO ETERNO
Dante Alighieri, en un retrato del florentino Domenico di Michellno. En su obra cumbre, ubica a Judas en lo más profundo del Infierno, junto con Casio y Bruto, asesinos de Julio César.


¿Es una obra de ficción el Evangelio de Judas?


Para las iglesias cristianas, además de estar fuera del canon sancionado por las autoridades eclesiásticas, el Evangelio de Judas (así como los libros apócrifos en general) es una obra de ficción sin ninguna relación con los hechos históricos. Ireneo resalta el hecho de que los evangelios gnósticos eran textos recientes, sin la autoridad que conlleva la transmisión tradicional, cercana a los acontecimientos que narran: «Los valentinianos […] titulan el Evangelio de la Verdad el que han escrito hace poco tiempo, libro que en nada concuerda con los evangelios de los Apóstoles» En ambientes gnósticos (se fuera consciente o no de la inexactitud histórica de los hechos que contenían algunos evangelios gnósticos), era de mayor importancia el valor filosófico de los textos que su rigurosidad fáctica. La mayoría de los evangelios gnósticos presentan a un personaje del círculo íntimo de Jesús que recibe un conocimiento esotérico (oculto). El método es análogo al de Platón y otros autores de la Antigüedad, que utilizaban a determinados personajes históricos de su época como protagonistas de sus obras.


¿Conoció Ire-neo de Lyon el Evangelio de Judas?


La primera noticia del Evangelio de Judas procede de Ire-neo de Lyon (fines del siglo II), quien asocia el libro con un grupo gnóstico denominado «cainitas», que se presentaban como seguidores de Caín. La crítica académica ha observado, no obstante, que el texto no presenta las características señaladas por Ireneo, ya que allí no se mencionan ni a Caín ni a otros antihéroes del Antiguo Testamento. Gregor Wurst (que participó en la traducción de la National Geogra-phic del Evangelio…) señala que «la identificación del Evangelio de Judas de Ireneo con el del Códice Tchacos es difícil», y concluye: «Tendríamos que suponer la existencia de más de un Evangelio de Judas en circulación entre las comunidades gnósticas de la Antigüedad» A la inversa, además de la ausencia de referencias explícitas a Caín en el Evangelio de Judas, el texto sí contiene profundos ataques contra los Apóstoles (se los presenta como asesinos de sus propios hijos, entre otras cosas); sorprende que Ireneo no haya hecho ninguna mención a estos pasajes del evangelio gnóstico.


¿Fueron los gnósticos inspiradores de movimientos ocultistas?


Pueden encontrarse influencias gnósticas en ciertas ramas modernas del satanismo y del luciferismo; este último rescata la figura judeocris-tiana de Lucifer, el «ángel caído» («Lucifer» significa «portador de luz», esta última identificada con el conocimiento, o gnosis). Ciertas sectas gnósticas reverenciaban a la serpiente del Edén, en tanto que dadora de sabiduría; la identificación gnóstica del Dios judío y cristiano (Yahvé) con el Demiurgo (entidad perversa) y la concepción de una divinidad benéfica superior es también una característica que heredaron grupos ocultistas, especialmente durante el siglo XIX.



LA SERPIENTE DEL EDÉN
Adán y Eva junto a la serpiente, bajo el Árbol del Conocimiento, en un relieve del escultor y arquitecto del siglo XIV, Lorenzo Maitani.


¿Fue mutilado intencionalmente el Códice Tchacos?


Se sabe que el códice fue manipulado por los traficantes que lo tuvieron entre sus manos durante casi un cuarto de siglo: se reordenaron las páginas (se pusieron al comienzo las que se hallaban en mejor estado) y se arrancaron varias hojas, muchas de las cuales aún no se han recuperado. Sin embargo, en la línea de las teorías conspi-rativas, también se ha sugerido que la Iglesia habría quitado las últimas páginas del Evangelio de Judas (de ahí que finalice de manera abrupta), para evitar que salieran a la luz supuestas escandalosas doctrinas del evangelio. Esto es rechazado de plano tanto por la Iglesia como por la crítica académica.


EL PODER DE LA IGLESIA
Pintura de la plaza de San Pedro. El Vaticano es el eje de polémicas y teorías conspirativas respecto de tratados gnósticos y heréticos.


¿Existe una copia del Evangelio de Judas en el Vaticano?


Desde los ataques protagonizados por Ireneo de Lyon y otros Padres de la Iglesia a mediados del siglo II, el gnosticismo fue perseguido por las autoridades de la Iglesia. Se prohibieron y, en algunos casos, destruyeron las escrituras que pudieran contradecir los textos canónicos y fomentar la herejía. Se ha llegado a afirmar que se habrían conservado copias de algunos de estos textos en un archivo secreto del Vaticano, incluida una versión del Evangelio de Judas. Esta última sospecha fue sugerida por Mario Rober-ty, presidente de la Fundación Mecenas, que adquirió el Códice Tchacos en 2005. Estas acusaciones, sin evidencia que las sustenten, parecen olvidar que muchos de los principales estudiosos de textos apócrifos fueron sacerdotes.


¿Fue Simón el Mago un gnóstico?


En los Hechos de los Apóstoles se menciona este personaje, un mago samaritano que presentó una dura competencia para los primeros cristianos y que, incluso, llegó a formar parte del movimiento cristiano. No obstante, fue echado del grupo cuando les ofreció dinero a los Apóstoles a cambio de poder efectuar la imposición de manos (que éstos poseían por obra y gracia del Espíritu Santo). Aparece también en el apócrifo Hechos de Pedro, enfrentado a este último. San Justino Mártir, Ireneo de Lyon, Hipólito de Roma y Epifanio de Salamina lo señalan como el fundador de una corriente gnóstica. Los simonianos -grupo gnóstico del siglo II- reconocían como su fundador a Simón el Mago. Se le atribuye una obra llamada Apophasis Megale («La gran declaración»), y muchos autores lo consideran un «proto-gnóstico».


¿Fue Judas un revolucionario independentista?


Ya en 1974, el antropólogo Marvin Harris propuso (en su libro Vacas, cerdos, guerras y brujas) que el movimiento iniciado por Jesús fue una acción militar revolucionaria, en el marco de un clima de lucha muy difundido en Palestina en aquella época. Las revueltas se alzaban tanto en contra de la opresión de los aristócratas de Jerusalén como del Imperio romano (que controlaba la región desde el año 64 a. C.). Judas Iscariote habría sido uno de los militantes más activos del grupo de Jesús. Harris relaciona el nombre «Iscariote» con sicarii, un grupo extremista judío: «La palabra que utiliza Josefo para identificar a los homicidas hombres del puñal» Y agrega: «En algunos manuscritos del latín clásico, Judas se llama en realidad Zelotes» Los zelotes pertenecían a un movimiento político judío que incitaba a la rebelión contra Roma mediante la lucha armada. Los sicarii, precisamente, eran un desprendimiento de este grupo. Para Harris, Judas «podría haber traicionado a Jesús por razones tácticas o estratégicas», tal vez disconforme con el rumbo que Jesús daba a la revuelta.


¿FueJudas crucificado en lugar de Jesús?


Una obra tardía, de fines del siglo XVI, llamada Evangelio de Bernabé, afirma que Jesús no murió en la cruz, sino que fue elevado al cielo antes de la Pasión. En cambio, el traidor Judas Iscariote fue puesto en su lugar, milagrosamente transfigurado de manera tal que todos creían que era Jesús. La obra se preserva en dos manuscritos (uno en italiano, otro en español) y muestra claras influencias musulmanas (se menciona a Mahoma, además de fórmulas sagradas islámicas). No obstante, algunos piensan que parte de las afirmaciones de este evangelio hacen referencia a tradiciones gnósticas de la Antigüedad.





¿FALSA CRUCIFIXIÓN?
Cristo en la cruz, según El Greco. Algunos gnósticos consideraban que Jesús no murió crucificado.

http://ccoo-chilecomparte.blogspot.com.es/2012/01/el-evangelio-heretico-de-judas.html

3 comentarios en “El Evangelio herético de Judas Iscariote

  1. DE LOS GNOSTICOS ME FIO POCO. NADA, MEJOR DICHO. Y JUDAS, EFECTIVAMENTE SE AHORCO ARREPENTIDO. CIERTAMENTE CUMPLIO SU MAYOR OBRA: TRAICIONAR AL CRISTO. JUDAS ERA MUY DE TRADICIONES JUDAICAS… Y MUY PREOCUPADO DE SU PAPEL Y DEL RESPETO SOCIAL. EL HECHO DE QUE JESUS ECHARA, ARMANDO UN TREMENDO ESCANDALO, A LOS MERCADERES DEL TEMPLO ES LO QUE HIZO AL ISCARIOTE DUDAR, DEFINITIVAMENTE, DEL MAESTRO (EN GRANDES MAYUSCULAS Y LETRAS DE ORO). Y , FUE JESUS MISMO EN LA ULTIMA CENA EL QUE LE INQUIRIO : «VE Y CUMPLE CON TU TAREA». QUIERO DECIR QUE, HAY MUCHAS FALSAS INTERPRETACIONES ACERCA DE CRISTO. MUCHA MANIPULACION Y QUE, SE PUEDE CONOCER A CRISTO MEJOR, POR OTRAS VIAS QUE LA BIBLIA. AUNQUE MUCHOS CERRUNOS NO LO CREAN. ELLOS SE LO PIERDEN.

  2. Me quedo con la versión de la Biblia, siempre que aparece un escrito de esos siempre trae confusión cuando la verdad está ya escrita y relatada.

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