LOS REYES MAGOS, ¿QUIÉNES FUERON Y DE DÓNDE PROCEDÍAN?

Los Reyes Magos, también conocidos como los Magos de Oriente, son personajes que tienen su origen en el Evangelio de Mateo, que es la única fuente que los menciona. Es poco lo que Mateo dice sobre ellos. Particularmente no indica el número específico de sus componentes, ni su procedencia.

Parece ser que, sólo por el hecho de que el relato evangélico indicara que trajeron tres dones (oro, incienso y mirra), se dio por sentado que eran tres los personajes. Aunque también, en algún momento, las distintas tradiciones han señalado que eran dos, cuatro, siete y hasta doce.

Unas historias cuentan que además de estos tres reyes magos, había un cuarto. En algunas leyendas se le da el nombre de Artabán. Este rey mago no tiene un fundamento bíblico.
Según los arménios, fueron doce, por lo que les asignan doce nombres diferentes. Estos nombres tampoco se mencionan en la Biblia.
Sin embargo, es común señalar sólo a tres: «Melchor», «Gaspar» y «Baltasar», que supuestamente equivalen en griego a «Appellicon», «Amerín» y «Damascón» y en hebreo a «Magalath», «Galgalath» y «Serakin», y que iban guiándose por una «estrella» que les condujo hasta Belén. Allí buscaron al Niño Jesús recién nacido y le adoraron, ofreciéndole oro (representando su naturaleza real, como presente conferido a los reyes), incienso (que representa su naturaleza divina, empleado en el culto en los altares de Dios) y mirra (un compuesto embalsamador para los muertos, representando el sufrimiento y muerte futura de Jesús).

La primera vez que surgen estos nombres es en la Iglesia de San Apolinar Nuova, en Ravenna (Italia). El friso de la imagen está decorado con mosaicos de mediados del siglo VI que representan la procesión de las Vírgenes. Esta procesión está conducida por tres personajes vestidos a la moda persa, tocados con un gorro frigio y su actitud es la de ir a ofrecer lo que llevan en las manos a la Virgen, que está sentada en un trono y tiene al Niño en su rodilla izquierda. Encima de sus cabezas se pueden leer tres nombres, de izquierda a derecha: Baltasar, Melchor, Gaspar…

Poco a poco la tradición ha ido añadiendo otros detalles a modo de simbología: se les ha hecho representantes de las tres razas conocidas en la antigüedad, representantes de las tres edades del hombre y representantes de los tres continentes (Asia, África y Europa).
Si bien parece contradictorio que practicantes de la magia, severamente amonestada tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, sean admitidos como adoradores del Mesías, el término griego μάγος (mago) no era utilizado únicamente para referirse a los hechiceros. Se utiliza, en este caso, para referirse a hombres sabios o, más específicamente, hombres de ciencia.
Es usualmente aceptado que estos magos pertenecían a la religión zoroatrista.
Aunque bien intencionados, su visita es causa de turbación general y despierta la desconfianza de Herodes, quien los recibió en Jerusalén, pues estaba inquieto por conocer más detalles sobre las profecías que decían que por aquellos tiempos nacería un Mesías, al que veía como un rival.A pesar de ser anciano y de haber reinado ya por más de treinta años, Herodes les ruega que averigüen el sitio preciso del nacimiento de Jesús y poder ir él también a adorarle. En realidad, lo que quería era darle muerte y acabar con su potencial competidor, de ahí que ordenara la matanza de los inocentes.

En cuanto a su procedencia, una tradición cuenta que vinieron de Zimbabue, en número de tres, pero si partimos del supuesto que los Magos procedían de Oriente, se ha concluido que su punto de origen pudo haber sido Babilonia.
De hecho, el razonamiento que los Reyes Magos procedieron de Babylonia es más por razones negativas que positivas. Hacia el norte, sur y oeste de Palestina casi todo el territorio se encontraba bajo el Imperio Romano. A los romanos no les habría hecho la más mínima gracia la idea del nacimiento de un rey liberador de los judíos. Al igual que Herodes, éstos habrían sabido qué hacer para remediar la situación y es inconcebible que hubieran dejado a los Reyes Magos partir desde el territorio bajo el Imperio para homenajear al nuevo rey.

Por proceso de eliminación, sólo quedan puntos de origen hacia el este. Aquí, y a unos 900 kms. de Jerusalén, se encontraba la ciudad de Babylonia, sede de una civilización antigua que tenía muchos puntos de contacto con los judíos, incluyendo a una colonia judía importante. En torno a Babylonia se hallaban reinos como Asiria, Caldea y Mesapotamia, que gozaban de su enorme influencia.

No obstante, más hacia el este, tenemos a una posible alternativa: Persia. La distancia entre Persia y Jerusalén era casi el doble que desde Babylonia a Jerusalén, y la travesía más dura, pero no es imposible que los Reyes Magos pudieran haber hecho el viaje desde ahí.
Y no es un opción que pueda descartarse fácilmente…

Cuando Marco Polo pasó por el pueblo de Saveh (ahora una pequeña ciudad de Irán), los habitantes le aseguraron que los Reyes Magos habían partido de ahí. Dicho esto, hay que aclarar que hay muchos más pueblos, no solo en Irán, con una leyenda similar.
Los primeros dibujos, esculturas y pinturas que se conocen, que representan a los Reyes Magos gráficamente, como ya apunté con anterioridad, les muestran con atuendos persas. Además, cuando los persas invadieron al norte de Italia a principios del siglo VII, la Iglesia de la Natividad de Ravenna se salvó del saqueo porque los invasores reconocían a las imágenes de los Reyes Magos como símbolos persas.

Asimismo, Persia albergaba (y aún alberga) una religión similar a la tradición judio-cristiana, es decir, el Zoroastrianismo (Una confesión que nació en Persia, actual Irán, hace 3.700 años de la mano de Zaratustra, el primer profeta que llevó el monoteísmo al mundo. Los estudiosos del zoroastrianismo en Irán aseguran que el chiísmo, religión del 93% del país, no es más que una derivación de esta confesión creada para marcar las distancias respecto a los árabes.

Cifran entre un 80% y un 90% el grado de influencia de las enseñanzas de Zaratustra en un Islam chií en el que se mantienen vivas las principales fiestas zoroastrianas como Chahar shanbe suri (último miércoles del año), el año nuevo, Newroz, o el Yalda, primer día del invierno. La República Islámica ha luchado en las tres últimas décadas por borrar algunas de estas celebraciones de los calendarios nacionales y musulmanizar el país, pero su peso es tal que todo esfuerzo ha resultado inútil e Irán sigue respetando sus viejas tradiciones).

Es una creencia con una tradición mesiánica importante. Entre los persas existía un grupo de sacerdotes de los medéos, que a menudo se denominaron «Magos».
Pero… ¿Por qué se interesaron tanto los babilonios o los persas por un rey de los judíos? En una era en la que existían cientos de reinos pequeños en todo el mundo, el nacimiento de un rey más no habría sido exactamente una noticia de suma importancia.

Sabemos que Babilonia tenía muchos vínculos con los judíos: en 586 a.C. los babilonios invadieron y saquearon Jerusalén, llevando a miles de prisioneros judíos a Babilonia. Esa no era la primera deportación masiva de los judíos hacia Babilonia, anteriormente los Babilonios habían saqueado también a Samaria, llevando consigo otra oleada de desterrados. Sabemos que la comunidad judía de Babilonia llegó a ser muy grande: en 532 a.C. un intento de autorepatriación concentró a cuarenta mil judíos en Babilonia, pero eso solo fue una fracción de esta población en la región. Con una cantidad así de importante, los babilonios habrían sido sometidos a su influencia de una forma notable y se habrían familiarizado con sus profecías sobre un Mesías.

Entre la colonización intelectual realizada por los babilonios en los territorios circundantes y la redistribución de la población judía de Babilonia tras su expulsión de la ciudad sobre el siglo IV a.C. , pocas son las regiones que no habrían conocido, de una forma u otra, esta profecía.
De la misma manera, es posible que los Reyes Magos pudieran haber sido de descendencia Babilonia, aunque no procedentes de ahí. Tal vez, otra posibilidad, pudiera ser plausible; parece posible creer que los Reyes Magos hubiesen sido judíos desterrados, los llamados «judíos diáspora». De esta forma se podría entender fácilmente por qué, aunque procedentes, por ejemplo, de Persia, los Magos se interesaron tanto por un nuevo rey judío.
Sin embargo, es probable que este razonamiento sea potencialmente falso y que los Reyes Magos realmente fueran persas. Entre otras razones, porque además de que la tradición mesiánica de los zoroastrianos les habría hecho interesarse sobremanera por el nacimiento de un Mesías, también es cierto que existía una enorme rivalidad militar entre los persas, sobre todo entre el pueblo parteo y los romanos.

El nacimiento de un rey liberador de los judíos habría, sin duda, interesado a éstos por las dificultades que podría ocasionar a los romanos en su lucha por el control de la región de Judea. Por ello, además, la explicación persa se ha convertido en la más fidedigna.
Su destino tras la adoración fue incierto. San Mateo sólo dice cómo un «Ángel» se apareció a los tres Reyes Magos y les advirtió del peligro que corría Jesús si ellos obedecían el deseo de Herodes. Así pues, no volvieron por el mismo sitio.

La tradición afirma que fueron discípulos de Santo Tomás. Otros sostienen que después de la resurrección de Jesús, el apóstol Tomás los halló en Saba. Allí fueron bautizados y consagrados obispos y murieron martirizados hacia el año 70 de nuestra era.
Después, sus restos fueron depositados en el mismo sarcófago y llevados a Constantinopla por Santa Elena. Posteriormente, Federico I Barbarroja, en el siglo XII, los trasladó a Colonia, donde aún hoy son venerados en un relicario bizantino de la Catedral de esa ciudad alemana. ………

Miles de peregrinos empezaron a llegar a la ciudad, lo que propició que en 1248 se iniciara la construcción de la Catedral de Colonia, que llevaría más de 600 años terminarla. Hoy día, es uno de los monumentos góticos más impresionantes de Europa. Colonia se ha convertido junto con Roma y Santiago de Compostela, en uno de los grandes centros de peregrinación.

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