Cada 27.5 millones de años la Tierra tiene una “pulsación” de actividad geológica. Es un lapso tan extenso que, desde la última vez que sucedió, nuestro planeta pasó por cambios insondables. En las últimas diez palpitaciones de la Tierra se extinguieron los dinosaurios. Además, Pangea se dividió en la configuración continental que conocemos hoy y el Homo sapiens construyó esta civilización.
Según un estudio de eventos geológicos antiguos, nuestro planeta marca un compás. Una lenta y constante “pulsación” que desencadena extinciones masivas, actividad volcánica, aumentos en el nivel del mar y reorganización de las placas tectónicas. Cada ciclo es muy lento y se repite cada 27.5 millones de años. Seguir leyendo La Tierra tiene una “pulsación” geológica cada 27 millones de años→
Las masas interiores de la Tierra como se muestra en la imagen de los datos sísmicos. La masa africana está en la parte superior y la del Pacífico en la parte inferior. Crédito: Ömer Bodur.
Estas estructuras antiguas gigantes son «superplumas» que se conocen científicamente como «grandes provincias de baja velocidad de corte» (LLSVP por sus siglas en inglés). Tienen sus raíces a 2.900 km por debajo de la superficie, casi a la mitad del centro de la Tierra. Se cree que son el lugar de nacimiento de columnas ascendentes de roca caliente llamadas «plumas del manto profundo» que alcanzan la superficie de la Tierra.
Antes se pensaba que eran estacionarias que y cada una iba a permanecer en su lugar: una debajo de África y la otra debajo del océano Pacífico, pero de acuerdo a la nueva investigación, eso no sería así.
«El hecho de que estas plumas épicas del manto sean del tamaño de los continentes no significa que no cambien de forma con el tiempo», dicen los investigadores de universidades de Francia, China y Australia detrás de un estudio publicado esta semana en la revista Nature. «Actualmente estas estructuras del manto basal se están deformando».
En un ensayo escrito conjuntamente, los autores del estudio dijeron que, al igual que los continentes, estas estructuras de la Tierra profunda pueden formar «supermasas» y luego romperse con el tiempo, cambiando de forma y lugar. Sus modelos dicen que la masa africana probablemente nació hace solo 60 millones de años —muy lejos de las estimaciones anteriores de que había estado allí durante casi diez veces más—.
Diamantes arriba
Curiosamente, los investigadores sugieren que este descubrimiento podría ayudar a la economía de la Tierra.
La propuesta de un investigador de la NASA sugiere hacer que Venus sea habitable para los humanos. ¿Cómo? Encerrando todo el planeta en un caparazón gigante, atrapando la atmósfera tóxica adentro y permitiendo que los colonos creen una atmósfera respirable en la nueva superficie.
Crédito: MysteryPlanet.com.ar.
Un artículo revisado por pares —y pronto a publicarse en el Journal of the British Interplanetary Society— describe el ambicioso plan que, cabe señalar, tomaría al menos 200 años en completarse.
«El interés radica principalmente en el espíritu de exploración», dijo Alex Howe, el astrofísico de la NASA en el Centro de Vuelo Espacial Goddard detrás del artículo.
Científicos chinos y canadienses predicen una poderosa llamarada en el espacio que la humanidad presenciará. Este fenómeno tendrá lugar en los próximos tres años y se deberá a la fusión de dos agujeros negros ubicados en otra galaxia.
El proceso de conexión de los agujeros negros supermasivos, también llamados núcleos galácticos activos, es sin duda un acontecimiento único. Si el curso de los eventos modelados por especialistas de China y Canadá resulta ser correcto, en un futuro cercano, la población de la Tierra podrá observar un fenómeno sorprendente y de consecuencias impredecibles, incluido el fin de la Tierra.
Una empresa derivada del MIT ha logrado una financiación significativa para un proyecto literalmente innovador: utilizar tecnología de fusión para perforar 20 kilómetros en la Tierra y recolectar la inmensa energía que yace allí.
Quaise dice que tiene un plan —y la tecnología— para perforar más profundo que nunca y desbloquear el vasto poder geotérmico de la Tierra. De esta forma, se podría volver a impulsar las plantas de electricidad a base de combustibles fósiles con energía verde. Crédito: Quaise.
El proyecto se llama Quaise y obtuvo $ 40 millones en fondos de financiamiento de serie A, según un comunicado de prensa. El dinero se destinará a sus esfuerzos por aprovechar la tecnología de fusión para perforar uno de los agujeros más profundos de todos los tiempos. Si resulta viable, podría dar a los humanos acceso a energía geotérmica limpia y casi ilimitada.
El interior de la Tierra no es una pila uniforme de capas. En lo profundo de su gruesa capa intermedia se encuentran dos colosales estructuras que, hasta el día de hoy, los científicos aún no saben de dónde provienen o por qué tienen alturas tan diferentes. Ahora, un nuevo conjunto de modelos geodinámicos ha dado con una posible respuesta a este último misterio.
Estos depósitos ocultos están ubicados en lados opuestos del mundo y, a juzgar por la profunda propagación de las ondas sísmicas, la mancha debajo del continente africano es más del doble de alta que la que se encuentra debajo del océano Pacífico.
Después de ejecutar cientos de simulaciones, los autores del nuevo estudio creen que la mancha debajo del continente africano es menos densa y menos estable que su contraparte del Pacífico, y por eso es mucho más alta.
El equipo del investigador Juan Carlos Izpisúa continúa su trabajo para combatir los efectos del paso del tiempo, al menos en roedores. Un nuevo estudio muestra cómo la terapia antienvejecimiento a partir de la mediana edad no supone ningún aumento del cáncer ni de otros problemas de salud posteriores en estos animales.
Juan Carlos Izpisúa Belmonte y Pradeep Reddy, autores de este estudio. / Salk Institute
Envejecer conlleva, tarde o temprano, ciertos efectos secundarios no deseados, desde huesos frágiles y músculos más débiles hasta un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares y cáncer. Por eso, la ciencia lleva años tratando de luchar contra las consecuencias de la edad.
Ya en 2016, un equipo internacional liderado por el investigador español Juan Carlos Izpisúa Belmonte, profesor del Laboratorio de Expresión Génica del Instituto Salk de Estudios Biológicos (EE UU), logró revertir el envejecimiento en ratones con progeria, una enfermedad que provoca envejecimiento prematuro. Además, con la misma técnica redujeron los efectos de la edad en los órganos de roedores sanos.