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Pocas personas en la actualidad conocen el significado de la palabra polimatía. Ello no es de extrañar pues dicho fenómeno no es tan común en nuestro tiempo como lo fue durante elRenacimiento. La polimatía no es más que una condición que se da en algunas personas, según la cual poseen un amplio espectro de habilidades intelectuales y de aprendizaje. La figura renacentista que nos viene inmediatamente a la mente es Leonardo Da Vinci. Hoy hablaremos un poco sobre esta extraña capacidad humana y su relación con la especialización.
¿Existe la polimatía actualmente?
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Si bien todos los antiguos filósofos o científicos pueden ser considerados eruditos –representantes de polimatía–, y sentimos una gran admiración por ellos, lo cierto es que en nuestros días existe la idea de que, cuando una persona es habilidosa en muchas áreas, consecuentemente no será experta en ninguna.
Es un modo de decir que el pensamiento humano es limitado: o aprendes y creas en una zona del saber con profundidad, o conoces un poco de cada cosa pero nunca puedes ser genial en ninguna de ellas. En este sentido la polimatía seria entendida como algo malo, simple, que te obliga a la superficialidad.
Por el contrario, no necesariamente la polimatía esta errada y conduce a la ligereza. Aunque en un porcentaje menor a otras etapas de la historia humana, los eruditos si existen y suelen ser personas sabias y con mucha profundidad en los diversos conocimientos que manejan. Por otra parte, existen personas de distintas edades que se empeñan a fondo en estudiar varias áreas del saber –música, ciencias, tecnología, etc.– y resultan expertos.
Otro asunto seria analizar por qué no es tan común en nuestros días como por ejemplo en la Grecia clásica o el Renacimiento. La razón es sencilla: con el gran desarrollo científico, tecnológico y cultural, vivimos en una etapa de especialización muy alta. Todos los estudiosos se especializan. Mientras más sabes de un área mas podrás ganar. La nuestra es pues una época, más que de preguntas, de respuestas.
Especialización Vs. Polimatía
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Sin dudas la especialización tiene aristas muy importantes para el conocimiento. Una persona que haya dedicado su vida enteramente a un aspecto del saber será capaz con mayor probabilidad de entender qué sucede en una situación específica y darle una solución inmediata. Visto así, aplaudamos a los especialistas.
Sin embargo, no hay que dejarse arrastrar por los extremos. La especialización también tiene sus sesgos. Los especialistas tienden a estancarse en sus propios puntos de vista. Olvidan que la realidad es plural y solo nuestra aproximación a ella es fragmentada. En ese camino, pierden la perspectiva y explican cualquier situación desde el área correspondiente. Su excesiva focalización les impide analizar las cosas desde diversos ángulos, mentalidad necesaria si queremos ver todo el dibujo, es decir, el sistema completo.
La mejor posibilidad estaría en que los propios especialistas a su vez estudien y se preparen, acaso no con tanta profundidad pero aprehendiendo los rudimentos de otras áreas, en aquellos temas o asignaturas más relacionados con su zona del conocimiento.
Polimatía: dos modos de pensar
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Otro punto de vista interesante sobre la polimatía lo añade la psicología cognitiva. Según sus expertos, en el ser humano se dan dos modos de pensar: uno racional y otro intuitivo. La interacción de ambos planos resulta en un modo de comportarse y aprender.
- Modo racional: sistema analítico, abstracto, que requiere evidencias con justificaciones lógicas.
- Modo intuitivo: sistema holístico, concreto, afectivo, que se conforma con la validez experimental.
En las personas se dan tendencias: hay quienes son más dados a la racionalidad y quienes exhiben procederes más intuitivos. La polimatía estaría pues en aquellas personas que balanceadamente utilicen ambos modos de pensar, los grandes sabios del Renacimiento, por ejemplo. Ello conduce a una alta creatividad, pero también a una gran armonía en las relaciones humanas.
En conclusión: la posición más erudita en nuestros días es ser lo suficientemente flexibles como para desde el conocimiento integral o de desde la especialización, aplicar un pensamiento racional o intuitivo de acuerdo a cada circunstancia. No basta saber mucho de todo para ser como los grandes filósofos griegos o los artistas renacentistas: es necesario también una mentalidad equilibrada que se integre empáticamente al entorno. He ahí la polimatía.