-Ante su presidencia del XI Congreso Español de Sociología, que tendrá lugar del 10 al 12 de julio en Madrid. La pregunta básica es ¿qué puede hacer ustedes por la sociedad en estos tiempos?
“Lo primero es aportar nuestros conocimientos y nuestras herramientas de análisis y estudio de la evolución de la sociedades para interpretar y explicar qué es lo que está sucediendo a los distintos colectivos sociales. La crisis afecta a toda la sociedad pero no a todos les afecta de la misma manera. En ese sentido el lema Crisis y cambio, propuestas desde la sociología quería ser una apuesta de las ciencias sociales en estos momentos”.
-¿Qué opinión le merece que muchos no consideren estas ramas del conocimiento como ciencia?
“Es cierto que la ideología es más fuerte en estas áreas que en ciencias naturales y se cuestiona muchas veces su objetividad o que se usen informes de estos expertos para justificar decisiones políticas. Pero, pese a esto las ciencias sociales tienen herramientas conceptuales que también se van a poner sobre la mesa en este congreso que se suele celebrar cada tres años”.
-Volviendo a la realidad española y a la crisis… ¿Cree que estamos en un cambio de modelo o una quiebra del modelo actual?
“En Europa lo que se está cuestionando y está cambiando a velocidad importante es el modelo de protección, bienestar y ciudadanía que estaba imperando. En España aún no habíamos consolidado este estado de bienestar y ya se está cayendo”.
-¿Qué consecuencias va a tener esta situación?
“Decir hacia dónde vamos implica la creencia de que hay un destino marcado. Iremos hacia donde las sociedades quieran que se vaya y eso depende de la voluntad de los ciudadanos, de las presiones políticas… y de un montón de factores que analizan las ciencias sociales. Lo que sí parece es que, a nivel general, hay elementos suficientes para decir que la situación del valor del empleo ha cambiado considerablemente en todo el Planeta, no solo en Europa. La degradación del trabajo en el siglo XXI es uno de los focos especiales del congreso porque aparecen nuevas situaciones de esclavismo, trabajadores supervivientes a los que el salario les cubre solo la supervivencia mínima…”.
-Ante esto y la poca reacción social ¿Cree que la crisis ha acallado las luchas de clases?
“Los perfiles de las clases han cambiado. La lucha de clase de las películas con los obreros desarrapados y los capitalistas con el puro encendido ya no existe. La clase media fue un invento para acabar con la lucha de clases y amortiguar conflictos y, ahora, a medida que las clases medias se va a empobreciendo de manera acelerara con más horas de trabajo a cambio de menos salario, es posible que se radicalicen las posturas y una posibilidad abierta es un giro hacia la extrema derecha”.
-¿Cuando las clases medias-bajas salgan de su zona de confort… surgirá esa radicalización?
“Ya están perdiendo capacidad de consumo y estas situaciones genera frustración aunque también es sabido que la privación no genera automáticamente rebelión y propuesta de cambio”.
-¿Qué va a pasar?
“No soy futuróloga, pero hay tendencias de cambio que en los simposios asociados al congreso queremos analizar. Ya hay síntomas preocupantes y se analizarán. Por ejemplo, ¿crecerá mucho la abstención hasta que pierda legitimidad el Gobierno democrático? Es una de las posibilidades. Otra pregunta importante es ¿cómo va a hacer frente la economía española al éxodo de profesionales al exterior? Todo esto va generando cambios importantes. A dónde vamos no lo sabemos pero sí podemos ver las tendencias de cambio”.
-En esta crisis se han creado movimientos como STOP desahucios, 15M, la Economía del bien común, ¿son anecdóticos o significan un cambio social?
“Hasta ahora parece muy escaso el peso que ese tipo de colectivos en la sociedad pero de las comunicaciones presentadas a este congreso hay que giran en torno a ellos y veremos algunos estudios concretos. El movimiento STOP desahucios ha conseguido cuestiones legislativas importantes y es distinto a otras alternativas que se proponen impregnadas de un buenismo alternativo”.
-¿Son movimientos con mucha simpatía pero con poca suscripción?
“El porcentaje de personas que participaron en el 15M y que ha seguido en este tipo de movimientos ha caído porque algo así no puede mantenerse mucho tiempo. Lo que sí ha sacado a la luz son las deficiencias del funcionamiento de la democracia que era importante sacar a la luz como son la desafección de los partidos, el cuestionamiento de la partitocracia y del discurso de la transición; todo ello hace que surjan alternativas políticas que hay que seguirlas con interés porque son los cauces hacia donde la sociedad pueda ir”.
-¿Se está gestando en estos momentos una alternativa política?
“Parece que están creciendo otros partidos, aunque me preocupa más el crecimiento de la abstención y que las élites que controlan los partidos no se den por enteradas. Una de las cuestiones más importantes es que si los jóvenes de entre 18 y 22 años no votan ni tienen ilusión por votar por primera vez tenemos un problema importate, ¿quiénes considerarán que son sus representantes? ¿alguien que le hable desde la raza o desde la religión? son cuestiones que hay que mirar y analizar”.
-En el encuentro que usted preside habrá mucho espacio para las redes sociales que se han convertido en un eje vertebrador de muchas cosas ¿socialmente, ya son un parámetro a medir?
“Se miden muchas cosas en las redes sociales, por ejemplo qué población las usas y para qué porque no todos los usos son los mismos y hay población que no está en ellas. Tenemos que ver si se sustituye la militancia por el ciberactivismo. Si es así, tendrá que cambiar la importancia que le demos que haya un millón de personas conectadas a una manifestación virtual. Las redes han supuesto cambios importantes y por eso las estudiamos”.
Artículo de Verónica Martín, visto en www.daciencia.com