El gobierno británico puso en marcha este lunes un nuevo recorte a los beneficios sociales, al fijar un límite en la cantidad de dinero que se puede cobrar en subsidios y que los críticos argumentan que aumentará las diferencias sociales y regionales.
De acuerdo a la decisión, las parejas no podrán recibir más de 500 libras por semana y los solteros no más de 350 en el total de asignaciones, incluyendo aquellas que se pagan por hijo, vivienda social y desempleo.
La medida afectará a 56.000 familias de bajos recursos, incluyendo a 7.000 que viven en Londres, donde el costo de alquileres y transporte es tres veces mayor que los de otras partes del país.
Para la Federación Nacional de Vivienda británica, el nuevo plan aumentará las diferencias regionales entre el centro y norte del Reino Unido con las áreas más caras como Londres y el sur de Inglaterra, donde “las familias ya no podrán pagar los alquileres”.
“Muchas familias van a tener que hacer frente a la difícil elección de recortar lo esencial para vivir, o tener que alejarse a grandes distancias en busca de lugares más baratos”, manifestó el director de la organización, Ruth Davison.
El jefe ejecutivo de la Sociedad por los Chicos, Matthew Reed, indicó que 140.000 menores van a pagar el precio por la medida ya que sus padres van a tener menos dinero para comida, ropa y alquiler.
“Apoyamos los esfuerzos para incentivar mejores condiciones laborales, pero no es correcto hacerlo poniendo a más niños en la miseria”, comentó.
Los recortes que se pusieron en marcha este lunes son el inicio de un desmantelamiento progresivo del sistema de bienestar, medidas que afectarán a personas con discapacidad, acceso a la salud y ayuda legal, entre otros.