Una colaboración de lalunagatuna
El interés de Leonardo por la astrología aumentó durante su estancia en Milán y se plasmó en varias pinturas, como el Busto del Guerrero, en la cual representó una personificación de Marte y la proyección del signo de Aries. Sus estudios le llevaron a profundizar en el tratado de Tolomeo. Tenía la convicción de que el hombre estaba compuesto por los cuatro elementos fundamentales antes mencionados, y que la diferente proporción de éstos determinaba los distintos caracteres o tipos psicológicos. En La Última Cena asoció a los doce apóstoles con las doce constelaciones zodiacales. El carácter típico de éstas se halla inscrita en el rostro de cada apóstol, siguiendo un orden antihorario. Además, los apóstoles están divididos en cuatro tríadas, como los signos del Zodíaco, agrupados en conjuntos de tres, cada uno de ellos presidido por uno de los cuatro elementos constitutivos del Cosmos.
En el centro del fresco, Jesús representa al Sol. Para descifrar esta obra hay que tener presente la llamada Ley de los opuestos, cuya primera regla establece que los signos zodiacales siguen una sucesión inversa al sentido de las agujas del reloj. El cuadro empieza con Simeón (Aries) y acaba justamente con Bartolomé (Piscis). Siguiendo dicha ley, a cada signo corresponde otro en una posición diametralmente opuesta. Simeón (Aries), calvo y con barba, es retratado de perfil mientras gesticula, en tanto que a Juan (Libra), se le representa encorvado en actitud de plegaria, con las manos juntas, cabellos largos y sin barba. Además de presentar estas correspondencias zodiacales, el Cenáculo tiene vínculos planetarios.
De hecho, si se observa esta pintura en “órbita”, o en una hipotética visión circular, se podrá leer la secuencia simbólica de los cinco planetas, más las dos luminarias mayores (Sol y Luna). La disposición planetaria aparece dispuesta de la siguiente manera: • Santiago Mayor- Leo (casa del Sol) • Felipe- Cáncer (casa de la Luna) • Mateo- Géminis (casa de Mercurio) • Tadeo- Tauro (casa de Venus) • Simeón- Aries (casa de Marte) • Bartolomé- Piscis (casa de Júpiter) • Santiago el Menor- Acuario (casa de Saturno).
El cielo
Esta unión entre un elemento celeste y una figura terrestre configura el Cenáculo: una suma del saber astrológico de la época y un poderoso símbolo de la comunión mística, al crear un todo armónico entre el cielo y su reflejo en la tierra, siguiendo las ideas mágicas difundidas en el siglo XV por Marsilio Ficino al traducir obras como el Corpus Hermeticum y Los misterios de los egipcios, de Jamblico, que recogían la cosmovisión de la Gnosis de sus fuentes originales, situadas en el antiguo Egipto. Otra obra de notable interés hermético, examinada por el investigador Luigi Pentasuglia, es San Juan en el desierto.
El “gesto de Juan” está prefigurado en el de su cuadro Baco. Es importante destacar la disposición en X de esta figura, que alude a antiguos simbolismos. Es una forma que se relaciona con el concepto de entrecruzamiento y con el simbolismo matemático. Todos los primitivos hacían sus cálculos ayudándose con los dedos y el número diez representa el conjunto de los dedos de las dos manos, que se expresa cruzándolas y formando una X (el diez romano). Este signo se encuentra representado ya como un símbolo recurrente en la parte más profunda y secreta de las grutas prehistóricas.
Posteriormente, el entrecruzamiento de dos triángulos invertidos (la estrella de seis puntas) evocó la unión de los dos aspectos de la divinidad, el masculino y el femenino, que regulaban el destino del universo.
De 1495 a 1497 Leonardo trabaja en su obra maestra “La última cena”, pintura mural para el refectorio del monasterio de Santa Maria delle Grazie, Milán. Desgraciadamente, su empleo experimental del óleo sobre yeso seco provocó problemas técnicos que condujeron a su rápido deterioro hacia el año 1500. Desde 1726 se llevaron a cabo intentos fallidos de restauración y conservación y en 1977 se inició un programa haciendo uso de las más modernas tecnologías, como consecuencia del cual se han experimentado algunas mejoras. Aunque la mayor parte de la superficie original se ha perdido, la grandiosidad de la composición y la penetración fisonómica y psicológica de los personajes dan una vaga visión de su pasado esplendor.
La Cena de Leonardo está sembrada de detalles desconcertantes y para los amantes de la criptología la obra esconde un mensaje oculto sobrecogedor: no muestra el cáliz, ni a Cristo instaurando el sacramento de la eucaristía. Los discípulos son en realidad retratos de importantes heterodoxos de su época, los apóstoles, no tienen halo de santidad, los pintó deliberadamente humanos; Leonardo se autoretrató en la cena dando la espalda a Jesús, como posicionándose contra la versión oficial de la Iglesia; Jesús no está instaurando la eucaristía, no tiene el cáliz de la Ultima Cena delante, no es una cena pascual, como dicen los evangelios, no hay carne en la mesa, sólo hay pescado y algunos otros alimentos.
Vamos al misterio: ¿qué hace un amenazante cuchillo en la zona izquierda y quien lo empuña?. ¿Por qué el segundo apóstol por la izquierda es idéntico a Jesús incluso en el atuendo? ¿Quién es realmente el personaje a la izquierda de Jesús? ¿No es demasiado femenino para ser un apóstol ?, ¿Es María Magdalena o el Joven apóstol Juan?
La última cena no es el primer cuadro desconcertante de Leonardo, existe uno anterior: “La Virgen de las Rocas”, que pintó en dos ocasiones, una de ellas se conserva en París (foto de la izquierda) y la otra en Londres. Lo curioso es que hay una tercera versión que se atribuye a un alumno de Leonardo (foto de la derecha), en la que se aprecian notables diferencias. El cuadro representa a la Virgen, Jesús, Juan el Bautista y un ángel. La virgen abraza a Juan con una mano y protege a Jesús con la otra, Juan se postra ante Jesús y éste le hace el gesto de la bendición y el ángel mirando a Jesús señala a Juan. A todas las interpretaciones que se le pueden dar al cuadro, se añaden preguntas: ¿Por qué el encuentro entre Cristo y San Juan Bautista niños?, cuestión que no se da en ninguno de los cuatro evangelios. ¿A qué obedece el ángel que señala con el dedo a Juan el Bautista? . La segunda obra, la atribuida al alumno de Leonardo complica todavía más cualquier interpretación, ya que cambia la identidad de los niños al darle la cruz al Bautista y retirar la mano señaladora del ángel, con lo cual el sentido puede ser inquietante.
http://www.proyectopv.org/1-verdad/105marcoshistoriaignorada.htm