Una colaboración de lalunagatuna
Según, Jorge Alemán, el verdadero secreto del capitalismo reside en una economía política del Goce. Se refiere a la operación, a través de la cual el sujeto conquista su realidad en ese “plus gozar”. En ese sentido, el capitalismo, al igual que la pulsión es un movimiento circular que se autopropulsa alrededor de un vacio que obliga siempre a recomenzar. Para Slajov Zizeck, desde el principio el capitalismo esta marcado por una contradicción mutiladora. Se refiere a una suerte de paradoja y por lo tanto, siempre busca el equilibrio pero va al límite. En efecto, el capitalismo es capaz de transformar su propio límite. Esta paradoja es que la define el plus-de-goce, “el goce como tal surge en el plus”, en el excedente. Precisamente el capitalismo solo puede sobrevivir revolucionando incesantemente sus propias condiciones materiales.
En una entrevista realizada a Bernard Stiegler sugiere que el problema del capitalismo en el siglo XIX era fabricar productores para servir a las maquinas, el del siglo XX es crear consumidores que absorban la producción. (…). Por otra parte, asegura que para fomentar el deseo de consumir, los comportamientos de los consumidores son formateados y sus deseos fabricados artificialmente.
Pero para que sea posible, la industria americana puso en marcha una serie de técnicas de marketing (imaginadas desde los años 1930 por Edward Bernays, un sobrino de Freud) hasta lo que hoy en día llamamos capitalismo cultural, que ha llegado a un grado ultra-perfeccionado. Apoyándose en especial sobre los medios audiovisuales, se condiciona al consumidor cuales perros de Pavlov que babean con sólo oír el sonido de una campanita -sugiere Stiegler.
Foto: Ivan Pavlov y su famoso laboratorio.
Edward Bernays (Sobrino de Freud) y la publicidad.
Para Bernard Stiegler el capitalismo es una “Economía libidinal” (économie libidinale) que reposa sobre los procesos maquinicos, esto ya fue analizado por Marx como parte de los procesos de externalización del conocimiento, aunque no lo había pensado en términos de economía libidinal. En ese sentido, Para Bernard Stiegler la llamada economía libidinal, en su forma actual, ha llegado al agotamiento del deseo y por lo tanto, se convirtió en auto-destructiva. Al respecto, tanto Patrick Artus y Jean Peyrelevade han comenzado hablar de la naturaleza destructiva del capitalismo, pero ese es otro capítulo.
Según Bernard Stiegler actualmente estaríamos viviendo una mutación de la economía libidinal, es decir, la sublimación. Lo que quiere decir que tanto la ciencias, las actividades en general, están girando hacia una sublimación que necesita de « agenciamientos nuevos » parafraseando a Deleuze, nuevos acecinamientos entre iniciativas privadas, bancarias, industriales, iniciativas de investigación y desarrollo, y una nueva forma de poder público. Para este filosofo, el deseo al ser tratado de manera industrial termina por destruir el deseo.
Bernard Stiegler
Desde luego la libido está constituida de Técnicas, no es una energía que se desarrolla de manera espontánea, sino que está articulada alrededor de tecnologías, de fetiches, de prótesis. Hay una suerte artefactualizacion de lo viviente que constituye la libido, Freud no lo pensó, pero el capitalismo lo tiene claro, y utiliza el poder del artefacto como captación del fantasma, a fin de fijar la libido sobre sus propios objetos.
Según Bernard Stiegler el capitalismo ha terminado por destruir todas las estructuras que constituyen la condición de funcionamiento de la libido; en ese sentido, el capitalismo ha terminado por captar la libido por la desingurizacion, de modo que una libido desingularizada no es más que una pulsión. Hoy, el capitalismo va al límite y ha transformado la libido en pulsión.
Según este filosofo la obligación de la hipermasifiacion de los comportamientos, promovido por el capitalismo cultural debe también hipermasificar los DESEOS, cuando el deseo es precisamente lo que es singular. La contradicción sobre la cual se basa este sistema lo condena a la autodestrucción.
(…)
Cuando nosotros nos relacionamos vemos en el otro aquello que llevamos en nosotros, todos somos portadores de una singularidad. “El capitalismo cultural quiere captar esta energía para desingularizarla, porque su enemigo es la singularidad. Necesita realizar economías de escala, para producir productos industriales totalmente calculables y administrables. Entonces crea falsa singularidad, espejismos… vivimos en una sociedad de rebaños…
Con la obligacion de la hipermasifiacion de los comportamientos, el capitalismo cultural debe también hipermasificar los DESEOS, cuando el deseo es precisamente lo que es singular. La contradicción sobre la cual se basa este sistema lo condena a la autodestrucción.
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Cuando nosotros nos relacionamos vemos en el otro aquello que llevamos en nosotros, todos somos portadores de una singularidad. “El capitalismo cultural quiere captar esta energía para desingularizarla, porque su enemigo es la singularidad. Necesita realizar economías de escala, producir productos industriales totalmente calculables y administrables. Entonces crea falsa singularidad, espejismos… vivimos en una sociedad de rebaños…
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