Barack Obama, es el primer presidente afroamericano que ocupa la Casa Blanca. Este edificio emblemático terminado en 1800, con un coste de 232.372 dólares de la época, constituye uno de los símbolos de libertad y orgullo americanos pero que, paradójicamente fué construido, en su mayor parte, por esclavos afroamericanos. Parece ser que la intención inicial era contratar a obreros europeos pero eso no funcionó. Fue entonces cuando se recurrió a los esclavos.
Respecto a los primeros presidentes de la Casa Blanca, los padres fundadores que tanto menciona Obama en sus discursos, fueron mandatarios con esclavos afroamericanos, ya que éstos formaron la mayor parte del personal de la Casa Blanca hasta la muerte en 1850 de Zachary Taylor, el último presidente esclavista.
En 1790 había 753.430 afroamericanos viviendo en Estados Unidos, más de la mitad de los cuales estaban en Maryland y Virginia. La inmensa mayoría eran esclavos. Una página oscura de la historia norteamericana, ya que los amos alquilaban estos esclavos al gobierno federal y los hacían trabajar con los pies amarrados a pesados grilletes para evitar que escaparan.
Existe una lista de las personas que fueron empleadas entre 1795 y 1800 para construir la Casa Blanca, entonces llamada que contiene 122 nombres con la etiqueta Negro Hire (“Negro de alquiler”), eufemismo de trabajo esclavoy cuyas biografías son absolutamente desconocidas.
La escasez de documentos oficiales impide decir con exactitud cuántos esclavos “ayudaron” en la construcción de la Casa del Presidente a lo largo de su historia (incluida la reconstrucción de 1812, luego del incendio que provocaron los ingleses por la guerra). Los historiadores especulan que fueron más de 200 y que, en total, desde 1790 hasta 1863 –año en que Estados Unidos abolió la esclavitud– fueron entre 400 y 600 los esclavos afroamericanos que comprometieron sus fuerzas para la construcción de los “templos de la libertad” del país.
Esclavos en la presidencia de los Estados Unidos
Los primeros líderes de Estados Unidos llevaron a vivir con ellos a sus esclavos, como sirvientes y cocineros. El tercer presidente, Thomas Jefferson, llevó sus propios esclavos –alrededor de una docena– desde su finca de Monticello para poner el columnado. También la casa particular de Jefferson, como la de otros padres fundadores (la de George Washington en Mt. Vernon y la de James Madison en Montpelier), fueron construidas “con la ayuda de los esclavos”, dicen los documentos oficiales. Madison, cuarto presidente, tuvo un sirviente esclavo muy especial, Paul Jennings, quien años después, ya libre, escribió Recuerdos de James Madison por un hombre de color, en lo que fue la primera memoria acerca de la Casa Blanca por alguien que había vivido allí. Andrew Jackson, séptimo presidente, llevó a sus esclavos desde Tennessee. Y esclavos serían también la mayor parte del personal de la casa hasta la muerte en 1850 de Zachary Taylor, el último presidente esclavista.
Desde luego, Abraham Lincoln, decimosexto mandatario, quien firmó la Proclama Emancipadora en 1863, plena Guerra Civil, no tuvo esclavos en su presidencia. Recibió a notables afroamericanos en su oficina, y empleó al primer mensajero de color de la Casa Blanca, William Slade, quien se convirtió en el primer mayordomo afroamericano del lugar con la llegada de Andrew Johnson al poder, tras el asesinato de Lincoln. Pero debieron pasar casi cien años más hasta que un afroamericano alcanzara un cargo ejecutivo en la Casa Blanca. Fue Frederic Morrow, asesor del presidente Dwight Eisenhower hasta 1961. Curiosamente, ese mismo año nacía Barack Hussein Obama, el presidente número 44 de la historia de Estados Unidos.