- Tang Hui fue enviada a un campo de trabajo al denunciar al violador de su hija
- La sentencia reabre el debate sobre el sistema de reeducación chino
- El Gobierno chino ha prometido la eliminación de los campos sin marcar fecha
La mujer que demandó a la Comisión de Reeducación de Yongzhou, en el centro de China, por detenerlaocho días en uno de sus campos de trabajo -tras protestar por la violación y prostitución de su hija durante años- ha ganado el juicio contra este organismo y ha obtenido la compensación y disculpas que exigía. Esta sentencia histórica ha abierto el debate sobre la reforma del controvertido sistema de campos de trabajo en el país asiático.
Este lunes, la Corte Superior de Hunan ha revocado la decisión que tomó un tribunal inferior el pasado mes de abril y ha ordenado a la comisión de reeducación mediante el trabajo del municipio de Yongzhou a ofrecer un pago de 2.941 yuanes (369 euros) a la señora Tang en compensación por haber violado su libertad y haberle hecho sufrir angustia mental.
Sin embargo, el alto tribunal de Hunan ha mantenido que el comportamiento de la señora Tang sigue siendo ilegal pero ha criticado a las autoridades de Yongzhou por una gestión inapropiada de su caso al mandarla a un campo de trabajo.
Del mismo modo, el tribunal tampoco ha solicitado al gobierno de Yongzhou la disculpa por escrito que solicitaba la demandante. Aún así, según uno de los abogados de la acusación, la señora Tang está contenta con el resultado.
“Es un importante alivio para ella“, ha afirmado el abogado Xu Liping, que espera que el caso sirva para una reforma del sistema de los campos de trabajo. “La señora Tang solo quiere recuperar el ritmo normal de su vida familiar”.
“Desde el pasado agosto, este caso ha demostrado su capacidad de provocar la reforma del sistema y espero que, como resultado, se aceleren las consideraciones entre los líderes nacionales para revocarlo”, ha dicho.
Por su parte, el Gobierno ha prometido eliminar el sistema, pero no ha establecido un calendario.
Condenada por denunciar a un violador
Las autoridades de la ciudad china de Yongzhou, en la provincia de Hunan, al sur del país condenaron a Tang Hui a 18 meses de arresto en un campo de reeducación el pasado mes de agosto por “perturbar el orden social” después de demandar a un hombre que presuntamente había violado a su hija de 11 años.
El sistema de “reeducación a través del trabajo” chino, que está en funcionamiento desde 1957, da poder a la policía y otras agencias de seguridad para detener a la gente hasta un total de cuatro años sin un proceso judicial.
A pesar de las críticas recibidas por este sistema a lo largo del tiempo, muchos de los ciudadanos chinos permanecen ajenos a ellas debido a que la mayoría de los retenidos son personas pobres y en situación marginal y sus casos no son publicados.
Movilización social
Sin embargo, el caso Tang ganó la atención de los medios y la resonancia en el público con una madre que simplemente pedía justicia para su hija.
Los medios nacionales y los redactores de microblogs han aprovechado el caso para que el debate sobre el sistema de campos de trabajo gane notoriedad y han denunciado que viola normativas legales y los derechos humanos. Asimismo, un grupo de abogados escribió al Gobierno central solicitando la revocación del sistema.
La repercusión tuvo efecto y, tras una protesta pública, Tang fue puesta en libertad a menos de una semana de su ingreso en el campo.
La hija de la señora Tang fue secuestrada y obligada a prostituirse durante tres meses antes de ser rescatada. El año pasado, dos de los secuestradores fueron sentenciados a muerte, cuatro a cadena perpetua y uno condenado a 15 años de prisión.
58 años de ‘reeducación’ forzosa
Creado en 1955, durante los primeros años del régimen comunista fundado por Mao Zedong, el sistema de campos de reeducación sirvió para privar de libertad tanto a intelectuales (en las campañas contra “derechistas” de 1957) como a muchos de los estudiantes que participaron en las protestas de Tiananmen de 1989.
Según grupos pro derechos humanos críticos con Pekín, en estos campos de trabajo, muchos situados en emplazamientos secretos, hay cientos de miles de personas sin sentencia judicial. La cifra, que se desconoce, podría ascender hasta 300.000 personas, según algunas ONG, que estarían encerradas en unos 350 campos de trabajo.
Las polémicas desatadas por estas detenciones, que inclusive generaron oposición desde el Partido Comunista de China, provocaron que en enero de este año el nuevo máximo responsable de seguridad del Partido Comunista de China (PCCh), Meng Jianzhu, anunciara que el régimen chino dejará de usar estos centros.
Por el momento, sin embargo, organizaciones como Chinese Human Rights Defenders(CHRD) siguen denunciando detenciones arbitrarias y maltratos en el interior de estos campos.