En la antigua Roma, un aristócrata cristiano llamado Valentino recibía un códice finamente ilustrado que contenía un calendario para el año 354 además de otros documentos, como la lista de cónsules, prefectos y obispos de la ciudad. De trazo sobresaliente, era el trabajo del que se convertiría en el calígrafo del papa Dámaso I, Furio Dionisio Filocalo.
El códice proporcionaba una información utilísima para cualquier aristócrata que viviese en Roma: señalaba los principales eventos de la ciudad en ese año, incluyendo las celebraciones no cristianas, aniversarios imperiales, conmemoraciones históricas y fenómenos astrológicos. Era, en esencia, el calendario público de Roma.
Es aquí donde aparece la primera mención escrita conocida de la fecha de celebración de la Navidad (Parte 12: Conmemoraciones de los mártires. MGH Chronica Minora I (1892), pp.71-2): “VIII kal. Ian. natus Christus in Betleem Iudeae”, el 25 de diciembre nació Cristo en Belén de Judea.
MENSIS DECEMBER
habet dies XXXI