La Plataforma por la reforma del Río Vena denuncia la eliminación de 65 plazas para alumnos y el cierre de dos centros de educación infantil, en una ciudad que sólo oferta 306 plazas de guardería para los 7.000 niños de entre uno y tres años que viven en Burgos
La guardería burgalesa Río Vena, abandonada.
Seis días después de comenzar las protestas del Gamonal, los vecinos del barrio burgalés ya se han marcado dos tantos: han logrado la paralización de una obra que nunca pidieron y han puesto sobre la mesa la situación de una ciudad en la que hay recursos para proyectos que una parte importante de la ciudadanía rechaza, pero no para lo que reclaman los habitantes de Burgos.
“Es absurdo que haya ocho millones de euros para la construcción del bulevar (más otros cinco para el aparcamiento subterráneo) pero no 187.000 euros para reformar una guardería”, asegura a Público Laura Pérez Martín, madre de cinco niños que asistieron a este centro y miembro de la Plataforma por la reforma del Río Vena”, que durante el pasado 2013 luchó para evitar la clausura de esta guardería.
Hoy, el centro de educación infantil Río Vena lleva dos meses cerrado. “Con 25 años de antigüedad, el centro de educación infantil Río Vena fue pionero en Burgos, pero en marzo de 2013 el Ayuntamiento comunicó que iba a cerrarlo porque no estaba dispuesto a invertir en su remodelación. Una reforma completa habría costado cerca de 600.000 euros según los informes técnicos, pero con 187.000 habrían logrado adaptarlo a las nuevas exigencias de saneamiento marcadas por la comunidad, y habría permanecido abierto un centro de máxima calidad”, defiende Pérez Martín, recordando que las manifestaciones y la recogida de 13.000 firmas contra el cierre -el equivalente a cerca de un 10% de la población de Burgos- no sirvieron para nada. “Hemos ido a los plenos, pero no ha servido de nada. Se han basado en no decir la verdad, en dar datos falsos”, sostiene.
“El informe que presentaron los técnicos para determinar el cierre era mentira: no había deficiencias estructurales, sino de saneamiento. Primero dijeron que cerraban por la seguridad de los niños, pero los mantuvieron aquí hasta noviembre, cuando acabaron de construir el nuevo centro. Si realmente había problemas de seguridad, ¿por qué los tuvieron aquí hasta noviembre?”, se pregunta.
La guardería Río Vena, abandonada desde noviembre. A.L.M.
“Después dijeron que no había demanda, cosa que tampoco es cierto. En una ciudad con más de 7.000 niños de entre uno y tres años, el Ayuntamiento sólo oferta 306 plazas“, sostiene Pérez Martín. No hace falta ser matemático para deducir que el número de plazas, como el número de aparcamientos subterráneos que el Consistorio pretendía habilitar con la obra en la calle Vitoria, es insuficiente para satisfacer las demandas de los ciudadanos.
La estrategia del Ayuntamiento de Javier Lacalle: recurrir a la justificación de que el programa del Partido Popular incluía la construcción de un nuevo centro, además de sacar pecho por haber abierto una nueva guardería, Pequeño Cid. Un nuevo centro educativo construido en Gamonal que oferta 102 plazas… aunque la guardería clausurada por Lacalle acogía a 127 alumnos. Pero además, el nuevo centro Pequeño Cid debería mantener las 40 plazas de la segunda guardería cerrada por el Ayuntamiento del PP, Gamonal Norte, pero los números dicen lo contrario. El saldo final es negativo: hoy se ofertan 65 plazas menos que el año pasado, algo que según Pérez Martín perjudica a las familias de Burgos, “especialmente a quienes no pueden pagar una guardería privada”.
Según Pérez Martín, la mayoría de los empleados del Río Vena han podido mantener sus puestos de trabajo, afrontando reducciones de jornada -y de salario-. En relación a la cifra de 13.000 euros, que según varios medios de comunicación habrían servido para evitar el cierre del Río Vena, asegura no tener constancia de que esta cantidad hubiera bastado para salvar la guardería, pero recuerda que los 187.000 euros, menos de un 2,5% de la cantidad presupuestada para la construcción del bulevar, sí habrían servido para mantener viva la escuela.
“Después de una asamblea, alguien en las redes sociales dijo que 13.000 euros serían suficientes”, insiste un vecino en las inmediaciones del centro. “En cualquier caso, da igual. Hoy el edificio está abandonado, en ruinas. Aquí no hay vida“.
Las vergüenzas del Ayuntamiento de Lacalle
Según los vecinos, las obras del bulevar han sido la gota que ha colmado el vaso de su paciencia con un Consistorio que ha decretado el encendido de sólo el 50% del alumbrado en varias vías de Burgos para ahorrar, pero que pretendía gastar 8 millones en un tramo de apenas 800 metros -a 10.000 euros por metro, más sobrecostes-.
El Gobierno municipal del PP se ha negado a pagar 187.000 euros por la guardería del barrio burgales de Gamonal. A.L.M.
Mientras tanto, la fachada de la biblioteca Gonzalo de Berceo de Gamonal se cae a pedazos, con el consiguiente riesgo para la seguridad de los usuarios y la negativa imagen que estos desperfectos proyectan. “Han subido el IBI, están disminuyendo los presupuestos para los centros de atención social y tienen la ciudad a media luz”, denuncia Luis Tudanca, secretario provincial del PSOE y diputado por Burgos.
Roberto Gómez, secretario provincial de UGT, se suma a la crítica. “Hay más de 25.000 demandantes de empleo en esta ciudad y más de 40.000 en toda la provincia, y no se han creado planes de empleo concretos para los burgaleses y burgalesas. Tampoco hay una pequeña o mediana empresa que se haya instalado en la ciudad de Burgos en los últimos años, pero el Ayuntamiento sigue empeñado en construir el bulevar”, defiende.
Las protestas han logrado atraer la atención de los medios de comunicación, pero también han encendido la mecha de las reivindicaciones de los burgaleses, que aprovechan cualquier ocasión para denunciar los abusos e irregularidades a los que se ven sometidos, y que, una vez comprobado el poder de sus protestas, no parecen estar dispuestos a volver a asumir.