La cigüeña ya no espera a San Blas, festividad que muchas localidades celebran el 3 de febrero, y cada año de una forma más clara adelanta el regreso de su temporada de invierno al norte de España, a pesar de las dificultades que los expertos tienen para su seguimiento debido a los recortes.
En esta temporada es cuando a la organización ornitológica SEO/Birdlife le correspondería actualizar el último censo, que se realizó entre 2003 y 2004 y que se renueva cada diez años, pero la falta del apoyo de las instituciones también está planteando problemas para el seguimiento de estas aves.
Por eso no se sabe a ciencia cierta ni el número de cigüeñas que hay en España, aunque uno de los responsables de SEO/Birdlife en León, el ornitólogo Ignacio Rodríguez, lo cifra en unas 15.000.
Es común durante estos últimos días previos a San Blas, cuando el refranero español enmarca la vuelta de la cigüeña tras pasar el invierno en el sur de España y el norte de África, contemplar a estas aves en provincias del zona oeste peninsular.
Se detectan sus movimientos gracias al proyecto “Migra” de SEO/Birdlife, que hace menos de un año se inició para colocar anillas conectadas a unas “mochilas GPS” a 25 ejemplares de cigüeña blanca adulta en toda España, dos de ellos en León.
Es la única referencia que los ornitólogos tienen sobre el comportamiento de estas aves, sobre quienes la incidencia del cambio climático y las dificultades para el acceso a la alimentación están produciendo que, cada año, regresen antes al norte, desde lugares como las marismas de Doñana o la bahía de Cádiz, donde hibernan.
Rodríguez ha explicado que las principales fuentes de alimentación son los vertederos que encuentran en su ruta al norte y las zonas de arrozales.
La mayoría provienen del sur de España, aunque se han detectado casos, como algunos ejemplares que regresan cada año a la provincia de Álava o La Rioja, en los que su lugar preferido para pasar el invierno son países africanos como Mali, Gambia o Senegal.
Ignacio Rodríguez ha lamentado que España, con respecto a otros países europeos, tiene en estos últimos años problemas para acceder a “información básica” sobre el comportamiento, no sólo de las cigüeñas, sino de cualquier otra especie, para analizar los cambios de población o sus conductas.
La incidencia del cambio climático sobre el comportamiento de las aves migratorias es uno de los retos, más aún cuando este fenómeno se ha agudizado en los últimos diez años -el periodo de tiempo en el que, tradicionalmente, se deja “reposar” un censo que se debería actualizar en esta campaña-.
“A estas conclusiones se llega tomando datos de series históricas, pero en estos años brilla por su ausencia. Antes había estudios de tendencias generales en España, pero ahora no hay nada de nada”, ha lamentado el ornitólogo, que ha afirmado que el trabajo que se hace ahora se basa en el “esfuerzo” de voluntarios.
Sin embargo, considera que mediante el estudio de individuos aislados y el trabajo que se hace “por su cuenta” se puede sentenciar que la población de cigüeñas en España se mantiene sobre esos 15.000 ejemplares, “estabilizada” con respecto al último registro.