Una colaboración de Francisco Guanipa
¿Por qué los bebés lloran cuando escuchan a otro bebé llorar? ¿Por qué casi podemos sentir dolor cuando vemos a una persona herida? ¿Por qué sentimos en carne propia los problemas que vive el personaje del libro que estamos leyendo? La respuesta a estas preguntas se encuentra en las neuronas espejo.
No obstante, todo comenzó a finales de la década de 1980, cuando dos investigadores italianos realizaron, por azar, uno de los descubrimientos más importantes de la neurociencia social. Estos neurofisiólogos, que estaban estudiando la planificación y el control motor, colocaron electrodos en el cerebro de unos monos. Su objetivo era monitorizar la respuesta neuronal del cerebro de los monos cuando estos realizaban acciones como llevarse un cacahuete a la boca.
En cierto momento, uno de los investigadores sintió hambre y se llevó un cacahuete a la boca. En este punto, observó que las neuronas del área F5 del cerebro se activaban, justo como lo hacían cuando el mono era el que comía.
Al inicio, los investigadores pensaron que se trataba de algún error pero después de repetir varias veces este comportamiento, se dieron cuenta de que, en efecto, había un grupo de neuronas que se activaban lo mismo cuando era el mono quien realizaba la acción que cuando veía a una persona hacerla. Así descubrieron las neuronas espejo, un nombre muy acertado ya que indica que reflejan el repertorio motor de otra persona.
¿Dónde se encuentran?
En un inicio, estas neuronas se apreciaron en el área F5 de la corteza prefrontal pero más tarde también se descubrieron en el lóbulo parietal inferior. Al parecer, las neuronas del lóbulo parietal se encargan de decodificar todo lo vinculado con los movimientos necesarios para realizar determinada acción mientras que las neuronas del F5 se encargarían de procesar el objetivo de la acción.
En estudios posteriores se pudo constatar que las neuronas espejo no solo se activaban cuando los monos veían a alguien o a otro animal realizar determinada acción, era suficiente con que lo imaginase, por ejemplo, cuando escuchaba a alguien romper la cáscara de un cacahuete.
Estos descubrimientos realizados en animales llevaron a los neurofisiólogos a hipotetizar que en el cerebro de los humanos también existían neuronas espejo. En los últimos años se han estado realizando varios experimentos que nos indican que en el cerebro humano las neuronas espejo se encuentran fundamentalmente en el área de Broca, relacionada con el lenguaje, y en la corteza parietal posterior, vinculada con la planificación de los movimientos.
¿Cuáles son las funciones de las neuronas espejo?
Las neuronas espejo se activan desde el nacimiento y le permiten a los bebés imitar los movimientos de los adultos e ir aprendiendo. Por tanto, son la base de la capacidad innata de imitación, sin la cual el aprendizaje sería prácticamente imposible.
Sin embargo, todo no termina ahí. Las neuronas espejo desempeñan un papel fundamental en la planificación de la acción. Básicamente, también nos sirven para realizar una simulación de las acciones antes de llevarlas a cabo.
Sin embargo, una de las funciones más interesantes y controvertidas de las neuronas espejo consiste en permitirnos comprender lo que piensan los otros. Aunque hay neurocientíficos que afirman que las neuronas espejo se restringen únicamente a la simulación de las acciones motoras, existen otros investigadores que consideran que no sería descabellado pensar que también están implicadas en el proceso de simulación de las intenciones de los demás; es decir, que son útiles para inferir las intenciones de otras personas.
Por ejemplo, cuando vemos a alguien realizando determinada actividad no nos limitamos a observar sus movimientos motores sino que vamos más allá, no solo analizamos qué está haciendo sino el por qué. Si vemos que alguien se inclina hacia el suelo, no solo simulamos mentalmente sus movimientos sino que nos imaginamos la razón de sus actos, suponemos que está recogiendo algo que se le ha caído. Por tanto, se puede afirmar que las neuronas espejo también nos ayudan a inferir los motivos y pensamientos de otra persona.
Incluso hay quienes afirman que la simulación de las neuronas espejo no se limitan al plano motor sino que incluye las emociones y las sensaciones de los demás. De hecho, se ha apreciado que algunas zonas del cerebro vinculadas a las emociones se activan lo mismo si somos nosotros quienes las experimentamos que si vemos a otras personas vivenciándolas. Desde esta perspectiva, las neuronas espejo también nos permitirían ser empáticos, ponernos en el lugar del otro y sentir lo que el otro siente. No es casualidad que algunos neurocientíficos también las conozcan como las “neuronas de la empatía”.
Fuentes:
Redolar, D. et. Al. (2013) Neurociencia Cognitiva. Madrid: Editorial Médica Panamericana.
Mukamel, R.et. Al. (2010) Single-Neuron responses in Humans during execution and observation of actions. Current Biology; 20(8): 750-756.
Rizzolatti, G. et. Al. (2003) Mirror neurons responding to the observation of ingestive and communicative mouth actions in the monkey ventral premotor cortex. European Journal of Neuroscience; 17(8): 1703–1714.
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