domi Las largas huellas del temporal

Una semana después de que el mar arrasase la costa vasca los detalles de la factura de los destrozos ocasionados por olas que alcanzaron hasta 13 metros de altura, se empiezan a conocer. El Gobierno central ha cifrado los desperfectos que corren a su cuenta en 17 millones, el Ayuntamiento de San Sebastián calcula que han sido 5,5 los registrados en la ciudad, y el Consorcio de Compensación de Seguros trabaja con una cifra de entre 14 y 16 millones en todo Euskadi. Daños en infraestructuras, playas, viviendas, restaurantes u otro tipo de comercios y mobiliario urbano que aunque las distintas administraciones o afectados intentan reponer, reparar o adecentar lo antes posible, los efectos de la furia del mar todavía serán visibles un tiempo más. Manuel Dioni es uno de los propietarios de la discoteca La Rotonda, en los bajos del paseo de La Concha, un local popular en la noche donostiarra que como mínimo tendrá que esperar un mes, —“si somos optimistas”, apunta el también administrador—, para volver a abrir sus puertas.

El aspecto de la discoteca, al igual que el del Club Atlético de San Sebastián, también ubicado en los bajos del paseo es desolador. Pocas cosas hay en La Rotonda que hayan resistido el embate del mar, tan pocas que Dioni apunta a las barras como lo único salvable, eso sí, una vez se lijen y vuelvan a adecentar. Del resto no queda nada. Ni equipos de sonido, ni de iluminación, ni decoración, ni baños, ni botellas. Los primeros cálculos de los propios responsables de La Rotonda apuntan a una factura de más de 300.000 euros en daños. “Es un poco desastroso. Está todo para tirar, no podemos recuperar absolutamente nada”, dice con resignación Dioni, acostumbrado a otros temporales, a otros pequeños destrozos comparados con los del pasado domingo que como mucho le habían obligado a cerrar, tres, cuatro días. Establecimientos que a la cuantía económica de los daños tendrán que sumar la de los días que permanezcan cerrados.

El almacén está destrozado, los albañiles trabajan en él”

Tampoco en La Cepa, en la calle 31 de Agosto, en la Parte Vieja, donde el agua alcanzó más de un metro de altura, habían visto nada igual. El bar también tendrá que esperar un mes a recuperar la normalidad, según calcula Aitziber Pollos, hija de los responsables del establecimiento. Aunque a mediados de semana pudieron volver a abrir sus puertas al público, detrás de la barra de pinchos todavía falta por recuperar la normalidad. El almacén está destrozado, los albañiles trabajan en él, relata Pollos, pero los electricistas todavía tendrán que esperar a poder hacer sus reparaciones hasta que la humedad se seque. La Cepa amaneció el pasado domingo con 20 centímetros de agua en la planta situada a pie de calle. En la de abajo, donde se encuentra la bodega, el agua superó los dos metros de altura. Máquinas, comida, bebida y muebles directamente para tirar a la basura. “Ahora estamos con el inventario”, explica Pollos, “preparándolo, y en cuanto al dinero que hemos perdido… es mucho, pero dentro del mucho todavía no te sé decir”.

De todos estos desperfectos se hará cargo el Consorcio de Compensación de Seguros siempre y cuando los afectados —ya sean particulares con daños en viviendas, vehículos o comercios, o la administración— tuvieran contratado un seguro antes de que el mar engullera el litoral vasco. Los destrozos serán cubiertos por tratarse de un “riesgo extraordinario”, un calificativo en el que caben inundaciones, embates de mar, terremotos o tempestades de viento, aunque la cuantía dependerá de los bienes cubiertos. El organismo ha recibido en Euskadi un total de 385 solicitudes de indemnización, 101 en Bizkaia y 284 en Gipuzkoa, según datos facilitados por el director de Operaciones, Alejandro Izuzquiza, a este periódico el pasado viernes, y ya se han entregado los primeros 10.000 euros. Pero no sólo los principales establecimientos dañados tardarán en recuperar la normalidad. El mayor trabajo queda en las propias playas y puertos. La Diputación de Gipuzkoa y el Ayuntamiento de San Sebastián se mostraron confiados tras reunirse el pasado jueves con representantes del Gobierno central y vasco y del resto de municipios del territorio afectados, que para el verano el litoral pueda recuperar la normalidad.

Faltan por acometer las principales obras”

Y eso que todavía faltan por acometer las principales obras en las infraestructuras dañadas, como el puerto de Bermeo, donde a lo largo de toda la semana se ha trabajado contrarreloj para reparar el dique roto, pero en el que las obras, con un coste entre los 2,5 y los 3 millones, se alargarán un mes. O en el espigón de la Zurriola, en San Sebastián, la principal infraestructura dañada de la ciudad junto a algunos de los puentes —dos tienen daños estructurales además de barandillas rotas—, y sobre la que todavía no hay fecha concreta de reparación, aunque se podría empezar en marzo.

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