El Gobierno vuelve a poner la apertura de Garoña en el tablero en plena disputa por la reforma eléctrica

Central de Santa María de Garoña en Burgos.

Central de Santa María de Garoña en Burgos.

El Gobierno ha vuelto a mover ficha en el tablero eléctrico y ha aprobado un Real Decreto que facilitará la reapertura de la central nuclear de Garoña (50% de Iberdrola y 50% de Endesa) si los propietarios de la instalación así lo piden. Garoña, la central más antigua del país (1971) está parada desde diciembre de 2012. La decisión del Gobierno de faclitar la reapertura vuelve a convertir a la central en ficha para la partida que libran las empresas eléctricas y el Ministerio de Industria por la reforma eléctrica. Para el Gobierno, el mantenimiento del actual parque nuclear (seis centrales, ocho reactores), así como la extensión de su vida útil es una cuestión de principios.

Esta semana, desde Londres, el presidente de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán, principal actor de la pelea que enfrenta a las eléctricas con el ministro de Industria, José Manuel Soria, fue rotundo al afirmar que estarían “encantados“ de volver a poner en marcha la planta y poner fin a su situación de cese de explotación, si “cambian las cosas y se eliminan las tasas y las cargas impuestas por el Gobierno” que han hecho que deje de ser rentable.

En declaraciones recogidas por el Diario de Burgos, Galán añadió que confía en que se produzcan cambios en la fiscalidad que entró en vigor el 1 de enero de 2013. Y  lanzó también un aviso para navegantes. Afirmó que “las centrales nucleares de Iberdrola perdieron dinero el año pasado”. Añadió que “como esto siga así nos veremos obligados a cerrar todas”. Es un nuevo capítulo en el ya largo pulso que enfrenta a las eléctricas con el ministro de Industria, José Manuel Soria. Viene de atrás.

En 2009, el Gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapateroprorrogó el permiso de funcionamiento de la central por cuatro años y fijó el cese de su explotación el 6 de julio de 2013. Sin embargo, en julio de 2012 el nuevo Gobierno del PP modificó el decreto de cierre y concedió a la empresa propietaria (Nuclenor, de Endesa e Iberdrola) un plazo hasta el 6 de septiembre para solicitar formalmente la prórroga de actividad hasta 2019.

Empresas dolidas

Las empresas, dolidas por los nuevos impuestos aprobados por el Gobierno de Rajoy, no solicitaron la prórroga y en diciembre de 2012, la central dejó de funcionar. Pero el Ejecutivo no dio el brazo a torcer y forzó al Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) una prórroga de la licencia siempre que no se conectara a red.

Ahora, como ya sucedió en 2012, vuelve el pulso. Iberdrola, a tenor de las declaraciones de Sánchez Galán, no está dispuesta a ceder.Según la empresa, los nuevos impuestos a las nucleares hacen inviable la explotación, ya que suponen 153 millones sólo en nuevas tasas, más otros 120 millones en exigencias de seguridad. Unas cantidades que superan incluso el capital de Nuclenor.

La posible reapertura de Garoña (produce apenas un 1,4% de la electricidad del parque de generación)  ha dejado cicatrices importantes en el Consejo de Seguridad Nuclear, que debatió en mayo de 2013 sobre el cierre definitivo o la prórroga condicionada de la instalación.

El Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) aprobó un informe solicitado por Industria para modificar la orden de cierre de la central nuclear de Garoña por tres votos a favor y dos en contra.

Votos a favor

Los votos a favor fueron los de los dos consejeros propuestos por el PP, Fernando Martí y Fernando Castelló más del propuesto por CiU, Antoni GurguÍ. Las dos consejeras propuestas por el PSOE, Cristina Narbona y Rosario López, votaron en contra. El lunes presentarán votos particulares.

Narbona aseguró que Industria había efectuado “una presión intolerable” sobre el CSN y sus técnicos, para imponer una decisión de carácter político que abre un peligro precedente para “autorizaciones express” en el sector nuclear.

Tras cuatro largos debates que dividieron al consejo, Industria impuso su criterio. Con la seguridad de que Garoña no será desmantelada, la planta se situño en lo que se conoce como “parada fría”, es decir, en disposición de operar, pero sin conexión a la red. Ahota toca mover ficha

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