Adof Todó, expresidente, Jaume Masana, exconsejero delegado, reclamaron judicialmente 600.000 euros cada uno tras ser despedidos sin compensación por el FROB. La entidad ha sido rescatada con 12.000 millones tras su quiebra.
Adolf Todó
Adolf Todó, expresidente de Catalunya Banc, y su consejero delegado, Jaume Masana (que ahora trabaja en Caixabank), recurrieron ante el juez su despido sin indemnización por parte del fondo de rescate, el FROB. El juzgado social número ocho de Barcelona acaba de darles la razón y declara “la improcedencia de sus despidos”. “Debe condenar y condeno a Catalunya Banc a readmitir a estos o a abonarles una indemnización para cada uno de ellos de 600.000 euros”, afirma la sentencia. Obviamente, no serán admitidos, (en el caso de Masana ya es imposible por trabajar para la competencia) por lo que se da por hecho el pago de 1,2 millones.
Catalunya Banc recurrirá la sentencia ante el Tribunal Superior de Justicia de Catalunya, según fuentes cercanas a la entidad. El propio ministro de Economía, Luis de Guindos, fue el que anunció que se tomaría esta medida, en una decisión con intentos más de ser ejemplarizante ante la opinión pública que práctica. Para hacer fuerza en los argumentos del despido, el FROB en la carta de cese les acusa a ambos ejecutivos de haberse gastado 375.705 euros en un informe de McKinsey “sin que conste que se haya comunicado al Consejo de Administración el resultado final de dicho trabajo, salvo un borrador muy preliminar cuyo contenido y desarrollo en absoluto justifica el importe satisfactorio”.
El FROB va más lejos y también les acusa de “excusar su responsabilidad en su gestión y provocar una situación interna insostenible que forzase al banco a decidir su salida indemnizada del mismo”. Pese a estas acusaciones, que el juez considera no justificadas, ambos ejecutivos se llevarán 1,2 millones, que se cargarán contra la cuenta que los contribuyentes deberán pagar para reflotar y vender próximamente la entidad a un tercero.
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