Concienciado y comprometido con la idea de que estamos viviendo una época fundamental, Enrique de Vicente hace unos interesantísimos comentarios sobre el significado simbólico del dibujo y el texto proféticos sobre Chartres y Compostela. Cuenta lo siguiente:
El dibujo y el texto, ambos profundamente simbólicos, aluden a un antiguo secreto relacionado con la gran pauta profética y conocido desde tiempos remotos por muchos iniciados. Todos ellos coinciden en que hay un tiempo en el que se iba a producir la gran Revelación (palabra que en griego es Apocalipsis). Ese tiempo está muy cercano, como sugieren multitud de indicios.
En el grabado, el ángel que preside la escena procede del Atlántico, como la gran corriente energética que antaño se cerró y que en torno al 21-24 de junio de 2011 volverá a abrirse, la misma dirección hacia la que apuntan las rutas de megalitos y petroglifos distribuidas en toda la cornisa atlántica. Entre ellas están las de Finisterre, que forman parte del Camino secreto de Santiago, recorrido por los iniciados que no se detenían en Compostela, prosiguiendo su andadura hasta el mar, como lo hicieron muchos otros antes del Cristianismo.
El lugar más cercano a la estrella de 8 puntas que hay sobre la cabeza del ángel es Chartres. Y sus dedos índices señalan a Compostela y Turín.
Catedral de San Juan Bautista de Turín.
A nosotros sólo nos interesa la primera ciudad, pues nuestro sendero es el de la mano derecha, aquel que no busca la consecución de poderes sino el que siguen quienes van al encuentro de sí mismos y buscan desinteresadamente lo mejor para ellos, para la Humanidad y para la Tierra: es el Camino de Santiago, la Vía de las Estrellas y de la transmutación alquímica.
Mientras que el sendero de la mano izquierda es el de la búsqueda del poder a través de la magia y ese brazo izquierdo del ángel pasa por Lyon y Turín, reputadas desde antaño como capitales del ocultismo (aunque la última, relacionada por muchos con el “satanismo”, albergue la Sábana Santa). Por el contrario, muchos magos y alquimistas, como Nicolas Flamel, realizaron el Camino de Santiago como una prueba y un acto de humildad.
Chartres nos invita, como a los iniciados que recorrían el Camino de Santiago, a enfrentarnos a la gran prueba: la prueba del Laberinto. Pero ¡cuidado!, porque uno puede entrar en el Laberinto, como lo hizo Teseo, con malas artes y engaños, y matar al Minotauro desde el poder, y eso le desviará hacia el sendero de la mano izquierda.
En el muro meridional de la torre sur de la catedral de Chartres hay dos esculturas a las cuales aluden los versos que acompañan a la imagen y que, junto a otra serie de elementos que conforman un “mapa” cósmico, señalan cuándo habrá llegado el momento.
El ángel del reloj de sol, catedral de Chartres.
El asno de la zanfonía, catedral de Chartres.
Una es el ángel que sostiene un reloj solar y señala el tiempo preciso. En los versos se dice que “romperá el reloj, significando que el tiempo ha terminado”.
Junto a él vemos ese “asno vigilante” (como se le conoce) que sostiene una zanfonía o cítara, y en los versos se dice que “hará sonar” ese instrumento de cuerdas. En su obra “Description de la cathédrale de Chartres” (1850), el sacerdote Marcel Joseph Bulteau nos pone sin saberlo tras la pista correcta: le llama la atención el asno que toca una suerte de arpa que aparece sobre un monumento egipcio reproducido por Champollion-Figeac en su obra “L´Egypte ancienne”.
El asno rojo fue para los egipcios un animal asociado a Seth y Tifón, divinidades de la destrucción. Y “casi universalmente es el emblema de la oscuridad o incluso de las tendencias satánicas”, como señalan Chevalier y Gheerbrant en su definitivo «Diccionario de los símbolos». Este animal representa al elemento instintivo del ser humano, que debe ser cabalgado y sometido por el espíritu. Para otras tradiciones, en cambio, añaden estos autores, es un animal sagrado, como en los Misterios iniciáticos apolíneos, dionisíacos o en Delfos, siendo la montura de los inmortales taoístas. Está “vinculado a Saturno, el segundo Sol, que es la estrella de Israel”, con el que algunos identifican a Yahvéh.
En el cielo existen dos estrellas identificadas desde antiguo como “el asno del Sur” (Asellus Australis, llamada “la Punta” por los árabes) y “el asno del Norte” (Asellus Borealis, conocida por los chinos como “la tercera estrella del fantasma”). Son dos de las estrellas principales de la constelación de Cáncer, signo zodiacal por el que el Sol inicia su recorrido en el solsticio de verano, el 21 de junio, fecha señalada por las antiguas tradiciones para la apertura de las Puertas Celestes.
Las otras dos alusiones a ciudades en los versos tienen un profundo significado mítico y simbólico. Una es la supuesta cabeza del Bautista trasladada a la catedral de Amiens en 1206. La otra es que tras morir en 1199, el corazón de Ricardo Corazón de León (hijo de la gran iniciada y poderosa mujer Leonor de Aquitania) fue enterrado en la catedral de Ruán.
Catedral de Amiens y el supuesto cráneo de san Juan Bautista que alberga.
Catedral de Ruán.
El destino ha querido que el viernes (único día en que se despejan las sillas que cubren el Laberinto de la catedral de Chartres) más cercano al solsticio sea 24 de junio, día de san Juan Bautista, figura excepcionalmente sagrada para templarios, masones, cátaros y tantas otras corrientes iniciáticas en todo el mundo: el día del Jano bifronte, en el que nos enfrentaremos a la encrucijada. De esta manera podremos recorrer ritualmente el laberinto de Chartres multitud de personas llegadas de diversos lugares, durante todo el día, activando así ese poderoso motor cosmo-telúrico.
Gracias a que le mata su hermano, el asno Seth, Osiris puede resucitar. Ha llegado pues el momento, para quienes acudan a Chartres, de prepararse para morir y renacer como hombres/mujeres nuevos, como lo hicieron Osiris y Jesús, que nace en presencia de una mula (cuyo simbolismo es idéntico al del asno) y entra a Jerusalén como mesías a lomos de un asno, para morir y resucitar en la siguiente semana. Para ello hay que saber tocar la melodía adecuada, como hace el asno. Porque Chartres es, ante todo, un instrumento musical único.
Como ya se hizo en torno al equinoccio de primavera, entre el 21 y el 23 de marzo, en la Gran Pirámide de Giza, así lo haremos en Chartres, activando la corriente telúrica que devolverá su energía primigenia a Compostela y a multitud de catedrales, megalitos y lugares sagrados de toda Europa. El código perdido desde antiguo está pronto a ser reencontrado. Ese poderoso instrumento musical que es la catedral de Chartres entonará la melodía precisa y el Ángel tocará su trompeta.
El laberinto de la catedral de Chartres.
Fuente: http://ianuacaeli.blogspot.com/
¡Qué curioso, en la última fotografía hay un crop circle perfecto1