En marzo pasado, sólo después de que Bing Bing, hija de Wu Zhenghong y Xu Hui cumpliera dos años, la pareja de Shanghai dio la bienvenida a un segundo niño a la familia: un chico rechoncho llamado Dou Dou.
El recién nacido coloca a la pareja en la vanguardia de un nuevo fenómeno en Shangai: la familia de dos niños.
Plan del segundo niño
Según la regulación de Población y Planificación Familiar de Shanghai aprobada en el 2003, a parejas que no tienen a niños de un matrimonio anterior, y quienes son ambos el único hijo en sus familias respectivas, les permiten tener a un segundo niño.
La regulación -creada para ayudar a remediar el problema de la población de la tercera edad de Shanghai- se enfrenta ante la conocida estricta política de China de «sólo un niño». Las autoridades de Planificación Familiar de Shanghai han tenido que animar activamente a parejas elegibles a ir adelante y multiplicarse.
La especial regulación de Shangai no significa que ni esta ni las políticas de planificación familiar de China hayan cambiado totalmente: la política de un niño está aún intacta.
Los niños como Dou Dou, quienes nacen de padres que cumplen condiciones predeterminadas, son excepciones referidas como «el segundo niño dentro del plan».
Reacción pública
Aunque la opción para tener a un segundo hijo haya sido permitida durante los últimos ocho años, pocas familias de Shanghai lo han aprovechado.
La razón es simple: como hijos únicos en sus propias familias, las parejas más jóvenes todavía confían en sus padres para tener apoyo financiero, entre otras cosas.
Además de enfrentarse al trabajo y presiones financieras de la vida cotidiana, muchas parejas jóvenes cargarán con la responsabilidad de tener el cuidado de sus propios padres envejecidos.
«La mayoría de las parejas jóvenes, sobre todo aquellos nacidos en la década de los 80, dirían que ellos quieren tener un segundo niño, pero hay muchos obstáculos prácticos para vencer antes de que este deseo pueda hacerse realidad», dice la mamá Xu Hui, de 30 años.
Diferencias en opiniones
Xu y Wu concibieron a su segundo niño por casualidad. Al principio, no estaban seguros sobre el cuidado del niño.
Creciendo con la política de un niño, Xu consideró como una norma tener una familia con un niño.
Su marido, Wu, sin embargo, tuvo otra opinión.
«Yo siempre quería a dos niños», dice Wu, que tiene 30. «La mayor parte de nosotros vivimos en apartamentos estos días y pocos de nosotros conocemos a nuestros vecinos».
«Tenemos miedo que mi hija se sienta aburrida encerrada en casa todo el día viendo solo ‘Ovejas Agradables y el Lobo Malo Grande’ (una historieta china popular)».
No del todo convencida de que el plan de familia de un niño era el mejor recurso para las parejas, Xu fue al hospital sin el conocimiento de su marido mientras estaba embarazada con la intención de abortar a su hijo.
Xu estuvo todo el día en el hospital angustiada por la decisión, hasta que los doctores terminaron su turno.
Xu dice que ella se dio cuenta de que la decisión de abortar a su hijo, sería parecida a obligarlo a suicidarse.
Ella dice que decidió no abortar al bebé, «porque él era un regalo del cielo, y yo debería apreciar esto».
Acostumbrarse a un segundo hijo
Sobre la educación de sus niños, Wu y Xu quieren ser diferentes a sus padres, quienes típicamente dejan a sus niños con sus abuelos durante la semana y funcionan sólo como «padres de fin de semana».
Xu insistió en renunciar a su trabajo para quedarse en casa y criar a los dos niños ella misma.
«Los abuelos tienden a estropear a sus nietos, y los criarán con base en las experiencias con las que nos criaron, lo cual puede ser anticuado», dice Xu. «Esperamos criar a nuestros niños nosotros mismos».
«Aunque pueda ser difícil, creo que los resultados lo merecerán».
Desde la llegada de su segundo hijo, Wu y Xu han estado menos preocupados sobre cómo enseñar a su hija ser menos egoísta y aprender a compartir.
La pareja dice que pase lo que pase con sus hijos en un futuro, al menos ellos se tendrán el uno al otro para compañía y apoyo.
La pareja también ha aprendido a aceptar la admiración de aquellos que están a su alrededor. Cada uno de sus padres también apoya la decisión de tener un segundo niño.
«La energía positiva que consigo de aquellos que encuentro fuera de casa me da la fuerza para criar a mis niños bien en casa», dice Xu. «Después de todo, somos una familia de minoría entre la generación de los años posteriores a 1980, y estamos orgullosos de serlo».