Lógica, razón, justicia, verdad, código moral (y recalco lo de código), son “ciencias” de lo exacto, representan lo objetivo y se aplican a lo inmutable.
Pero, ¿funciona la vida acorde a la lógica?, ¿actuamos siempre en función a la razón?, de nuestras creencias, ¿apostaríamos todo nuestro dinero a que son verdad?, ¿sacamos el código siempre antes de obrar? Entenderéis ahora por qué, para mí, vivir acorde a la justicia es trampa.
Aplicar criterios de objetividad al mundo de lo subjetivo, inundar de verdades el mundo de la ilusiones, aplicar leyes de lo estático a un mundo cambiante… Eso sí es injusto. La justicia es injusta en este mundo.
No permitiré que “los justos” me roben aquel gol en la infancia porque “solo era un gol”, ni aquel te quiero porque “no lo merecía”.
«Una mochila para el universo» Elsa Punset. |
La justicia, como todo aquello regido por leyes, está para establecer control, y el control es para evitar el miedo. Ahora bien, la ausencia de este código no debe asustarnos, para nada. Existe un código mucho más grande que la justicia: la bondad. La bondad no es justa. La bondad es dar sin haber recibido, es mirar con alegría a lo triste, es animar al que transmite desánimo, es ser el primero en mover, quedarse cuando se van, es entregar a quien no puede dar.
No quiero con ello aniquilar la justicia, sino sacarla de este mundo, como el Sol, pues la justicia es el Sol, esa luz que nos alumbra para que veamos el camino y distingamos la realidad, pero que nadie querría tocar o moriría abrasado…moriría. La clave no está en eliminar esa luz, sino en mantenerla a la distancia adecuada y saber cuándo apartarse por completo de ella para así disfrutar de bellas noches de pasión e inolvidables domingos de playa.
http://eluniversodelosencillo.blogspot.com.es/2013/02/la-justicia-es-de-tramposos.html?updated-min=2013-01-01T00:00:00-08:00&updated-max=2014-01-01T00:00:00-08:00&max-results=14
Desde hace algún tiempo, casi no pasa semana sin que salte una noticia sobre corrupción en España.
Los jueces llevan a cabo instrucciones interminables, anuncian centenares de imputaciones, citan legiones de testigos y, en ocasiones, hasta dictan sentencias, pero entre los ciudadanos crece la percepción de que, al final, todos se van “de rositas”, que nadie paga por su culpa y que, incluso en los casos en que se hace justicia, esta llega tan tarde que pierde todo su sentido de ejemplaridad.
Eso en el mejor de los casos. En el peor, la lentitud del proceso permite que prescriban delitos o que cambien las circunstancias de los acusados de modo que ya no se les puedan exigir responsabilidades.
En definitiva al igual que hay una medicina para ricos y otra para pobres, exactamente igual sucede con la justicia.
Tramposa? quién hizo la ley hizo la trampa.
Justicia y afines 1 Vs. Injusticias y afines 3
Democracia representativa