Qumrán es el nombre árabe contemporáneo dado a unas ruinas, donde habría habitado una comunidad de la congregación judía de los esenios, situadas en una terraza a cerca de dos kilómetros del Mar Muerto y 13 Km. al sur de Jericó, sobre los acantilados que se hallan tras la estrecha franja costera, cerca del oasis de Ayin Feshja, a 375 metros bajo el nivel del mar Mediterráneo.
QUMRÁN: Y LOS MANUSCRITOS DEL MAR MUERTO
A la antigua comunidad de Qumrán se la ha relacionado casi de forma concluyente con algunos documentos hallados en los Manuscritos del mar Muerto, y muchos eruditos ven también una conexión con los esenios, la antiquísima secta judía. Los esenios eran una secta judía, cuyo origen se remonta al hijo adoptivo de Moisés, llamado Esén, aproximadamente 1.500 años a.C
No obstante, hay que tener en cuenta que ningún otro lugar de Israel ha suscitado tantas controversias. Una interpretación sugiere que Qumrán era una parada de caravanas que abastecía a los numerosos viajeros de la “ruta de la sal” entre Jerusalén y Arabia y el Cuerno de África. Otras han insinuado que el lugar era una villa de invierno para algunos acaudalados de Jerusalén, y otras opiniones consideran que era una fortaleza militar.
Situada en una meseta sobre un malecón de tierra que se extiende desde el este hasta la costa del mar Muerto, Qumrán es probablemente la Ciudad de la Sal, una de las seis urbe del desierto de Judea mencionadas por Josué (15:61-62). La zona fue habitada por primera vez durante la época israelita, quizás como fortaleza israelita en el desierto, y es probable que quedara abandonada a la caída del reino de Judá.
Una de la cuevas donde se encontraron los Manuscritos del Mar Muerto
Desde el siglo II a. de C. hasta la represión de la primera rebelión judía, estuvo siempre habitada excepto durante un período indeterminado después de un terremoto en 31 a. de C. Si bien las dataciones arqueológicas apoyan la opinión de que Qumrán era una sociedad comunal, no se ha encontrado ninguna relación directa entre los esenios y Qumrán o entre los esenios y el grupo descrito en los Manuscritos del mar Muerto.
La entrada principal de la ciudad era una puerta y al lado había una torre de dos pisos. Además, tenía otras dos entradas, y la muralla sin fortificar estaba fabricada con los muros posteriores de las casas y los patios. Los edificios comunales incluían una gran cocina con cinco hogares.
Cerca hay un espacioso salón al que se le llama refectorio y al lado otra habitación más pequeña donde se encontraron los restos de unos 1.000 recipientes de arcilla: tinajas, platos, jarras, bandejas, tazones y vasos, que debían de utilizarse en el servicio de comidas comunitarias. En el solar había también un taller de alfarería. En el yacimiento apareció una dependencia de grandes dimensiones que pudo haberse destinado a scriptorium, ya que se encontraron una mesa para escribir y tres tinteros.
El sistema de suministro de agua era bastante sofisticado. Llegaba hasta el ángulo noroeste de la ciudad a través de un acueducto. El agua entraba en una cisterna de decantado donde se filtraba, y una red de canales la distribuía a siete cisternas. Hay un gran cementerio justo al lado del asentamiento con más de 1.000 tumbas. Dispuestas en hileras ordenadas, cada tumba está marcada por un montoncito de piedras. Los difuntos están casi todos tendidos de espalda con la cabeza hacia el sur. Las tumbas excavadas contenían restos de hombres, con solo unos pocos niños y mujeres en las afueras del cementerio.
Teniendo en cuenta las pruebas escritas, los esenios fueron mencionados por los antiguos historiadores judíos, por Filón de Alejandría y por Flavio Josefo, y también brevemente por Plinio el Viejo. Estos historiadores dicen que la secta de los esenios se cifraba en más de 4.000 individuos repartidos en toda Palestina.
Vivían en casas comunales, su afiliación estaba restringida a los hombres, y había un período de noviciado antes de ser admitido como miembro de la secta con pleno derecho. Los nuevos miembros entregaban a la secta todas sus propiedades y prometían ceder sus futuras ganancias a la comunidad.
Los expertos están de acuerdo en que los Manuscritos fueron escondidos en las cuevas entre el 68 y el 70 d. de C. por los habitantes de Qumrán. Algunos de los rollos, así como otros documentos antiguos descubiertos anteriormente, como el Manuscrito de Damasco, describen toda una serie de normas para la convivencia comunal y algunas creencias distintas de la corriente principal del judaísmo de la época.
El “Manual de Disciplina” subraya las reglas de la vida comunitaria, mientras que otro manuscrito, “La Guerra Entre los Hijos de la Luz y la Oscuridad” proporciona una interpretación apocalíptica de los acontecimientos que precederán al fin del mundo. Aún no se ha dicho la última palabra con respecto a Qumrán. La reciente difusión de los Manuscritos del Mar Muerto al amplio mundo de los estudiosos nos ofrecerá muchas y nuevas interpretaciones. Y todavía quedan otros manuscritos por descubrir.
Algunos de ellos pueden estar aún en manos de los beduinos o de algún particular. Pero lo más probable es que haya más manuscritos ocultos en cuevas sepultadas de los acantilados que bordean Qumrán.