Hay muchas teorías sobre la existencia de determinados tipos de música para cada estado de ánimo pero la conclusión es realmente muy lógica y clara.
Mucho se habla actualmente del beneficio de ciertos tipos de música como si fueran remedios magistrales para tal o cual cosa. Sin embargo eso es tan absolutamente relativo… Todas las músicas que nos gustan, que nos llenan, que estimulan en nosotros alegría, ánimo, relajación… son las adecuadas para cada uno de nosotros y nuestro estado de ánimo y no otras.
Puede resultar sorprendente para algunos ver cómo determinados ritmos y estilos que no se asocian a estados de relajación llegan a relajar a muchas personas y cómo otros, que aparentemente parece que deberían relajar, les ponen de los nervios.
Lo cierto es que no es prudente afirmar que determinados tipos de música son para algo concreto.
Proponemos a las personas que se graben (en CD, MP3… o en el soporte que consideren más adecuado) diferentes músicas que estimulen en ellas determinados estados, para utilizarlas cuando les haga falta.
- Músicas que les relajan para cuando se quieran relajar.
- Músicas que levantan su ánimo para cuando se sientan bajos anímicamente.
- Músicas que estimulan las ganas de moverse para bailar cuando tengan ganas de expresarse con el movimiento desde el baile…
Desde ahí empezaremos a entrar en la auténtica musicoterapia personal.
¿Hay patrones generales que influyan sobre nuestro estado de ánimo?
Claro está que hay unos patrones generales, en todos los tipos de música, que influyen sobre el estado de ánimo de todos de manera parecida. Por ejemplo, los timbres agudos tienden a excitar y tonificar más que los graves, por una cuestión puramente física.
Las células que reciben las vibraciones sonoras y que transmitirán el sonido al cerebro a través del nervio auditivo, están agrupadas más densamente en el área receptora de los sonidos agudos, por lo que la cantidad de impulsos nerviosos que llegan al córtex es mayor.
De manera que para activar, tonificar, estimular movimiento… es más lógico utilizar sonidos agudos y para relajar sonidos graves. Pero incluso así, en la práctica cada persona puede necesitar ser estimulada de una manera o de otra dependiendo de su realidad vital y existencial en cada momento. Y, además, un abuso de agudos, sobre todo en niños con el sistema nervioso alterado o con hiperactividad podría ser causa de problemas.
Influencia de cada una de las tres partes elementales de la música
El ritmo, la melodía y armonía, de los diferentes tipos de música, ejercen una influencia muy concreta sobre nuestro estado de ánimo:
- El ritmo: a nivel físico, por estimular el movimiento, sobre todo si se trata de percusiones. Los tambores en particular pueden incluso llegar a hacer vibrar el cuerpo y ponerse en resonancia con los latidos del corazón, influyendo en la frecuencia cardiaca. Por esto, parece ser que une más a la Tierra, a la existencia gracias a la pulsación evidente.
- La melodía: sobre los sentimientos y las emociones. Y es que la frase melódica tiene su analogía con la frase hablada en la que se vehicula el sentimiento.
- La armonía: actúa más allá de lo exclusivamente emocional, incidiendo de una manera más potente en el desarrollo intelectual y en el Mental Superior. Porque la armonía lleva en sí misma el ritmo y la melodía, potenciados por la unión de sonidos simultáneos, lo que favorece una mayor amplitud mental.
Sin embargo todo esto, teniendo su parte de verdad (que la tiene), es también relativo porque, por poner algún ejemplo:
- En ciertas tradiciones se practican rituales donde los tambores con ritmos más primarios y que se asocian a sencillas melodías de tipo repetitivo (por lo tanto más rítmicas), hacen entrar en estados de trance a los oficiantes e incluso a los espectadores del ritual. El estado de trance es un aspecto de Mental Superior.
- Personas que cantando melodías llegan a conectar con una esencia que va más allá de lo exclusivamente emocional, favoreciendo el trascender de su consciencia, o sea, de nuevo el estímulo de Mental Superior.
- Para que una pieza de predominio rítmico, melódico o armónico ejerza su influencia debe haber unos mínimos de receptividad por parte de quien la escucha. De lo contrario es como enviar información a una pared.
Efectos que pueden producir las escalas en nuestro estado de ánimo
Se dice que las escalas ejercen efectos concretos. De manera que una escala mayor podría estimular más la dinámica, la alegría, la apertura hacia el exterior… y una menor la tristeza, la profundidad…
Esto también tiene su parte de verdad en la música, pero vuelve a ser relativo, porque dependiendo del sentido que se le de a la interpretación, la velocidad, la tesitura donde se toca, el tipo de instrumento, el contexto, la situación interna del intérprete… el efecto puede cambiar mucho.
Una escala menor tocada alegremente con un violín y a cierta velocidad puede resultar muy alegre. De la misma forma que una escala mayor tocada triste y lentamente puede llegar a resultar muy triste. La tendencia natural de las escalas no siempre es un condicionante.
Conclusión sobre si hay tipos de música concretos para determinados estados de ánimo
Todo esto nos enseña lo relativo de la influencia de la música en el Ser, y ni el Clásico, el Barroco o el Canto Gregoriano son forzosamente equilibrantes, ni las músicas más estridentes, cacofónicas, etc. una epidemia para la sociedad.
Con el Corazón abierto y limpio de influencias de «mundo», es más fácil Sentir la verdadera naturaleza de las músicas que escuchamos. Desde ahí se vive con las partes más sutiles de nuestro Ser.
Pero estamos demasiado condicionados a la mente intelectual, a las tendencias y necesidades emocionales, a las influencias sociales, a lo material… por eso las músicas de Mozart, Bach, Vivaldi… u otros autores, por muy equilibradas que nos parezcan y por muchos elementos sutiles que puedan contener, pueden chocar con muros intelectuales, emocionales… que relativizan su genialidad.
Porque ni las personas, por muy alta vibración que tengan, ni el mensaje, por muy maravilloso y revelador que sea, es suficiente para influir en los demás. Siempre dependerá de la predisposición y evolución del receptor. Esto es básico.
Fuente: En Buenas Manos
Muy interesante. Gracias Aida