Siéntate cómodamente y cierra los ojos. A continuación, pon atención a tus pensamientos. Síguelos allá donde te lleven. Limítate a observarlos ir y venir. Tras haber hecho esto entre cinco y des segundos, hazte a ti mismo esta pregunta y luego permanece muy atento para comprobar qué sucede justo después: «¿de dónde vendrá mi próximo pensamiento?».
¿Qué ha ocurrido? ¿Tuvo lugar una pequeña pausa en tu pensamiento mientras esperabas el siguiente? ¿Te fijaste en el espacio, en una especie de intervalo entre la pregunta y el siguiente pensamiento? Bien. Ahora vuelve a leer las instrucciones y haz el ejercicio de nuevo.
¿Notaste ahora un ligero titubeo en tu pensamiento, una pausa entre pensamientos? Si permaneciste atento inmediatamente después de hacerte la pregunta, deberías haber observado que tu mente esperaba que sucediese algo. El autor de El poder del ahora, Ekhart Tolle, dice que es como un gato acechando el agujero de un ratón. Estás despierto, esperando, pero en ese intervalo no existen pensamientos. Tal vez hayas oído que limpiar la mente de pensamientos cuesta muchos años de ardua práctica, sin embargo tú acabas de hacerlo en cuestión de segundos.
Por favor, realiza este ejercicio varias veces más. Puedes utilizar otras preguntas, del tipo «¿de qué color será mi próximo pensamiento?» o «¿a qué se parecerá mi próximo pensamiento?». La pregunta no es lo importante, sino permanecer atento. La atención descubrirá el intervalo, el espacio entre pensamientos. Ese intervalo es conciencia pura. Puede ser fugaz, pero no por eso deja de aparecer. Al ir siendo consciente de esta pausa mental, ésta empezará a obrar su magia en ti.
Ahora volvamos a nuestra tarea. Realiza este ejercicio durante dos o tres minutos más, volviendo a hacerte la pregunta cada quince segundos aproximadamente. Pon atención al intervalo cuando aparezca. Búscalo cuando no lo haga. En tan solo unos pocos minutos, te darás cuenta de que tus pensamientos están más sosegados y tu cuerpo más relajado.
¿Cómo es esto? No era tu intención relajarte o sosegarte. Pero ha sucedido de manera natural, sin que lo buscases. ¿Por qué ser consciente de la conciencia implica una diferencia tan grande en el modo en que sentimos y nos comportamos? Al ser consciente eres capaz de contactar tus pensamientos a niveles más refinados y sutiles. Cada nivel ofrece más orden y energía. El intervalo que percibiste entre los pensamientos fue la experiencia de la no-experiencia que mencioné antes. Esa no-experiencia era conciencia pura
Medita durante un minuto, haciéndole una pregunta distinta cada quince segundos a la mente, con frecuencia durante el día. No tardarás en ser consciente del espacio que descubres entre tus pensamientos incluso mientras realizas otras actividades, como hablar o conducir. Si no tuvieras nada más que hacer que observar con regularidad este breve intervalo entre pensamientos, con el tiempo notarías más energía, menos estrés e incluso mayor fluidez en tus relaciones con los demás. Incluso podrías observar un humor más ligero, cercano a la picardía. Sentirse bien es divertido. Esta percepción es la base de experiencias futuras más profundas y satisfactorias. Pero este ejercicio vale la pena en sí mismo. A continuación ampliemos nuestro conocimiento de la fuente del pensamiento a fin de aprovechar sus beneficios en profundidad
El intervalo entre los pensamientos es la experiencia de la no-experiencia.
Esa no-experiencia es conciencia pura.
Extraído del libro “La curación cuántica” de Frank Kinslow