El autoconocimiento permite conducir cualquier conocimiento hacia la sabiduría. Acumular conocimiento sin conocernos es como comprar bombillas fundidas, pues es nuestra propia luz la que ha de iluminar cualquier saber. El no tener en cuenta este hecho es lo que hace que nuestra educación en vez de dar luz deslumbre.
Durante nuestro recorrido escolar se ha proyectado sobre nosotros la luz muerta de lo que una sociedad considera importante, y que curiosamente no le ha llevado nunca a la felicidad. Lo importante sirve siempre a algún interés, lo esencial sirve a la persona y por ende a toda la sociedad.
LLevar el autoconocimiento a clase es encender la luz de la inteligencia propia en nuestros alumnos, es alumbrar el nacimiento de una nueva humanidad que deje de vivir desde los dramas y sus conflictos y abra el camino para que sus ciudadanos trabajen no por obligación, sino para cumplir sus sueños. ¿Difícil de conseguir …? Muy difícil para unas bombillas apagadas, pero totalmente posible para unas encendidas.
¿Qué te parece, querido lector, empezar a darte luz, a encender tu bombilla, a brillar …? Puedes empezar por generar un poco de electricidad cada día conquistando un tiempo auténticamente para ti, para empezar a conocerte de verdad, a través de lo esencial y no de lo importante, eso a lo que dedicas la mayor parte de tu tiempo y que no sientes en el fondo que sea propio. Empieza por ser dueño de diez minutos, luego de veinte, de media hora, de una hora … y la bombilla, al recibir más voltaje, irá iluminando más cada vez. ¡Pruébalo, empieza a conquistar tu tiempo!
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