LAS ASOMBROSAS COMBUSTIONES ESPONTÁNEAS

“Ella vio el cuerpo en el suelo en una situación que nos dio miedo. A una distancia de 1,5 metros de la cama había una pila de cenizas. Sus piernas con los calcetines puestos, permanecían intactas y la cabeza medio quemada tendida entre ellas. Casi todo el resto del cuerpo estaba reducido a cenizas. El aire de la habitación estaba cargado de hollín. Una pequeña lámpara de aceite en el suelo estaba cubierta de cenizas, pero no había aceite en ella y los dos candelabros que permanecían levantados en la mesa les faltaba el cordón de algodon. La grasa de ambas había desaparecido”.

La combustión humana espontánea es uno de los fenómenos más antiguos que afectan a la condición humana. Como reseña de lo citado anteriormente, en 1763, se muestra que no es un fenómeno nuevo; no respeta clases y le puede ocurrir a cualquiera, sea un vagabundo, uno un trabajador de Contesa Cornelia di Bandi.

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Foto: Un soldado que murió en un granero en Escocia, posiblemente por combustión humana espontánea. Foto del British Medical Journal, 21 de abril de 1888.

Este fenómeno fue descrito ampliamente en el siglo XIX en relatos de Dickens, Zola, Meville y Qunicey como un hecho real. Pero estos no son igniciones “normales”. En casos bien documentados se dice que el calor generado era suficientemente intenso como para romper los cristales o fundir los enchufes y la mayoría añade que hasta los huesos humanos se reducen a una pila de cenizas. En los crematorios se usan temperaturas de casi 600 grados , pero a pasar de estas altas temperaturas necesitan incinerar los huesos para su extinción. Y aquí llega el misterio. Estas temperaturas de combustión están perfectamente localizadas en un área determinada y nunca se manifiestan ni causan serios daños en el ambiente al aire libre. Todos estos casos ocurren dentro de los edificios y los daños están localizados extendiéndose como mucho a pocos metros alrededor del cuerpo. Algunas veces, de hecho, las ropas de las víctimas permanecen intactas.

Un típico caso es el de Mary Reeser de San Petersburgo, Florida. En la mañana del 1 de Julio de 1951 su asistenta trató de entregarle un telegrama, pero encontró el pomo de la puerta del apartamento de la señora Reeser demasiado caliente para tocarlo. Dos trabajadores consiguieron abrir la puerta de golpe recibiendo un golpe de aire caliente, algo de humo y una pequeña llama encendida en el tabique de la pared. Avisaron a los bomberos y fue facil extinguir el fuego, procediendo  después a romper la pared hasta que se encontraron con los restos de la desafortunada mujer. La escena fue dantesca.

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Foto: Restos de Mary Reeser

Todo lo que se encontró de la señora Reeser, quien estaba sentada en su butaca fue cerca de 4 kg de cenizas, la esterilla de su butaca y el armazón de una lámpara cercana, así como uno de los pies de la mujer con una de las zapatillas aún en pie. Una pequeña parte de su espalda era aún reconocible pero su cráneo había sido contraído al tamaño de una naranja. La pared detrás de la butaca y una pila de periódicos solo a un pie de distancia permanecieron intactas. Este caso fue investigado por patólogos, bomberos, expertos sobre incendios y asesores de seguros y nadie pudo encontrar una explicación. ¿Como pudo arder así la señora Reeser y qué había causado aquel incendio?

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Foto: Las cenizas y restos de una mujer de 69 años que fue encontrada muerta de una “combustión prenatural” en Londres el 29 de Enero de 1958 se muestran en esta foto. Debido a la posición del cuerpo, ella podría haberse desmayado junto a la chimenea pero los investigadores hallaron que el fuego doméstico no habría tenido la suficiente fuerza, el suficiente poder de ignición como para reducir su cuerpo a cenizas.

Los escritores del siglo XVIII trataron de exponer sus razones con un exceso de ingestión alcohólica, mientras otros eran de la opinión de que el metano había sido la causa. Este gas inflamable se produce en el estómago y podría ser inflado o expandido por fuentes externas. De hecho el diofosfano es conocido por su ignición espontánea pero su proporción en el cuerpo solo alcanza unas pocas micras. Parece evidente en todo caso que la ignición comienza en el abdomen y se traslada desde el interior hacia afuera. En septiembre de 1967, los bomberos fueron llamados a un edificio de Londres para encontrar a un vagabundo tumbado en las escaleras. Su cuerpo estaba ardiendo y un experimentado oficial llamado Jack Stacey le dijo después a John Heymer, un  antiguo investigador lo que había visto.

“Había cuatro hendiduras en su abdomen de unos 10 cm de donde salía una llama azulada que comenzó a quemar las escaleras. Extinguimos las llamas poniendo una manguera en la cavidad de su abdomen. Bailey estaba vivo cuando empezó a quemarse y debió haber sufrido  mucho.”

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Dos impresionantes tomas históricas del mismo caso en Inglaterra, del fenómeno de las combustiones humanas espontáneas.

Esto nos expone la posible conciencia de las víctimas de combustión humana espontánea durante el fatal fenómeno. Por otro lado, esto también se repite con una oveja en Dorset, Inglaterra, durante la segunda guerra mundial. Una patrulla del ejército informó que ” de su estómago brotaban llamas azuladas”.  Como en el caso de Bailey, el resto del cuerpo permanecía ileso y el foco volvía a ser el abdomen.

A día de hoy los investigadores de todo el mundo siguen preguntándose qué causa la Combustión Humana Espontánea y hay teorías para todos los gustos. Desde una simulación por ordenador en donde hay una especie de botón de ignición para algunos de los sims (que en este caso seríamos las personas y los animales), hasta procesos químicos desconocidos provocados por la mente de los testigos, pasando por la intervención del fenómeno ovni. ¿Qué pensáis de esta Combustión Humana Espontánea?

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