Así que Mariel era una reina. Desde mu y pequeñita sostenía la cabeza muy alta, cosa que a muchos sorprendía. Dotada con toda la personalidad de una real gobernante, Mariel conocía desde que nació el intuitivo impulso de quien era ella, pues lo sabía y lo sentía fuertemente en su corazón. El propósito de Mariel de ser gobernante parecía estar muy claro al nacer. El único problema de Mariel era que sus padres no pertenecían a la realeza.
Mariel llego al mundo dentro de un lugar pobre y austero. Así que, conforme la pequeña crecía, eso la irritaba demasiado, pues ella sabia instintivamente que era algo muy especial y poderoso, no estaba acostumbrada a la carencia ni la limitación, buscaba su reino lleno de abundancia, belleza y poder, pero a su pesar y gran desilusión lo que observaba a su alrededor no concordaba en absoluto con su sentimiento de grandeza.
Mariel fastidiaba a los niños con su tono altivo, y más tarde a los adultos con su soberbia personalidad, siempre tratando de asumir la actitud de una princesa real dentro de un ambiente limitado. Mariel se frustraba y sufría, empezó a sentir miedo a la vida y una sensación cada vez más fuerte de “no estar en el lugar correcto”, no comprendía “la vida”, se enredaba en los pensamientos de no saber cuál era el sentido de haber nacido.
Un día, como a todos llega, llego una oportunidad a Mariel. Y fue llevada por alguien a un lugar en donde se le explicó el funcionamiento del Espíritu. Después de algún tiempo de acercarse al conocimiento, y de entender lo que sentía, Mariel miró su propia vida y empezó a comprender su gran frustración, y comenzó poco a poco a asumir la responsabilidad de lo que sentía: una princesa sin una familia real, en un mundo que la limitaba y donde su poder no brillaba sino todo lo contrario, era despreciada por aquellos que la sentían soberbia.
Así pues, fue meditando poco a poco cuál era su misión de vida, y con algo de contemplación y entendimiento se dio cuenta que quizá no era necesario haber nacido en una familia real para ser una reina, que ella ya lo era, y que quizá la misión de este momento era poder demostrarlo en una circunstancia donde las cosas parecían limitadas y carentes, donde ella misma lucía opaca, y donde los demás no la reconocían ni aceptaban. ¿Cómo puede uno gobernar en un ambiente de carencia y limitación? Ahí estaba. Había que demostrarlo. Había que demostrarse ella que tenía el poder, la fuerza y el corazón de construir su reino en ese gris territorio. Había que demostrar lo que era ser una noble en un ambiente contrario: su desafío ahora no era gobernar donde ya lo había hecho, sino aprender a gobernar en un sitio desconocido, desarrollando nuevos dones, una nueva comprensión, una nueva forma de co-creación. Una nueva forma de conectarse con aquellos que le rodeaban.
¿De dónde vienes Tú? ¿Cuales son tus vidas pasadas?
Observa tu vida por unos momentos y déjate llevar por la sensación que hay cuando miras su realidad: ¿Qué sientes? ¿Qué sentimiento te provocan las circunstancias de tu vida y las personas cercanas? ¿Qué te irrita? ¿Qué no quieres? ¿Qué temes?
Si observas sin juicio y contemplas no sólo tu vida, sino la vida de quienes te rodean, podrás notar que nadie realmente viene “en blanco” a esta vida. Cada persona trae algo en su forma de ser, la genética da algunos rasgos, tanto en la personalidad como en el aspecto físico, pero aun los hermanos son muy diferentes viniendo de los mismos padres. Y las circunstancias de vida cada hijo las vive de forma muy diferente, aunque sean hasta cierto punto iguales. Traemos una especie de “residuo”, de recuerdo no consciente en nuestra forma de ser, en nuestra personalidad o alma, la cual es muy evidente cuando hacemos contacto con la vida que nos tocó vivir.
Todo eso que te irrita, que te conmueve, qué te inspira. Eso que sientes “no checa” con lo que eres o realmente quieres… ¿Por qué es así tu vida? ¿Por qué te toca esa familia, esas circunstancias de la vida, y no otras? ¿Por qué tienes miedos? ¿Por qué sientes que no puedes? ¿Por qué te cuestan ciertas cosas?
Tu misión: nuevos dones a desarrollar
Todo eso que sientes, todo eso que, de alguna forma, elegiste para esta vida, puede darte una orientación de eso que vienes a esta vida a desarrollar, de esa misión que quizá te confunde a veces. Hay nuevos dones que elegiste aprender en esta vida, hay ciertas experiencias desconocidas que planeaste de alguna forma para vivirlas, y así poder tener un entendimiento emocional de ellas.
Si de alguna forma venimos a comprender lo que significa el poder, la abundancia y la salud, y a tener el dominio de todas esas cosas o realidades que aun tememos o nos causan ansiedad o conflicto, entonces, ¿No seria lógico que el alma elija ciertas circunstancias de vida de acuerdo a eso que profundamente buscas? ¿Y qué es lo que buscas? Volver conocido lo desconocido. Buscas lo nuevo. Lo apasionante de lo nuevo.
El alma está orientada a esta búsqueda de lo que no conoce. Su misión más apasionante es dominar eso que aun no domina. Cuando no se comprende esta misión esencial del alma, entonces la vida puede empezar a carecer de sentido, de pasión, de fuerza, de interés. Es lógico. Nada nuevo se estás aprendiendo. No esta ese esfuerzo, esa osadía por dominar algo más grandioso de lo que ya has conquistado. Te empezaras a sentir estancado, aburrido, carente (tengas o no tengas). Te irritaras fácilmente. No hay pasión. Si no estás creciendo nuevas habilidades creativas, lo sentiras: el alma se atasca, y empieza una especie de decadencia. Los miedos empezaran a mordisquearte los talones.
“Ya sé lo que voy a encontrar” Y si ya lo sabes, estas repitiendo. De seguir así, comenzaras a enfermarte. No estás despertando nada más grandioso de lo que ya sabes.
¿Qué sigue?
Atreverte. Necesitas empezar por volverte más osado con respecto a eso que hay dentro de ti. Lo que importa, debes saberlo, no es lo que tienes o hay en tu vida en este momento, sino lo que quiere salir desde lo más profundo de ti. Ese sueño que esta opacado por todo lo demás, es el carruaje que te llevara a la conquista de nuevas habilidades creativas. Lo que sueñas es una especie de catalizador que necesita este tiempo de tu vida para reencontrarte con lo grandioso.
Soñar la vida que quieres. Conquistar lo que no has conquistado. Esto puede parecer un sueño complejo e incluso irrealizable en un mndo con demasiadas exigencias. Y muchos discutiran que siempre ganara lo de allá afuera, porque hay demasiado que atender, cosas por pagar, uno no puede simplemente hacer una renuncia a una vida asi nada mas porque si, porque aunque esa vida no aporte la pasión ni la felicidad ni el gozo anhelado, mantiene el barco a flote, mantiene la imagen de lo que uno es.
Y bueno. Quizá ahi empieza el primer reto: empezar a pasar por encima de la imagen, lo cual es en realidad un gran reto. Empezar a no definirte a partir de los demás, sino a partir de lo que tu sientes realmente. Empezar a verte realmente. Ese es un buen inicio. Y hay que tener conocimiento para ir madurando poco a poco los nuevos dones y habilidades creativas que no conoces, tenerte mucha paciencia y fe para hacer crecer en tu vida ese reino que estas buscando. Y, a final de cuentas, notaras como no es lo que tienes en esta vida, sino como lo has conseguido.