– La controvertida comedia de Hollywood “The Interview” (“La Entrevista”) trata sobre dos comunicadores estadounidenses que deben viajar a entrevistar al líder norcoreano Kim Jong-un, pero en el camino son reclutados por la Agencia Central de Inteligencia (CIA) para envenenarlo.
El argumento, que enfureció a Corea del Norte, a la que se acusa de piratear las computadoras de la compañía Sony Pictures, encargada de la distribución del filme, es una mera ficción en la que se usa un químico para envenenar a Kim-Jong-un cuando este tendiera la mano a los periodistas.
Pero como la realidad de otras épocas supera la ficción, el plan para matar al líder norcoreano evoca hechos de fines de la década del 60 y del 70, cuando agentes de los servicios de inteligencia de Estados Unidos hicieron varios intentos de asesinar al líder cubano Fidel Castro, como la contratación de sicarios de la mafia siciliana.
Entre las hilarantes conspiraciones hubo un intento de introducir habanos envenenados en la casa de Castro o colocar sulfato de talio soluble en sus zapatos para que se le cayera la barba y se convirtiera en “el hazmerreír del mundo socialista”.
Algunos de esos intentos fallidos fueron detallados por un informe de 1975, elaborado por un órgano de investigación de 11 miembros designado por el Comité de Inteligencia del Senado del Congreso legislativo, encabezado por el entonces legislador demócrata del estado de Idaho, Frank Church.
Las conspiraciones contra Castro probablemente vuelvan a ser objeto de debate ahora tras el anunció el mes pasado del restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y Cuba.
Michael Ratner, presidente emérito del Centro Europeo de Derechos Humanos y Constitucionales (ECCHR), dijo a IPS: “Por desgracia, y en especial para los norcoreanos y Kim Jong-un, la película no es una comedia que puedan ignorar”.
La CIA tiene amplia trayectoria de conspiraciones exitosas para asesinar a líderes de países que deciden no actuar de conformidad con los deseos de Estados Unidos, explicó.
Varios de esos complots quedaron al descubierto en el informe del Comité del Senado en 1975, incluido intentos fallidos contra Castro, Patrice Lumumba, del Congo, Rafael Trujillo, de República Dominicana, y Ngo Dinh Diem, el primer presidente de Vietnam del Sur, entre otros, detalló Ratner, de la organización con sede en Berlín.
La presunta prohibición de ese tipo de asesinatos tras las revelaciones públicas no tiene mucho sentido; Estados Unidos ahora los llama “asesinatos selectivos”, apuntó.
“Piense en el (ahora fallecido líder libio Muammar) Gadafi y otros asesinados por drones o por un Comando de Operaciones Conjuntas Especiales”, sugirió.
En ese contexto, precisó, era de esperar una reacción de Corea del Norte, aunque no hay pruebas fundadas sobre su participación en el ataque pirata contra Sony.
“Piénselo de otro modo: está bien hacer comedias sobre asesinatos de líderes de pequeños países demonizados por Estados Unidos. Pero imagina si Rusia o China hicieran un filme sobre el asesinato del presidente estadounidense”, observó.
Estados Unidos no se reiría de la comedia.
“No hay problema mientras el objetivo sea un estado pequeño al que se le puede pegar. Quiero ver que otro país haga una comedia sobre nuestro presidente y le aseguro que pagaría caro”, remarcó Ratner.
James E. Jennings, presidente de Conciencia Internacional y director ejecutivo de Académicos de Estados Unidos por la Paz, dijo a IPS que nuevos datos sobre empresas de seguridad cibernética cuestionaron la afirmación dogmática del Buró Federal de Investigaciones (FBI) respecto de que el líder norcoreano estaba involucrado en el ataque pirata contra Sony.
“El apuro del FBI por dar un veredicto, del que quizá tenga que retractarse, motivó protestas de especialistas en seguridad en Internet y sospechas de teóricos de la conspiración sobre la posible participación de Estados Unidos en una extravagante trama para aislar aún más al régimen norcoreano”, añadió.
Según ellos, pasaron cosas extrañas antes del episodio de Sony, precisó Jennings.
No sería la primera vez que la CIA recurre a trucos sucios para perjudicar a un régimen que no es de su agrado o trata de asesinar un gobernante extranjero.
La gente tiene derecho a mostrarse escéptica sobre las acusaciones del FBI y a cuestionar la posible participación de la CIA en el escándalo por el filme “The Interview”, indicó.
“Solo tenemos que recordar a Irán en 1953, cuando el líder electo (Mohamed) Mosaddegh fue derrocado; Chile en 1973, cuando el presidente Salvador Allende fue depuesto y asesinado, y los torpes agentes que la CIA empleó para asesinar a Fidel Castro entre 1960 y 1975”, detalló.
El propio inspector general de la CIA, así como el comité del Senado de 1975 y 1976 informaron sobre la numerosa cantidad de trucos utilizados para deshacerse de Castro, como habanos envenenados y conchas marinas explosivas.
“Uno se pregunta qué tomaban los altos mandos de la CIA cuando concibieron esas tontas ideas, más parecido al teatro Kabuki que a la política responsable de un gran país”, bromeó Jennings. “Ya todos sabemos sobre Abu Ghraib, la tortura, las entregas extraordinarias y los centros clandestinos de detención”, apuntó.
“Si resulta que la CIA está implicada de alguna forma en esta nueva farsa de Sony versus Corea del Norte, como sospechan algunos, es hora de que haya una nueva investigación del Congreso como la del comité del senador Church para darle un duro golpe a la agencia y mandar a algunas de sus actuales autoridades al sótano del horror al que pertenecen”, opinó Jennings.
Editado por Kitty Stapp / Traducido por Verónica Firme