Es importante entender la diferencia entre jaratá (culpa sana y arrepentimiento) en oposición a yeush (vergüenza y desesperanza).
Rabí Abraham J. Twersky escribe:
Generalmente utilizamos las palabras “vergüenza” y “culpa” indistintamente. Uno puede decir: “Estoy avergonzado de lo que hice”, queriendo decir “Me siento culpable de lo que hice”. Sin embargo, técnicamente hablando, estos términos son diferentes. La culpa es respecto a algo que la persona hizo, y puede llegar a ser un sentimiento constructivo en cuanto a que puede llevar a la persona a hacer teshuvá, a tomar medidas correctivas. Sin embargo, la vergüenza es lo que uno siente que es. En otras palabras, la culpa es “Cometí un error”, mientras que la vergüenza es “Yo soy un error”. Si una persona siente que tiene un defecto propio, que su esencia no es buena, no hay nada que pueda hacer para cambiarlo. Con la culpa, hay esperanza de mejora, pero no ocurre lo mismo con la vergüenza.
Todos debemos sentir que somos hijos de Hashem con un alma sagrada. Las creaciones de Hashem no son defectuosas. Nunca hay lugar para la desesperanza o la vergüenza. Sin embargo, una culpa “saludable” es importante. Como escribe Netivot Shalom en parashat Nóaj: los sentimientos de culpa que tenemos son un regalo de Hashem que provienen del bien innato que se encuentra dentro de cada judío. De hecho, escribe, el judío que ya no tiene estos sentimientos, ya no tiene más esperanza.
La persona que se rinde al Yetzer Hará sólo porque el Yetzer Hará lo enfrentó a una tentación muy fuerte y la persona no tiene fuerzas para refrenarse, esta persona no es “mala” en su esencia. Con un proceso de teshuvá(arrepentimiento) sincero, Hashem lo perdonará. Pero si la persona ya no se siente culpable, eso quiere decir que el mal ya se apoderó de ella, y entonces hay muy poca esperanza de cambio.
Netivot Shalom termina diciendo que la “culpa” es en realidad un tikún (reparación) para que todo judío pueda liberarse del mal. Aun cuando la persona caiga, debe asegurarse de que la caída no se convierta en parte de su esencia. Si continuamos aferrándonos a Hashem y nos sentimos culpables cuando nos encontramos alejados de Él, entonces, incluso en el caso de los pecados más graves, D’os no lo permita, todavía tenemos esperanza y seremos perdonados.
Hay una pequeña prueba que podemos hacer para reconocer si estamos siendo motivados por una culpa/arrepentimiento saludable o por la vergüenza/desesperanza. Si vemos que queremos buscar apoyo y encontrar formas de volver a fortalecernos, entonces ello es una señal de que nuestros sentimientos “malos” son sentimientos provenientes de una culpa sana y de un arrepentimiento positivo. Sin embargo, si sentimos que sólo queremos darnos por vencidos, entonces, sin lugar a dudas, ello es una señal de que estamos experimentando sentimientos de desesperanza y de vergüenza, y debemos, por lo tanto, encontrar rápidamente la forma de eliminar estos sentimientos dañinos antes de que nos lleven a un ciclo vicioso de continuas caídas.
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