Aida. Descubren ancestrales santuarios dedicados a predecir el futuro.

Tres santuarios de 3.300 años de antigüedad han sido descubiertos en una colina fortificada en Gegharot, Armenia. Los gobernantes locales de antaño utilizaban estos lugares para predecir su futuro valiéndose de varias mancias.

Cada uno de los santuarios consistía en pequeñas habitaciones que contenían un cuenco de arcilla lleno de cenizas y vasijas. También se encontraron artefactos relacionados, como ídolos cornudos, sellos, incensarios, y una gran cantidad de huesos de animales con marcas. Durante las prácticas, los consultantes y los adivinos habrían quemado algunas substancias y bebido vino con el fin de entrar en un estado alterado de consciencia. «La lógica de la adivinación presume que las variables de los caminos se articulan en el pasado, presente y futuro, abriendo la posibilidad a un enlace entre la situación actual y una consecuencia que puede ser alterada», escriben Adam Smith y Jeffrey Leon en un artículo publicado recientemente en el American Journal of Archaeology. La fortaleza de Gegharot es uno de los baluartes construidos en Armenia durante la época mencionada. «Hasta ahora la evidencia indica que existió un proceso coordinado de construcción como parte de un plan de emergencia basado en la política de establecerse y ocupar sitios de la región», afirman los autores del artículo. Smith cree que Gegharot se convirtió en un centro oculto para los gobernantes. «Probablemente fue un centro de culto especializado en asistir y brindar servicios a la clase regente». En aquel tiempo la escritura aún no se había diseminado por esta parte del territorio armenio, por lo que los nombres de los gobernantes son desconocidos. Prediciendo el futuro Smith y Leon hallaron evidencia de tres tipos de métodos de adivinación en Gegharot. Uno era una forma de osteomancia, es decir, predecir el futuro a través de rituales con huesos de animales; en este caso, nudillos de vacas, ovejas y cabras. Los nudillos, cubiertos con quemaduras y otras marcas, habrían sido tirados como si fueran dados y se interpretarían dependiendo de qué lado cayeran. El segundo tipo era la litomancia, como su propio nombre lo indica, la adivinación por medio de las piedras. Dentro de uno de los cuencos de los santuarios, los arqueólogos encontraron 18 rocas pequeñas. «Estas piedras parecen haber sido seleccionadas por su forma lisa, redondeada y su color, que iba del negro al blanco, verde y rojo. Se desconoce cómo fueron utilizadas estas piedras en los rituales de predicción. El último método y el más extraño era la aleuromancia, en la cual el material predominante era la harina. En uno de los santuarios, se hallaron instalaciones específicas para moler granos y convertirlos en harina. «Lo que es conspicuo en cuanto a esta instalación para molienda es que carece del horno para hacer el pan», explica Smith. «Los cuencos claramente fueron usados para quemar materiales, y ciertamente pudieron servir para hornear pequeñas bolitas de masa, pero es poco probable que allí se hiciera pan». Los sellos encontrados en uno de los santuarios quizás desempeñaron un papel importante en este tipo de adivinación por harina. Se especula con que pudieron servir para marcar bolas de masa que luego se aplicaban en la aleuromancia. Futuro inevitable Los santuarios duraron en pie aproximadamente un siglo, hasta la caída de la fortaleza que los protegía. Desde ese entonces, el sitio fue abandonado. Un conflicto en el sur de Cáucaso en conjunción con diferentes luchas regionales pudieron ser la causa de la caída de Gegharot. Aparentemente los gobernantes interesados en conocer el futuro no pudieron predecir lo que vendría, o, si lo hicieron, no pudieron hacer nada para evitarlo. Las excavaciones en los santuarios forman parte de un esfuerzo conjunto armenio-estadounidense conocido como Proyecto para la Arqueología y Geografía de las Sociedades Transcaucásicas Ancestrales (ArAGATS).

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