La ciencia provocó la conversión del ateo más famoso del mundo

El filósofo inglés Antony Flew pasó del ateísmo al deísmo por las implicaciones filosóficas de los descubrimientos científicos de su época

 

El llamado “Caso Flew” se hizo público en 2004, cuando el filósofo inglés Antony Flew, gran defensor del ateísmo, anunció su conversión al deísmo en una entrevista realizada por Gary Habermas para “Philosophia Christi”. Según Flew, este cambio en su pensamiento comenzó a producirse a raíz de las implicaciones filosóficas que tenían algunos de los aspectos de la naturaleza que iba desvelando la ciencia. El anuncio de Flew tuvo una gran repercusión tanto en los círculos cristianos como en los escépticos, dando lugar a un gran debate que, tras la publicación de “There is a God” se tornó especialmente agrio. Por Juan Jesús Cañete Olmedo.

 

Antony Flew. Imagen: NNBD. Fuente: Wikimedia Commons.

El ocho de abril de 2010 fallecía en Reading Antony Garrad Newton Flew. En España, sólo la Vanguardia se hizo eco de la noticia en un breve artículo. Muy distinta fue la cobertura mediática que tuvo en el Reino Unido y en los Estados Unidos, donde los principales diarios hicieron referencia a la muerte de Flew.

Algo parecido había ocurrido en el año 2007 cuando Flew publicó con Roy Abraham Varghese la obra There is a God. How the world’s most notorius atheist changed his mind [1] . Mientras que en España la noticia sólo se comentó en las páginas de Internet dedicadas a información religiosa, en Estados Unidos y en Inglaterra muchos grandes diarios dedicaron extensos artículos a comentar el libro.

El llamado Caso Flew había salido a escena el año 2004, a raíz de la entrevista que le realizó el filósofo cristiano Gary Habermas, publicada en la revista Philosophia Christi, en la que Flew anunciaba su conversión del ateísmo al deísmo. Según explicaba, este cambio en su pensamiento comenzó a producirse a raíz de las implicaciones filosóficas que tenían algunos de los aspectos de la naturaleza que iba desvelando la ciencia. El anuncio de Flew tuvo una gran repercusión tanto en los círculos cristianos como en los escépticos, dando lugar a un gran debate que, tras la publicación de There is a God, se tornó especialmente agrio.

En el año 2012 apareció la traducción en español de la última obra de Flew con el título de Dios Existe [2] . No es extraño que obras como El espejismo de Dios de R. Dawkins, Dios no es bueno de Ch. Hitchens o El fin de la Fede S. Harris, que hacen una apuesta contundente a favor del ateísmo sean rápidamente traducidas y publicadas por las grandes editoriales españolas, sin embargo, salvo raras excepciones, las obras de los autores que muestran una perspectiva más afín al teísmo suelen tener bastante más dificultad para encontrar su hueco en el mundo editorial.

El esfuerzo de ciertas editoriales [3] no logra romper el muro de silencio que se cierne en nuestro país sobre el pensamiento teísta contemporáneo. El resultado (es) previsible, señala Soler Gil: en las librerías lo suficientemente grandes para acoger un estante de libros de filosofía, el tema de la existencia de Dios solo se presenta desde el punto de vista ateo… De este modo, se genera la falsa impresión de que el debate reflexivo sobre Dios ya está cerrado, y de que lo único que subsiste es una oscura inercia irracional frente a la claridad racional del ateísmo [4] .

Como bien señala Soler Gil, la impresión de que el debate sobre Dios está concluido es totalmente falsa. De hecho cada vez s son más numerosos los areópagos donde se plantea el debate entre ciencia-religión, o filosofía – religión. De todos modos es evidente que cualquier estudiante, profesor o lector culto, debe de forjarse una imagen del mundo clausurado o abierto a lo divino en la que no se vea privado de ninguna de las fuentes que le permitan una reflexión independiente sobre el tema. Este es el interés de la obra de Flew y, como no, el del presente trabajo.

En las páginas que siguen se presentará la figura de Antony Flew, comenzando por una biografía a la que seguirá un estudio sobre la importancia de Flew en el marco del pensamiento filosófico ateo. Posteriormente se tratará sobre el debate ocasionado por el anuncio de su conversión al deísmo y la publicación de Dios Existe, lo que se suele denominar el Caso Flew.

El objetivo principal será el de mostrar en qué consistió realmente la conversión de Flew y cómo este cambio hundía sus raíces en la fidelidad a la exhortación socrática que le sirvió de lema en el desarrollo de su vida intelectual: seguir la argumentación hasta donde quisiera que le llevase. En un apartado ulterior presentaré la edición española de la última obra de Flew y finalizaré, a modo de conclusión, con una serie de consideraciones filosóficas tanto del debate suscitado por la conversión de Flew como sobre los aspectos que hay que tener presente para la comprensión correcta de la obra.

Algunos miembros relevantes de los círculos escépticos aconsejaron, por una serie de motivos que se pondrán de relieve a lo largo del artículo, que esta obra no merecía la pena leerla [6] . Yo pienso de otro modo y para ello me basta citar al propio Flew quien señala en la Introducción a Dios Existe: Se me ha convencido ahora de que presente aquí lo que puede bien ser llamado mi testamento intelectual. El cual, como indica el título, puede resumirse en que […] ¡ahora creo en Dios! […] Dejo a mis lectores la tarea de decidir si les parecen convincentes mis razones para cambiar de opinión sobre la cuestión . Estoy totalmente de acuerdo con Flew, entiendo que los lectores son lo suficientemente adultos para sacar sus propias conclusiones.

1. ¿Quién fue Antony Flew?

Antony Flew [7], hijo de un relevante ministro metodista inglés, nació en Inglaterra el año 1923. En su niñez y primera juventud recibió una educación cristiana, sin embargo nunca destacó por manifestar un entusiasmo especial por los temas religiosos. De hecho confesó que nunca sintió el menor deseo de comulgar con Dios.

Estudió en la Kingswood School de Bath, y como él mismo refiere, la poca fe que pudiera tener cuando ingresó en ella, había desaparecido cuando salió de allí. Uno de los motivos que le llevaron a su temprana conversión al ateísmo fue el problema del mal [8] . De hecho nunca pudo compaginar la imagen cristiana de Dios con el tema del mal.

Cuando dejó Kingswood ingresó en la Universidad de Oxford, viéndose interrumpidos sus estudios en 1942 al ser reclutado por la Royal Air Force, donde estuvo en el servicio de Inteligencia. Después de la guerra retomó sus estudios interesándose por la filosofía. Obtuvo una beca para el St. John’s College y allí se licenció. Los estudios de posgrado los hizo bajo la supervisión de Gilbert Ryle, en ese momento el más antiguo de los tres catedráticos oxonienses de filosofía. Este hecho fue determinante en su carrera.

G. Ryle y J. L. Austin habían abierto una nueva vía dentro de la filosofía analítica que permitía salir del punto muerto en el que había derivado debido a la influencia del positivismo lógico. Flew se adhirió a este nuevo enfoque que se denominaría Filosofía de Lenguaje Ordinario, del que llegaría a ser uno de sus principales representantes. Asimismo, la popularización del nuevo enfoque tuvo mucho que ver con la publicación de las Logic and Language: First Series, de las que era editor.

Pronto pasó a aplicar las nuevas técnicas a las cuestiones religiosas. En estos años participaba en el Socratic Club, un foro de debate entre ateos y cristianos presidido por C. S. Lewis. En 1950, durante el último curso en Oxford, presentó y leyó un breve ensayo en el Socratic Club, Theology and Falsification. Ensayo del que dice R. A. Varghese que es la publicación filosófica más veces reimpresa del siglo XX [9] . Hoy día se considera un auténtico clásico, sin duda, Theology and Falsification representa una de las cimas de la filosofía de la religión del siglo XX.

Si la influencia de Ryle es notoria, no lo es menos la que recibió de Hume, sobre el que publicó la obra Hume’s Philosophy of Belief (1961), siendo reconocido como una de las autoridades sobre el pensamiento del filósofo escocés. De sus más de treinta obras podemos destacar God and Philosophy (1966), Evolutionary Ethics (1967),An Introduction to Western Philosophy (1971), The Presumption of atheism (1976), A Rational Animal ( 1978) Darwin Evolution (1984), Atheistic humanism (1993), Philosophical Essays of Antony Flew (1997) y, la ya citada,There is a God (2007).

Sus intereses fueron muy diversos, explorando los temas más variados: fenómenos psíquicos, ética evolutiva, lógica, política, educación, delincuencia, etc.; aunque, según cuenta en Dios Existe [10] , pasó por una etapa en la que estuvo vinculado al marxismo, políticamente fue conservador y destacó por el cuestionando de la doctrina sobre la justicia de J. Rawls que trataba de conciliar libertad e igualdad.

Si hablamos de su carrera docente, ésta comenzó en Oxford en el Christ Church. Al poco tiempo (octubre de 1950), se trasladó a la universidad de Aberdeen, donde comenzó a trabajar como profesor de filosofía moral; en 1954 pasó a la Universidad de Keele en Estados Unidos.
En el año 1972 dejo Keele para trasladarse a la Universidad de Calgary, en Canadá, donde sólo permaneció tres semestres. En mayo de 1973 volvió a Inglaterra a la Universidad de Reading, donde pidió la jubilación en 1982 para marchar a la Universidad de York en Toronto, donde estuvo tres años. Finalizó su periplo docente en la Universidad de Ohio. Después de esto se retiró y se trasladó a Reading, hasta su fallecimiento en Abril de 2010.

Prolífico escritor, vicepresidente en varias ocasiones de la Asociación de prensa racionalista, miembro de la Asociación Humanista, conferenciante y polemista respetuoso y afable, es y será reconocido sobre todo por sus escritos ateos y, como no, por la evolución de su pensamiento hacia el deísmo.

Una conversión intelectual que vino motivada por su reflexión sobre las nuevas evidencias que la ciencia iba poniendo al descubierto. De eso trataremos después, ahora conviene que expliquemos la relevancia que tiene Flew para el ateísmo contemporáneo, sin la que sería difícil de comprender el revuelo generado tras su conversión al deísmo.

2. Antony Flew y el ateísmo contemporáneo

Hablar de la relevancia de Antony Flew dentro del ateísmo contemporáneo es hablar en especial de su ensayo Thelogy and Falsification. Si en God and Philosophy, The Presumption of atheism desarrolla su pensamiento antiteológico, es enTeología y falsación [11] donde encontramos el aspecto más original, el que supuso un auténtico desafío al teísmo. Tanto es así que cualquier curso de filosofía de la religión que se precie debe de incluir en su programa un capítulo que contenga lo que se vino a denominar el Desafío de Flew.

Para darnos una idea de ello voy a citar como ejemplo a tres filósofos de reconocido prestigio: F. Ritken afirma: Este breve ensayo figura entre los textos clásicos de la crítica religiosa sobre el análisis de textos y ha influido permanentemente en la discusión posterior; D. Antiseri lo definiría como el asalto más agudo e insidioso al lenguaje religioso y teológico que aparece en la filosofía inglesa bajo el nombre de “desafío de Flew”; J. Gómez Caffarena señalaba por su parte: El relanzamiento del debate filosófico sobre Dios que desencadenó el “desafío de Flew” […] fue tan insospechadamente fecundo […](que) hay que constatar que ha dado lugar a una producción escrita que supera con mucho a todos los otros que en ámbito genérico podemos denominar filosofía de la religión [12] .

Pero situémonos en el contexto. El neopositivismo del Círculo de Viena y el criterio verificacionista de significado que reducía el significado de una proposición a su verificación empírica, llevaba a considerar las proposiciones metafísicas y religiosas como puros pseudoconceptos, es decir, a proposiciones sin sentido.

Así Carnap había sostenido que, las tres acepciones del término Dios (él entendía por tal la acepción mitológica, metafísica o la mixta) equivalen a un concepto semánticamente sin sentido constituido por la unión caprichosa de cuatro letras y toda proposición en la que intervengan no es más que una proposición aparente [13] . Las tesis de Carnap fueron recogidas por A. J. Ayer y brillantemente expuestas en Lenguaje, Verdad y Lógica [14] . El problema de Dios quedaba disuelto antes de ser planteado. Ya no se trataba de que la existencia de Dios fuera indemostrable, sino de que su propio concepto era ininteligible.

Ciertamente el programa neopositivista conducía a un callejón sin salida, no sólo a las proposiciones metafísicas y religiosas, sino a todas aquellas cuestiones que no fueran empíricamente verificables. Lo que era aún mas grave para el neopositivismo, la propia ciencia quedaba desfondada.

Como puso de relieve K. R. Popper [15] , al tratar sobre el problema de la inducción, una proposición de carácter universal no podía ser verificada concluyentemente, ni siquiera se podía establecer su grado de probabilidad. Popper propuso el falsacionismo como criterio de demarcación científica. Este criterio no implicaba que la metafísica y el lenguaje religioso quedaran excluidos como sinsentidos, sino que si una proposición no era falsable, es decir, que no se podía establecer un hecho tal que si se diera haría que la proposición fuese falsa, entonces no tendría contenido empírico y, por tanto, no sería científica, aunque esto no quería decir que no tuviese sentido. El criterio de significado o de sentido no quedaba reducido a las proposiciones científicas, lo que representaba un acercamiento benevolente al lenguaje de la metafísica, la ética o la religión.

Por otra parte, en la filosofía de Oxford se estaba produciendo una nueva valoración de la metafísica, descubriendo en ella una gramática no sometible a los análisis de la sintaxis y la semántica empirista [16] . La metafísica tenía que ver con una perspectiva que permitía contemplar el universo de un modo distinto al de las ciencias empíricas.

Su función no era la de informar o suministrar datos científicamente comprobables. La metafísica proponía una invitación a mirar el mundo de un modo nuevo y para ello iría paralela al desarrollo científico, aunque debería tenerlo siempre en cuenta a la hora de proponer nuevas interpretaciones. Este nuevo enfoque permitía superar el angosto criterio de verificación, de ahí que lenguajes como el de la ética, la historiografía, la poética, la metafísica y el religioso, emparentado con esta última, podían constituir fecundos ámbitos de investigación.

En este giro de la filosofía en Oxford fue especialmente relevante la aportación de Austin y Gilbert Ryle, el profesor de Flew en Oxford quien, aún manteniendo que la labor filosófica seguía siendo fundamentalmente terapéutica (su misión fundamental , como afirmaba Wittgenstein, sería sanar las enfermedades del lenguaje que generaban muchos de los problemas que podíamos entender como filosóficos), superaba el marco del lenguaje de las ciencias para dirigirse al lenguaje ordinario, en tanto que de él nacía y se desarrollaban los demás tipos de lenguaje como el filosófico o el científico.

Aquí se sitúa el desafío de Flew. En principio, la intención de Flew en su escrito Theology and Falsification era plantear el problema del lenguaje religioso fuera del callejón sin salida al que lo había conducido el positivismo lógico de Ayer, que se limitaba a negar la relevancia cognitiva de las proposiciones religiosas.

En Dios existe diría: Mi objetivo principal en Teología y falsificación era esclarecer la naturaleza de las afirmaciones mantenidas por los creyentes religiosos. Preguntaba: ¿Acaso las numerosas cualificaciones que rodean la afirmaciones religiosas no llevan a éstas a morir la muerte de las mil cualificaciones? Una afirmación solo tiene significado si excluye ciertas cosas […] Mi propósito […] era reanimar el por entonces mortecino diálogo entre el positivismo y la religión cristiana, y situar el debate entre creyentes e increyentes en un plano más fructífero […] No estaba diciendo que las afirmaciones relativas a creencias religiosas carecieran de sentido.

Simplemente, estaba desafiando a los creyentes religiosos a que explicaran cómo debían ser entendidas sus afirmaciones, especialmente a la luz de los datos que chocan con ellas [17] . Desde luego que avivó el debate, hasta el punto de que aquí encontramos uno de los referentes fundamentales en la filosofía de la religión contemporánea y un desafío que ningún pensador cristiano podrá eludir.

El texto comienza con una parábola tomada del artículo Gods [18] de Wisdom, aunque modificándola para su propósito: Dos exploradores llegan a un claro de la jungla en el que crecen flores y malezas, uno de ellos afirma que lo cultiva un jardinero, otro afirma lo contrario. Intentan descubrirlo por toda clase de medios pero no lo descubren. La actitud del explorador que afirma la existencia de dicho jardinero es ir modificando de continuo la supuesta naturaleza de ese jardinero de tal modo que se hace indetectable.

Lo que se denomina muerte por las mil cualificaciones. Esto lleva al explorador escéptico a replicar sobre qué quedaría de la afirmación originaria, que diferencia existiría entre ese jardinero y otro meramente imaginario o inexistente. Según Flew, éste es el peligro endémico del discurso teológico: su no falsabilidad. No habría nada incompatible con lo que afirma en proposiciones tales como “Dios existe “o “Dios es bueno”.

El reto que Flew suscitó al teísmo en los países de lengua inglesa uno de los debates más estimulantes y fructíferos del siglo XX entre teólogos, filósofos y científicos interesados por la naturaleza del discurso religioso. W. T. Blackstone [19] distinguió, entre aquellos que debatían desplazando la discusión a un terreno distinto del que marcaba Flew (en los que las proposiciones religiosas no entrarían dentro del terreno de lo falsable empíricamente, su significado sería de otro orden), a los que denominó ala izquierda de Oxford, y aquellos que aceptaban el propio terreno de juego que marcaba Flew, a los que denominó ala derecha de Oxford [20] .

El ensayo de Flew, no sólo suscito este interesante debate, sus efectos fueron más allá de Oxford, como el mismo Flew reconoce en Existe Dios [21] , terminando por revitalizar el ámbito filosófico que se conoce actualmente como Philosophical Theology. La Philosophical Theology [22] es una corriente específica dentro del ámbito anglosajón, en la que se reivindican como temas centrales de la filosofía de la religión cuestiones de lógica, metafísica y teología, que enraízan con lo que la tradición definía como teología natural.

En ella, con el instrumental que proporciona el análisis conceptual, la lógica o la lingüística, se van tratando temas que tienen que ver con la naturaleza, o mejor, el concepto de Dios, y los argumentos a favor o en contra de su existencia. Cuestiones como la relación entre moral y religión o la supervivencia después de la muerte suelen quedar excluidos. Destacan, sobre todo, los temas de la coherencia o no del teísmo y el de la existencia o no de Dios.

Aquí se situaría otra de las obras de Flew, Dios y la filosofía [23] . En ella somete a una profunda crítica las tradicionales pruebas de la existencia de Dios y la pretensión de revelación de las grandes religiones. Respecto a la coherencia del teísmo señalará, por ejemplo, la contradicción intrínseca del concepto ser incorpóreo- omnipotente, la incompatibilidad entre la idea de un Dios absolutamente omnipotente y la voluntad libre de la criatura o la incoherencia lógica de la idea de un ser que tuviese todas las perfecciones (cuarta vía de S. Tomás) [24] .

Respecto a las pruebas tradicionales de la existencia de Dios, las rechaza porque se sustentan en el principio de razón suficiente. Para él la afirmación de que para todo ente tiene que darse un principio de razón suficiente, es falsa. Dado que la hipótesis “Dios como causa del mundo” no puede emplearse como principio explicativo para nada, esta afirmación carece de fundamento [25] . El replanteamiento de su postura, como él mismo llegaría a afirmar, se produjo por la lectura de obras como las de R. Swinburne, The coherence of theism, o la de D. Conway, The Rediscovery of Wisdom, que le ayudaron a ir viendo tanto la coherencia del concepto Dios, como el redescubrimiento de Aristóteles y la tradición cristiana dentro de lo que podía entenderse como teología natural [26] .

Finalicemos este punto con una última referencia a la obra The presumption of atheism [27] . Uno de los puntos que quedaba abierto en su filosofía antiteísta era que su desafío hacía infalsables tanto las afirmaciones del creyente como las del increyente, de hecho, a diferencia de Flew, esa era la conclusión a la que llegaba Wisdom con la parábola del jardinero invisible. Ciertamente si la proposición Dios existe es infalsable, también lo es la proposición Dios no existe, dado que no serían afirmaciones sobre hechos del mundo, sino que representarían más bien dos formas de reaccionar sobre el mundo, pues ambas serían inverificables.

Por el contrario, Flew mantenía que ante la imposibilidad que tiene el creyente de establecer algo que pudiese falsar sus opiniones, éstas carecerían de significado. Precisamente en The presumption of atheism, Flew expone lo que cabría llamar como ateísmo metodológico o ateísmo negativo. En ella intenta mostrar como en el debate correcto sobre la existencia de Dios, la carga de la prueba debe recaer sobre el teísta.

Así, él establecía una analogía con el derecho Ingles y la presunción de inocencia del que es juzgado: Ei incumbit probatio qui dicit, no qui negat (la carga de la prueba recae sobre el que afirma no sobre el que niega). Flew no afirma la no existencia de Dios, simplemente afirmaba que no era teísta y que es el teísta el que debe proporcionar un concepto coherente de Dios en primer lugar y, en segundo lugar, proporcionar razones que avalen que este concepto tiene un referente real.

Como en el derecho, la presunción de inocencia se derrota cuando los argumentos avalan la culpabilidad del encausado, al igual debe ocurrir en el caso del ateísmo, se debe partir de una presunción de ateísmo y se deben aportar las pruebas que avalen lo contrario, algo que hasta ahora no se había conseguido según Flew.

El ponía como ejemplo a Santo Tomás en su uso de la ciencia aristotélica para demostrar la existencia de Dios. Es cierto que Santo Tomás usó la ciencia aristotélica en su intento de mostrar el acceso racional a lo divino, lo que ya no parece cierto es que lo hiciese contra la presunción de naturalismo ateo como pretendía indicar Flew. Sin embargo aquí hay ya un elemento importante que no debemos olvidar: no es lo mismo presunción derrotable, que supuestos categóricos, ya no se trataría de desarrollar pruebas apodícticas sino de proponer buenos argumentos; en segundo lugar, la referencia de Flew muestra a Santo Tomás partiendo de la ciencia aristotélica para argumentar sobre la existencia de Dios. Quizás la ciencia contemporánea comenzase a darle base para una buena argumentación filosófica que le abriese a la realidad de Dios. Esto parece ser lo que sucedió.

 

3. El Debate ocasionado por la conversión al deísmo de Antony Flew: El Caso Flew

3.1.-El Caso Flew antes de la publicación de «Dios Existe»

Creo que después de lo expuesto uno puede comprender el shock que debió suponer para muchos la conversión de Flew al deísmo, máxime cuando no se trataba de una conversión al uso, una especie de revelación, sino una conversión intelectual. En resumen, dirá, mi descubrimiento de Dios ha sido una peregrinación de la razón, y no de la fe [28] . También porque ya en el 2001 habían corrido rumores de su conversión y él los había desmentido públicamente en la Secular Web [29] . Sin embargo, en el año 2004 revela su conversión al deísmo en una entrevista realizada por Gary R. Habermas y publicada en la revista Philosophia Christi [30] .

La historia de la relación de Flew con G. Habermas se remonta a febrero del año 1985, en Dallas, con motivo de una serie de debates entre teístas y ateos organizados por Roy A. Varghese [31] . Poco más tarde volvieron a encontrase en otro debate organizado por la Universidad Liberty. Desde entonces fue gestándose una amistad que duró hasta el momento del fallecimiento de Flew.

Según narra G. Habermas en el año 2003 después de un debate en la California Poytechnic State University de San Luis, Flew en conversación telefónica le comunicó que estaba replanteándose su posición atea, aunque aún seguía manteniéndose en el ateísmo. Fue en septiembre de 2004 cuando le comunicó a Habermas que definitivamente había cambiado de idea respecto a la existencia de Dios. En este momento se plantearon la posibilidad de realizar una entrevista en la que, más que los detalles técnicos, se informase sobre el alcance de la conversión intelectual de Flew.

En la entrevista, Flew manifestaba que el Dios en que creía tras su conversión intelectual no se asemeja al Dios de la revelación, o sea al Dios de los monoteísmos cristiano o islámico, su visión de Dios era más parecida al Dios de Aristóteles, un Dios caracterizado como Causa primera dotado de poder creador y de inteligencia. Él mismo definiría su posición como deísta al estilo de Jefferson, que negaba cualquier transacción entre Dios y el hombre, dejando sin espacio cualquier posibilidad de revelación.

En esta entrevista señalaría que más que los argumentos de tipo cosmológico, ontológico o moral, fueron los de tipo teleológico los que más le habían influido. El Dios que fue tomando forma en su mente tenia que ver con una Causa primera que posibilitaba la existencia del universo y de todo lo que éste contenía. Perfilando la idea, afirmaba que se situaría entre la visión de Aristóteles y la de Spinoza, y respecto de Spinoza de modo críptico señalaría: más de lo que no dice que de lo que dice. Aquí se puede ver la influencia que tuvo en él Einstein que jugó con la idea de Spinoza sin identificarse con ella, una idea muy lejos del burdo panteísmo que a veces se le atribuye. A esta influencia de Einstein hará referencia en otras entrevistas y en el propio libro Dios Existe [32] .

Respecto al problema del mal señalaba que no había cambiado sustancialmente de pensamiento, de hecho como afirmaría posteriormente de modo reiterativo, éste es un problema para el cristianismo pero no para el deísmo. En otro orden de cosas, al preguntarle por una vida futura afirmaba que no creía en ella; su posición, respondía, sigue siendo la misma expuesta en su obra The Logic of Mortality [33] . Sin embargo hay un punto que quisiera resaltar, él indica que aunque no creía en la resurrección de Jesús, los cristianos tenían buenas razones para creer en la resurrección.

Esto nos da idea de porque en Dios Existe, Flew añade en uno de los dos apéndices de su obra el titulado La autorrevelación de Dios en la historia humana: un diálogo sobre Jesús con N. T. Wright [34] , que versa en su mayor parte sobre los argumentos que le dio el historiador y exégeta N. T. Wright, a la sazón obispo de Durham, sobre la resurrección de Jesús. No sólo se muestra aquí una gran apertura de mente, sino algo más importante que había ido descubriendo a lo largo de su vida: que lo que para un individuo era racionalmente creíble respecto de un asunto dependía de lo que racionalmente sostenía y creía antes de enfrentarse a una situación nueva.

Es decir, pensamos desde unos presupuestos que nos condicionan y que, puntualizaría yo, hacen que siempre podamos encontrar razones para defender aquello en lo que creemos. Conocerlos y tener la capacidad y el valor de replantearlos es la única actitud que puede provocar un diálogo sincero y fructífero. En esto Flew, tuviese razón o no, nos dio siempre un gran ejemplo.

G. Habermas le preguntaba finalmente si habría alguna posibilidad, como por otra parte le ocurrió a C. S. Lewis, de que su paso del ateísmo al deísmo le llevara finalmente a una conversión al cristianismo. Flew responde que esto era muy poco probable, en especial porque veía incompatible la idea cristiana de Dios con el tema del mal. Admiraba a Jesús por su gran carisma y a Pablo lo consideraba un pensador relevante, pero su idea de Dios distaba mucho de la del Dios revelado.

Poco antes de publicar la entrevista que le realizó Habermas, Flew en su último debate público en la Universidad de Nueva York había anunciado que ahora aceptaba la existencia de Dios [35] y, poco después, publicaba en Philosopy Now una carta [36] en la que terminaba diciendo que en la nueva introducción a la reedición de Dios y la Filosofía expondría en qué consistía su actual posición filosófica.

En esa carta recomendaba dos de los libros que habían influido en su pensamiento, el de R. A. Varghese The wonder of the world y el del físico judío Gerard Schroeder The Hidden face of God. Flew terminaba afirmando que en la actualidad consideraba su obra Dios y la Filosofía como una reliquia histórica.

La reacción no se hizo esperar, el debate estaba servido. En una entrevista realizada por James A. Berveley [37] y publicada en abril del 2005 en la revista Christianity Today, mostraba su asombro por la atención que se le había prestado a su cambio de opinión y la repercusión que había tenido después de la entrevista que le había realizado Gary Habermas. Comprendía la reacción de los cristianos, sobre todo después de la publicación de varias obras antiteístas por parte de algunas de las figuras relevantes del nuevo ateísmo, pero insistía en que no se trataba de una conversión al estilo de San Pablo y que si se creía que se convertiría al cristianismo en un futuro próximo estaban muy equivocados.

Como aspecto más interesante, señalaba cómo la obra de su antiguo alumno D. Conway The Rediscovery of Wisdom [38] le había ayudado a redescubrir a Aristóteles. Este elemento es importante como se puede observar en Dios Existe, pero sobre todo, lo que comenzó a llevarle a alejarse de sus antiguas opiniones, fue la convicción de que el naturalismo darwinista era insuficiente para explicar el surgimiento de la vida y su posterior desarrollo. Siendo de destacar también la valoración que hace de algunos de los más importantes filósofos cristianos de habla inglesa entre los que destaca a Richard Swinburne.

Pero ¿cuál fue la reacción de sus antiguos correligionarios ateos? [39] Al principio la incredulidad, después poco a poco se va asumiendo el hecho de su conversión al deísmo. En diversas entrevistas telefónicas con R. Carrier y otros va manifestándoles el alcance y los motivos de su cambio. Aunque acepta la evolución darwiniana, lo que ponía en duda es que pudiera darse una explicación puramente naturalista al origen de la vida, el ADN y la propia complejidad integrada de la naturaleza.

Hagamos un rápido repaso a las respuestas que va dando una y otra vez cuando es interpelado: sigue negando la revelación y la vida postmortem; su visión de la deidad es la de una primera causa superinteligente, ésta le parece la explicación más correcta del origen de la vida y la complejidad de la naturaleza; el Dios en el que cree tiene que ver más con el de Aristóteles o el de Spinoza; se trata de una reflexión filosófica propiciada por las evidencias que la ciencia va poniendo sobre el tapete, especialmente por los últimos avances en biogenética. Hasta aquí nada nuevo.

Sin embargo, se puede constatar el intento de ir desacreditando a Flew por un lado y el de minimizar en lo posible el alcance de su conversión, basta leer para esto las entradas que se van repitiendo en The Saecular Web [40] sobre el caso Flew para darse cuenta de ello. Así irán apareciendo temas recurrentes como: la avanzada edad dando a entender la posible disminución de sus facultades o el posible temor ante la muerte, el no estar demasiado al día de las publicaciones científico- teológicas sobre el tema, la visión minimalista del Dios que presenta Flew, etc.

Un punto de inflexión acontece cuando Raymond Bradley publica una carta abierta en The Open Society, en la que acusa a Flew de no verificar las tesis del físico Gerald Schroeder que al parecer tanto le habían influido. Flew da una respuesta contundente en otra carta publicada en la misma revista, A Response to Raymond Bradley [41] , ante lo que considera una grave ofensa. En ella vuelve a repetir lo que ya conocemos sobre su evolución intelectual y el alcance de su visión deísta, sugiriéndole a Bradley que siguiese la máxima socrática: seguir el argumento a donde quiera que nos lleve, máxima que le ha servido de guía a lo largo de su vida intelectual.

Pongamos un ejemplo paradigmático de la actitud que se fue generando en el movimiento escéptico, para ello no tenemos mas que ver una nota de R. Dawkins en El Espejismo de Dios [42] en la que dice expresamente:

Algo similar podemos ver hoy (hablamos del año 2006 antes por lo tanto de la publicación de Dios existe o del artículo de Oppenheimer que luego comentaremos) en la sobrepublicitada tergiversación del filósofo Antony Flew, quien anunció cuando era anciano que se había convertido a un cierto tipo de deidad (desencadenando un frenesí de impacientes repeticiones en Internet). Por el contrario Russell fue un gran filósofo. Ganó el premio Nobel. Puede que la aducida conversión de Flew sea recompensada con el premio Templeton. Un primer paso en esa dirección es esa ignominiosa decisión de aceptar en 2006, el premio Phillip E. Johnson para la libertad de la verdad….Uno no puede dejar de preguntarse si Flew es consciente de que está siendo utilizado. Véase la obra de Víctor Stenger [43] , La defectuosa ciencia de Flew, Free Inquiry 25:17-18 (febrero 2005).

Sin dudas B. Russell fue un gran filósofo, quien lo duda, y un gran escritor. En el terreno de la filosofía sus aportaciones fueron cimeras tanto en lógica como en filosofía del lenguaje, aunque no tanto en filosofía de la religión. La aportación de Flew en el terreno de la filosofía de la religión sí fue relevante como hemos visto, también es un gran filósofo. ¿Si antes lo parecía ahora por qué no? Por qué se presentaba como un viejo que se vende por un puñado de medallas o monedas. ¿Es que no sabe que está siendo utilizado?; yo respondería citando a Einstein [44] quien en una carta a Maurice Solovine señalaba: Nunca he encontrado un calificativo mejor que el de religión para referirme en la confianza en la naturaleza racional de la realidad y su peculiar accesibilidad a la mente humana….Que se preocupe el diablo si los curas se aprovechan de esto. Se trata de simple honradez intelectual.

De hecho el debate se fue haciendo más enconado, la actitud de sus antiguos correligionarios fue pasando de ser una aceptación respetuosa aunque crítica a posturas descalificadoras, en un principio con el mismo Flew, después, con todos aquellos que consideraron implicados en la publicación de Dios Existe.

La auténtica polvareda que se había ocasionado entre el entusiasmo de muchos cristianos y la actitud cada vez más crítica del los grupos escépticos, llevaba a una gran confusión respecto del alcance de la conversión de Flew, un hecho que pretendía ser clarificador por parte de Flew en la nueva Introducción a Dios y la Filosofía [45] , sin embargo, no lo fue. En el prólogo Paul Kurtz no se define sobre el cambio o no de Flew, simplemente invita a la lectura de la nueva introducción que Flew ha publicado y que cada uno decida si ha cambiado o no respecto de sus opiniones anteriores.

En la Introducción describe su obra como una reliquia histórica, algo que como vimos ya había afirmado en Philosophy Now. En la Introducción, indica alguna de las cuestiones que la filosofía futura debería tener en cuenta al tratar sobre la existencia de Dios, basta echarle un vistazo para observar la dirección de su cambio: la definición de Dios y los argumentos a favor de la existencia de Dios de R. Swinburne; El hecho del Big-Bang y si el tiempo comenzó ahí; la cuestión de los multiversos y el ajuste fino; la cuestión de si existe una explicación naturalista para el desarrollo de la materia viva a partir de la materia inerte; El concepto de Inteligencia ordenadora tal como lo explican Varghese y Schroeder ; el concepto aristotélico deísta de Dios al que se puede llegar a través de la teología natural tal como lo expone David Conway.

Si uno atiende mínimamente a estas cuestiones, es obvio el cambio que se operó en Flew y, lo que parece aún más claro parece, si el autor de esta introducción es Flew, como por otra parte atestigua un escéptico como es P. Kurtz, sus facultades mentales parece que no estaban tan deterioradas en aquel entonces y, me atrevería a más, difícilmente podría negársele la autoría intelectual de Dios Existe pues lo que hará en ésta obra no es más que desarrollar los puntos hasta ahora expuestos: Su visión deísta, las razones de su cambio como un proceso de reflexión filosófica que partía de aspectos que la ciencia iba desvelando sobre la realidad, el reencuentro con la filosofía de Aristóteles, la no aceptación de ningún tipo de revelación y por lo tanto su no conversión al cristianismo, su consideración de que no creía que hubiese una vida después de la muerte…. No se añadía prácticamente nada nuevo, entonces ¿por qué tanto revuelo?

3.2.-El caso Flew tras la publicación de «Dios Existe»

La realidad es que por un lado el caso Flew estaba siendo ampliamente usado desde el punto de vista apologético por muchas instituciones y grupos cristianos, la cita de Dawkins lo corrobora. Por otro lado, los grupos escépticos se encontraban con una grieta en la línea de flotación, Flew había sido uno de sus puntales en el debate con los teístas. En este clima aparece la obra de Flew coeditada con Roy Abraham Varghese. Si nos atenemos a ella, las dudas sobre el alcance de la conversión de Flew y, sobre todo, de los motivos que le fueron llevando a este cambio dejan lugar a pocas dudas.

Se podía criticar esto o aquello, la calidad literaria, el valor de los argumentos que habían inducido a Flew al cambio de opinión, si a uno le parecen más o menos razonables, si el tema se trataba con más o menos acierto o con más o menos profundidad, hasta si era más mayor o más joven… todo eso no hubiera quitado un ápice de contundencia al siguiente hecho: el autor de Teología y falsación, se quiera o no, el autor que desde el punto de vista filosófico aportó algunos de los argumentos más sólidos que ponían en un brete las posturas teístas, había cambiado de opinión. El motivo no era una conversión religiosa, lo cual hasta cierto punto no cuestionaría intelectualmente mucho, el motivo era una reflexión filosófica sobre datos que iban aportando las ciencias. Además no se trataba de un libro técnico, sino un libro accesible a todos, una biografía que tenía el carácter de testamento intelectual [46] .

En el anterior contexto, en el Magazine del New York Times del 4 de Noviembre de 2007, aparece un artículo de Mark Oppenheimer [47] afirmando tras una entrevista con él que Flew sufría afasia nominal lo que le impedía recordar ciertos nombres, que tenía debilitadas sus facultades mentales y que no había escrito el libro, dando a entender por lo tanto que había sido manipulado por R. A. Varghese y por otros prosélitos cristianos. Aquí comenzaban una serie de respuestas cruzadas.

Mark Taber, editor de HarperOne (donde se había publicado Dios Existe) respondió indicando que una cosa era reseñar, preguntar o discutir las ideas de un libro, pero que esto no es lo que hacía Oppenheimer, sino que éste atacaba a su integridad y a la del autor. Prácticamente el mismo día de la publicación del artículo de Oppenheimer, PZ Miers en Scienceblogs.com, tachaba a Varghese de chiflado y despreciable manipulador, metiendo en la conspiración al físico judío G. Schroeder y al reputado filósofo cristiano J. Haldane. De modo algo histérico, por decirlo suavemente, exhortaba a que no se comprase un libro que era fruto de la confusión y manipulación de un anciano.

Poco después, se presentaba una declaración de Flew en la que señalaba que tenía 84 años de edad, que necesitaba que alguien le ayudara a escribir el libro y que este fue el papel de Varghese; que podía ser viejo pero difícilmente manipulable, y finalizaba afirmando que el libro expresaba literalmente su pensamiento. A. Gottlieb, W.L. Craig, R. Carrier, Varghese y un largo etc. intervinieron en la polémica de un lado o de otro.

Más que el cruce de acusaciones estériles lo que interesan son los datos que nos permitan hacernos una idea precisa. En una entrevista que Benjamin Wilker [48] realizó a Flew y que se publicó sólo cuatro días antes del artículo de Oppenheimer, se le preguntaba a Flew por la razón de una conversión que parecía tan repentina, éste le respondía que su cambio de pensamiento venía de una reflexión que procedía de muy atrás. Él reiteraba su deísmo y hablaba de dos factores que habían sido decisivos en su proceso de conversión: la creciente empatía con determinados científicos como Einstein que creían que tenía que darse una inteligencia detrás de la complejidad integrada del mundo físico, y su propia idea de complejidad, teniendo en cuenta los hallazgos de la genética que le habían conducido a pensar que la diferencia entre la vida y la no vida era ontológica.

De hecho la mejor confirmación de esto la veía en el cómico esfuerzo de R. Dawkins en The God Delusion [49] , en el que atribuía el surgimiento de la vida a un golpe de suerte. Si este era el mejor argumento que se tenía la partida estaba terminada. Volvía a insistir en que no se trataba de ninguna revelación, sino en el poder de las evidencias que le llevaron a esa conclusión. Ante una pregunta de Wilker, respondía para que no hubiese duda, que la evidencia de la existencia de Dios no provenía de la ciencia, sino de la reflexión filosófica sobre los datos que ésta le ofrecía. Este es un punto crucial en la confusión generada en el caso Flew.

Como muy bien decía Flew la ciencia no puede hacer este tipo de inferencias, ni puede demostrar la existencia de Dios ni lo contrario, aquí obviamente se aparta de los defensores del Diseño Inteligente que pretenden situar la respuesta a la hipótesis Dios en el terreno de la ciencia. Si un científico se pregunta y se responde sobre este tema lo hace como filósofo y no como científico. De hecho él es muy duro con Dawkins al que acusa de falta de honradez en el tema al seleccionar los datos en los que apoya sus tesis y cita a dos filósofos de primera talla como el agnóstico Anthony Kenny y el ateo Thomas Nagel quienes, en sendos comentarios sobre The God Delusion, señalaron que Dawkins no abordaba con rigor aquellas cuestiones que podrían plantear la racionalidad de la creencia en Dios. En concreto las tres cuestiones que en Dios Existe aparecen como claves para replantearse su postura atea: La existencia del universo, la organización teleológica del mismo y las leyes de la naturaleza.

Respecto al resto de las cuestiones relevantes como la revelación, el tema del mal, la vida postmortem etc., su pensamiento no ha cambiado. Eso sí, la concepción de Dios que nos ofrece no es en absoluto minimalista. No es un Dios que se comunica con el hombre, pero sí un Dios que se parecería al de Aristóteles y que cabría catalogar como personal, no en el sentido de C. S. Lewis, es decir, de un Dios que se comunique, que se revele y que sea providente. El Dios en el que ahora cree es un Dios creador con las propiedades esenciales de inmaterialidad, omnipotencia, omnisciencia, etc.; es lo que de modo más desarrollado había expresado en Dios Existe [50] , el Dios que defendemos Conway y yo es el Dios de Aristóteles y que tiene una gran coherencia con el conjunto de atributos predicados de Dios en la tradición cristiana.

Flew finaliza la entrevista, consciente del debilitamiento de sus capacidades, afirmando que este será su último libro. Además de esta entrevista con Wilker podemos encontrar publicada las copias originales de la correspondencia de Flew con Anthony Harvath [52] durante el año 2006, en ella se recogen comentarios precisando el alcance de su conversión, las razones que le llevaron a ella y el proyecto de escribir un libro que aclarase las confusiones creadas. Es interesante que en ellas Flew hace, también, referencia también a su estado mental.

R. Carrier lo declaraba mentalmente incompetente desde 2004, Opphenheimer lo inhabilitaba como autor de Dios Existe, Dawkins lo declaraba senil en El Espejismo de Dios. Sin embargo si Flew es el entrevistado por Benjamin Wilker (última entrevista comentada, año 2007) y por Gary Habermas (primera entrevista comentada, año 2004) y, si también es el autor de la Introducción a la reimpresión de Dios y la filosofía (2005), no parece estar muy senil.

Además hay algún dato muy relevante que suele pasar desapercibido a los defensores de la teoría de la conspiración manipuladora, en Dios Existe Flew dice expresamente: Mis debates con el profesor Richard Swinburne y el profesor Brian Leftow, extitular y titular actual de la Cátedra Nolloth en Oxford, me fueron de gran utilidad en la preparación de estos siete capítulos (se refiere a los capítulos donde expone su conversión al deísmo). Ni Swinburne, ni Leftow cuestionaron lo que aquí afirma sino todo lo contrario.

Quizás lo más sensato sea atender al consejo que Jonathan Witt [53] daba en un artículo publicado en The Seattle Times en diciembre de 2004, poco después de la publicación de la entrevista de G. Habermas donde Flew anunciaba su conversión al deísmo. Los que admiraban su inteligencia cuando éste era ateo, decía, deberían escuchar atentamente sus razonamientos cuando ahora ha cambiado de idea. Si, por haber cambiado su pensamiento, lo convertimos en persona non grata, entonces podemos hacer una cruz y una raya a toda posibilidad de razonamiento o discurso público. Si así se hace deberemos preguntarnos ¿quién es el realmente dogmático?

Lo que podemos encontrar en la obra Dios Existe es el desarrollo de lo que de un modo más escueto había expresado reiteradamente desde el anuncio del cambio de pensamiento respecto a Dios en el año 2004, de tal modo que, a mi juicio, no existen muchas bases en las que pueda sostenerse que él no es el autor intelectual de la obra.

 

La ciencia provocó la conversión del ateo más famoso del mundo
4.- «Dios Existe», el testamento intelectual de Flew

Antes de la entrevista publicada por Habermas en Philosophia Cristi sobre el cambio de posición de Flew publicada en el invierno de 2004, en el último de los debates públicos en los que intervino Flew, un simposio en New York University acontecido en mayo de 2004, Flew anunció para sorpresa de todos, que ahora aceptaba la existencia de Dios. Cuáles eran los motivos de su conversión, el propio Flew los expone con claridad en Dios Existe:

Creo ahora que el universo fue traído a la existencia por una inteligencia infinita. Creo que las intrincadas leyes del universo manifiestan lo que los científicos llaman la Mente de Dios. Creo que la vida y la reproducción tienen su origen en una fuente divina. ¿Por qué creo ahora esto, después de haber expuesto y defendido el ateísmo durante más de medio siglo? La breve respuesta es la siguiente: tal es la imagen del mundo que, en mi opinión, ha emergido de la ciencia moderna [54] .

Esto lo dice un pensador que en el siglo XX desarrolló un tipo de exposición del ateísmo sistemático, comprensivo y muy influyente, como hemos visto a lo largo de este artículo. Lo más interesante, como hemos repetido, es que no se trata de ninguna conversión religiosa, sino la consecuencia de seguir la máxima que Platón atribuye a Sócrates en la República y que guió toda su carrera intelectual: Sigamos la argumentación a donde quiera que nos lleve. Hasta tal punto que el filósofo y físico Francisco José Soler Gil llega a decirnos que nos encontramos ante un libro que vale su peso en oro [55] . Una autobiografía intelectual en la que asistimos al relato de la peregrinación de la razón y del espíritu de un gran pensador contemporáneo que murió en el año 2010. Un auténtico testamento intelectual. Pasemos a esbozar su contenido.

Lo primero que hay que resaltar es la magnífica traducción que realizada por el profesor Francisco José Contreras. La edición española comienza con un prólogo escrito por Francisco J. Soler Gil donde se nos habla del estilo académico de Flew, en él se subraya la confianza en la razón y su honestidad intelectual (pág. 9-21).

El libro sigue con el prefacio escrito por R. A. Varghese que nos hace un dibujo de quien es A. Flew en la historia del ateísmo contemporáneo, así como la reacción de sus antiguos correligionarios ateos ante el giro copernicano de su pensamiento (pág. 23-34). El texto de Flew comienza con una breve introducción seguida de dos grandes partes. En la primera a lo largo de tres breves capítulos: La creación de un ateo, Donde nos lleve la evidencia y El ateísmo detenidamente considerado, nos va descubriendo el camino que le llevó a la negación de lo divino, las razones que fundamentaban su postura y algunos de los debates en los que participó (pág 41- 82). La segunda nos narra la senda que le llevó a descubrir la realidad de lo divino (pág. 83-133).

En concreto, a lo largo de los cinco primeros capítulos irá desgranando tres dimensiones de la naturaleza que apuntan a Dios y que le llevaron a reconsiderar los argumentos filosóficos clásicos: La primera es el hecho de que la naturaleza obedece a leyes. La segunda es la dimensión de la vida, la existencia de seres organizados inteligentemente y guiados por propósitos. La tercera es la propia existencia de la naturaleza. (Pág.87). Los dos últimos, Buscando un lugar a Dios y Abierto a la Omnipotencia, tienen que ver con la coherencia del concepto Dios como Espíritu incorpóreo y omnipresente y cómo el camino le ha llevado a aceptar la existencia de un Ser autoexistente,inmutable, inmaterial, omnipotente y omnisciente. Finalizando con un breve comentario a una cuestión que él mismo se hace ¿A dónde iré a continuación?

El libro termina con dos apéndices que incluyó Flew como ejemplos del tipo de razonamiento que le condujeron a cambiar de opinión sobre la existencia de Dios. El primero de Roy Abraham Varghese, trata de una visión crítica del llamado Nuevo Ateísmo, hoy tan en boga. El segundo es un diálogo sobre Jesús, de Flew con N. T. Wright, en el que se ofrecen algunas razones sobre el tema de la Encarnación y el de la Resurrección.

 

5.-Conclusión: Algunas consideraciones filosóficas.

Tres son los aspectos que quiero resaltar en esta conclusión:

En primer lugar considero que no hay una ruptura sino una evolución en el pensamiento de Flew. Las nuevas realidades que iban desvelando las ciencias fueron fundamentales en el giro de su pensamiento, pero también era imprescindible un marco conceptual que le permitiera una reflexión filosófica sobre estos hallazgos. En este aspecto la obra de D. Conway The Rediscovery of Wisdom le ayudó a redescubrir a Aristóteles y el pensamiento sobre Dios de la teología natural. Pero sobre todo es la obra de Swinburne la que permite explicar el paso de autor de Teología y falsación a Dios existe. Tres son las textos que serán determinantes: The coherence of theism, ¿Hay un Dios? , La existencia de Dios [56] . En estas obras Swinburne responde a los dos aspectos claves que tenía que afrontar el teísta, tal como lo expresaba en The presumption of atheism; recordemos, el teísta tenía que ofrecer un concepto coherente de Dios y del teísmo y dar unos buenos argumentos sobre la existencia de ese Dios. Ellas permiten situar el debate en una nueva situación, para expresarlo gráficamente el balón ya no estaba en el campo del teísta, la pelota estaba en el aire.

En segundo lugar debe quedar claro que no se trata de que la ciencia demuestre la existencia de Dios. Como insistió Flew en múltiples entrevistas y resalta en el propio libro: se trata de una reflexión filosófica a partir de los datos que aporta la ciencia. Algo que los representantes del Nuevo Ateísmo como Dawkins o del Creacionionismo [57], en sus visiones más o menos sofisticadas, no llegan a comprender: la ciencia ni puede demostrar la existencia ni la inexistencia de Dios, esto excede a su propio método. Voy a permitirme citar a Alisther McGrath, autor muy crítico con las obras antiteológicas de Dawkins, quien señala:

Sabido es que el método científico es incapaz de decidir sobre la hipótesis de Dios, ni positiva ni negativamente… Si la cuestión de Dios ha de resolverse, habrá de hacerlo de otros modos [58] .

Creo que es importante distinguir entre ambas perspectivas metodológicas y para ello hablaré de lo que denominó perspectiva episódica y la configurante [59] . La perspectiva episódica tendría que ver con la descripción lineal de los sucesos, según sus causas y efectos, sería la propia de la ciencia. Sin embargo cuando reflexionamos filosóficamente sobre un proceso hay que mirarlo en su conjunto, desde el final del proceso buscaríamos un sentido o un fundamento último.

Al estudiar la realidad dinámica podemos hacer una descripción lineal de los procesos tal como parecen acontecer (ciencia), pero para transformar los sucesos en una totalidad significante tenemos que partir del punto final y poder leer el fin en el comienzo y el comienzo en el fin; sólo desde esta dimensión global podemos tomar posición ante la totalidad de lo real, esta es la perspectiva filosófica que permite encontrar un sentido a la realidad. Si miramos así los procesos evolutivos cósmico-biológicos es difícil dejar de intuir un azar afortunado o, en su caso como le ocurrió a Flew, un azar planificado.

En tercer lugar el debate ocasionado por la conversión al deísmo de Flew pone de relieve que, cuando se trata de debatir sobre la cosmovisión teísta y la atea los aspectos ideológicos suelen primar sobre los propios argumentos. La posibilidad de encuentro, de reflexión conjunta y de diálogo fructífero queda cortocircuitada en su propio inicio.

Antony Flew en este sentido es un modelo a seguir. Flew en Teología y falsación lanzaba un reto al teísta preguntándole cuáles serían los hechos tal que si no se diesen invalidasen la idea de que existe Dios. Él en su evolución intelectual descubrió un concepto de Dios lógicamente asumible y una serie de hechos que hacían factible que ese Dios existiera, más aún, que ese Dios era el marco que encuadraba perfectamente el mundo que descubrían y describían las ciencias.

De hecho en Dios Existe el reto permanece, señala que, a diferencia de otros argumentos antiteológicos, el argumento de la presunción de ateísmo puede ser coherentemente aceptado por los teístas… la presunción de ateísmo es en el mejor de los casos un punto de partida metodológico, no una conclusión ontológica, después nos dirá que es muy fácil dejar que las teorías preconcebidas conformen el modo en que percibimos los datos, en lugar de dejar a los datos dejarse conformar por las teorías, este es el mal endémico de todo dogmatismo, señala […] Así que propongo a mis excompañeros ateos esta cuestión simple y central: ¿Qué tendría que ocurrir o haber ocurrido, que pudiera suponer una razón para que al menos considerarais la existencia de una Mente superior? [60] Desde luego no hay mejor ejemplo de sensatez, de intento de diálogo y de actitud antidogmática.

Es hora de terminar, ahora uno puede seguir el consejo que le da Richard Carrier en una reseña sobre el libro publicada en Amazon el 8 de noviembre con el título Mal escrito y deshonesto [61] , según él Flew no escribió el libro, además tenía sus facultades disminuidas , más aún ni siquiera expondría las razones de su conversión, luego no compre ni lea el libro. O dejarse guiar por el consejo de Jonathan Witt, lea y decida por sí mismo. De este libro de Flew se puede decir que no es un libro técnico, que podría ser más sistemático, que le falta esto o aquello, las críticas que se quieran hacer, pero desde luego como por otra señalaron autores tan relevantes como J. Polkinghorne, Ian H. Hutchinson, Francis. S. Collins , R. Swinburne y muchos otros, es un libro que nos ayudará a pensar [62] .

Quiero finalizar con las palabras con las que concluye Flew su descubrimiento de lo divino:

El descubrimiento de fenómenos como las leyes de la naturaleza… ha conducido a científicos, filósofos y otros a aceptar la existencia de una Mente infinitamente inteligente. Algunos aseguran haber establecido contacto con esta Mente. Yo no lo he hecho; no todavía. Pero ¿quién sabe lo que podría ocurrir en el futuro? Quizás algún día pueda oír una Voz que dice: “¿Me oyes ahora?” [63]

Antony Flew murió cuatro años después de haber escrito estás palabras. Fue gastándose poco a poco, hasta ese momento en que sí había perdido sus facultades mentales. Ciertamente una vida intensa e interesante. Después de todo quedémonos con el aforismo socrático que fue la estrella que guió su pensamiento: sigamos la argumentación a donde quiera que nos lleve.

http://www.tendencias21.net/La-ciencia-provoco-la-conversion-del-ateo-mas-famoso-del-mundo_a16638.html

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