El mexicano baleado por la policía de EE.UU. por lanzar piedras

Antonio Zambrano-Montes, de 35 años, llegó a Pasco hace diez, con su esposa y dos hijas, procedente del estado mecicano de Michoacán.

El video de la muerte de Antonio Zambrano-Montes por disparos de la policía de la ciudad de Pasco, en el noreste de Estados Unidos, ha causado indignación y terror.

Zambrano-Montes, un inmigrante mexicano, fue acribillado el martes de la semana pasada por tres agentes en una de las principales arterias de la ciudad a plena luz del día.

Al hombre, que no hablaba inglés, sufría de problemas mentales y estaba desarmado, no le sirvió huir con los brazos en alto.

Minutos antes, la víctima había estado lanzando piedras contra los autos, según versión de testigos.

Momento previo a los disparos de la policía contra Antonio Zambrano-Montes.

El video, que puede resultar traumático para quien lo mire, fue grabado con un teléfono celular desde un auto que estaba detenido frente a un semáforo en rojo y ha sido visto en YouTube más de 1,5 millones de veces.

El presidente de México, Enrique Peña Nieto, condenó los hechos a los que calificó como lamentables e indignantes.

La policía de Pasco dijo que Zambrano-Montes les atacó con piedras y que antes de abrir fuego trataron de usar una pistola taser.

En Pasco, una ciudad de 65.000 habitantes en el estado de Washington, la muerte de Zambrano-Montes ha llevado a muchos a protestar durante días.

El sábado pasado se manifestaron en un parque unas 700 personas según activistas locales, y en señal de recuerdo, cada día desde que ocurrió el suceso, decenas de personas rezan en el lugar donde murió Zambrano-Montes, frente a las puertas de la pastelería Vinny’s.

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«Ferguson hispano»

El dueño, Vinicio Marín, le dijo a BBC Mundo en conversación telefónica, que la conmoción de la comunidad es grande.

«Se siente mucho dolor. Él había venido a comprar en alguna ocasión y lo recibimos con una sonrisa», dice Marín.

Los manifestantes han usado lemas como «Manos arriba, no disparen», que recientemente se popularizaron en olas de protestas nacionales tras casos de muertes de hombres negros desarmados a manos de policías blancos.

«Lo que ha sobrecogido a esta ciudad es que mataron a un individuo en mitad de una de las calles más concurridas y cuya arma era únicamente una roca», le dijo a BBC Mundo Ricky Ríos, portavoz de la asociación local Consejo Latino.

«Esto debe servir para abrirle los ojos a la gente. Te das cuenta de que aquí la policía te puede matar a tiros por casi cualquier cosa», añadió Ríos.

La policía de Pasco dijo que Zambrano-Montes les atacó con piedras y que antes de abrir fuego trataron de usar una pistola taser.

La familia del fallecido dijo a los medios que Zambrano-Montes, de 35 años, llegó a Pasco hace diez, con su esposa y dos hijas, procedente del estado mexicano de Michoacán. Había trabajado en las cosechas de los campos que rodean Pasco, pero había perdido su casa en un incendio y tras ello se distanció de su familia y llevaba un tiempo viviendo en la calle.

Algunos medios han llamado al suceso en Pasco, «el Ferguson hispano», en referencia a la ciudad de las afueras de San Luis, Misuri, donde estalló una ola de violencia después de que la policía matara en agosto pasado al adolescente negro Michael Brown.

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Lo cierto es que a diferencia de Ferguson las manifestaciones han sido pacíficas en Pasco.

A pesar del impacto del video y de su difusión por las redes sociales, las imágenes no han copado la atención de los canales de noticias de 24 horas en EE.UU. como ha sucedido en episodios similares.

Cada día desde que ocurrió el suceso, decenas de personas rezan en el lugar donde murió Zambrano-Montes.

Pero hay similitudes entre el caso de Pasco y el de Ferguson.

Al igual que pasó en la ciudad de Misuri, las instituciones de Pasco no han sabido adaptarse a un fuerte cambio demográfico.

Tras una ola migratoria que comenzó en los años 80, los latinos son la mayoría de la población, pero el gobierno de la ciudad, los órganos escolares y la policía están controladas por personas de origen anglosajón.

En el cuerpo policial, solo 14 de los 68 agentes son hispanos. En Ferguson, antes de la muerte de Brown, solo había tres agentes negros en un cuerpo con 50 anglosajones.

Muchos en Pasco perciben un grave problema de comunicación entre policía y vecinos.

«Muchas personas en Pasco no saben inglés y casi ningún policía habla español», dijo Ríos.

Abusos en el pasado

A diferencia de otros lugares de EE.UU., como en los estados de Arizona o Georgia, en Pasco no se han generado tensiones por redadas para deportar indocumentados ni por el uso de perfiles raciales por parte de la policía, dice Ríos.

Esto se debe, explica, a que la población anglosajona es muy consciente de que la prosperidad de Pasco y las vecinas Kennewick y Richland, conocidas como las tres ciudades (Tri-cities) depende en gran parte de la mano de obra barata de los inmigrantes, dispuestos a trabajar largas jornadas en los campos de frutas y espárragos.

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Consejo Latino ha enviado una carta al Departamento de Justicia para que investigue la muerte de Zambrano-Montes.

Por el momento, los tres agentes han sido suspendidos, pero se les ha mantenido el sueldo. Se ha iniciado una investigación por parte de los cuerpos de policía local de los condados que conforman el área metropolitana de las Tri-Cities.

Activistas locales creen que la muerte de Zambrano-Montes debe servir de revulsivo contra problemas latentes en la comunidad.

Aunque Pasco no es una ciudad especialmente violenta, el caso ha servido para poner la atención sobre pasados casos de supuestos abusos policiales.

Uno de los agentes, Ryan Flanagan, se sentó en el banquillo de los acusados en 2012 por uso excesivo de la fuerza contra María Davila-Márquez, en un incidente en 2009.

Y en los últimos seis meses, se han producido tres muertes de ciudadanos a manos de la policía en los condados del Tri-cities.

Por estos problemas latentes, activistas como Ricky Ríos creen que la muerte de Zambrano-Montes debe servir como punto de partida.

«Nos tenemos que asegurar de que esta reacción de indigación en la comunidad no se pierde de cara al futuro».

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