Por Jonathan Franklin
El invierno chileno, como ya se le está llamando, parece haber captado el ánimo del público, así como la primavera árabe hace seis meses.
Después de un día de enfrentamientos en las calles, 874 personas fueron detenidas y se incendiaron locales comerciales en la capital después de ser atacados por los manifestantes. La indignación contra el gobierno derechista de Sebastián Piñera se desbordó, las encuestas muestran que es el líder más impopular desde la caída del ex dictador Augusto Pinochet.
Los estudiantes escolares en huelga comenzaron cuando trataron de marchar hacia el palacio presidencial el jueves, sólo para ser frustrados por cientos de policías antidisturbios y nubes de gases lacrimógenos. Tucapel Jiménez, miembro del congreso chileno, pidió sanciones contra las autoridades de gobierno que autorizaron lo que calificó como una «represión brutal» de la policía antidisturbios.
«Esto es inaceptable, el centro de Santiago está en estado de sitio», dijo la líder estudiantil universitaria Camila Vallejo, mientras las lágrimas rodaban por su rostro después de ser rociada por gases lacrimógenos. «El derecho a reunión ha sido violado.»
«No veo otra solución más que un referéndum», dijo Giorgio Jackson, presidente de la asociación de estudiantes de la Universidad Católica mientras describe la distancia entre las demandas de los estudiantes y la oferta del gobierno. «Hay algunos puntos de acuerdo, pero es evidente que existen otros puntos que son muy relevantes y en los que tenemos grandes diferencias.» La cobertura informativa de los estudiantes siendo gaseados y llevados a autobuses por escuadrones de la policía llevó a Vallejo a pedir la dimisión de Rodrigo Hinzpeter, el Ministro del Interior de Chile. Los funcionarios del gobierno insistieron en que los estudiantes no tenían un permiso para marchar y defendieron la reacción de la policía como necesaria para mantener el negocio como de costumbre en Santiago. El portavoz del gobierno, Andrés Chadwick estima los daños por vandalismo en 2 millones de dólares.
Las marchas se llevaron a cabo en otras grandes ciudades, como Valparaíso, Concepción y Temuco. Las protestas continuaron en la noche con vandalismo y hogueras en diversos lugares de la capital, deteniendo el tráfico y poniendo de manifiesto la creciente oleada de descontento.
La Polar, una cadena minorista recientemente acusada de estafar a los consumidores con tasas de interés escandalosas sobre cuentas vencidas, fue incendiada. El incendio fue criticado ampliamente por los grupos de protesta, pero fue la última evidencia de que la largamente dormida juventud chilena se está rebelando contra la ideología ortodoxa del mercado libre que domina la vida cotidiana de Chile.
En los últimos años, por ejemplo, era común que los hospitales privados impusieran un recargo del 100% a los niños nacidos fuera del horario comercial. Los estudiantes han insistido por mucho tiempo en que las universidades y escuelas con fines de lucro universidades no deberían recibir subsidios del gobierno.
El movimiento de protesta, organizado en gran parte a través de Facebook y Twitter, ha sacudido al establishment político chileno mientras más de 100.000 estudiantes, generalmente disfrazados y pacíficos, se han manifestado.
Con una mezcla de música y disfraces, los estudiantes han utilizado las calles de la capital como escenario para actos que van desde una recreación de 3.000 personas del Thriller de Michael Jackson a una «besatón», donde jóvenes parejas se besaron durante horas frente a La Moneda, el palacio presidencial.
Durante dos meses, cientos de escuelas secundarias han sido tomadas por estudiantes adolescentes. A pesar de las advertencias del gobierno de que decenas de miles de estudiantes se verían obligados a repetir el año escolar, los estudiantes secundarios continúan exigiendo un fin a las instituciones educacionales con fines de lucro, tasas de interés menores en los préstamos estudiantiles y un pase de autobús válido durante todo el año.
Una encuesta de opinión el jueves fijó la popularidad de Piñera en un 26%. La coalición opositora Concertación obtuvo un índice de aprobación de sólo un 16% mientras el número de reclamos populares parece crecer día a día.
Hace un año, Chile estaba celebrando su unidad reencontrada y el gobierno de Piñera era elogiado por los medios del mundo por el trabajo en equipo desarrollado para rescatar a los 33 mineros cupríferos atrapados. Hoy en día los héroes son los líderes estudiantiles, incluyendo a Vallejo, quienes ejercen un importante poder político.
Piñera ha despedido a su ministro de educación y prometió miles de millones en gasto público para la educación en un intento infructuoso de sofocar las protestas.
Después recibir gases lacrimógenos el jueves, Vallejo pidió a los ciudadanos demostrar su apoyo a los estudiantes en huelga, golpeando ollas y cacerolas a las 9 de la noche – un recordatorio de los llamados a las calles en la época de Pinochet. Su llamado se esparció como un reguero de pólvora en las redes sociales y condujo a una noche de bulliciosas celebraciones, espontáneos festivales callejeros y la conciencia nacional de que Chile está viviendo un momento histórico, con un movimiento que trasciende las tradicionales fronteras sociales y de clase.
Bien, el pueblo tiene que resistir las ataduras enoliberales, la falta de solidaridad y la vision de que el Estado tiene que manejarse como una empresa. El estado debe velar por la realización de todos sus habitantes y debe primar la solidaridad.
insisto en que son una manada de animales violentos y amargados…y vuelve el comunismo a mostrar sus garras, que desastre, por suerte vivo lejos de esa mierda de gente santiaguina, critican todo no aportan nada, le han transferido el mismo odio de sus padres a los hijos, ya no parecen estudiantes son otra cosa anti todo no conocen de valores ni patriotismo, no cuidan nada destruyen…terrible esa parte de la cultura chilena.
Los actuales estudiantes quieren una educación gratis, mientras los
miles anteriores han pagado o mal pagado la suya. Creo que CHILE
no puede pagar cada año $4.000 millones de dolares durante varios
años para pagarles la educación, al final los contribuyentes son los
terminan asumiendo la deuda. Los politicos en Chile en general son
ineficases e inutiles, se presentan como resolvedores de un problema
nacional, pero carecen de capacidades. Así las cosas, Gobierno debe-
rá ceder y los protestantes también deberán hacerlo.