«El árbol de los problemas»

El miedo es algo, son situaciones que tú mismo proyectas en el futuro.

Son cosas que pueden ocurrir o que no pueden ocurrir.

La mayoría de las veces los miedos nunca se materializan;

son sombras que únicamente han existido en tu mente.

Los sabios dicen que “si te centras en el ahora desaparecen todos los problemas“.

¡Y que gran razón tienen!

La teoría es clara … ¿pero cómo alejo mis miedos en la práctica?

¿Qué hago para que mi mente deja de ocuparse todo el rato de problemas?

¿Qué hago para que mis problemas no influyanen la vida de los seres queridos alrededor mio?

El siguiente cuento nos da una solución muy práctica y fácil para dejar nuestros problemas atrás y aparcados cuando llegamos a casa.

Nos permite olvidarnos (temporalmente) de ellos y disfrutar plenamente del aquí y ahora, de nuestra familia y de nuestros amigos.

Es un gran truco (un acto de psicomagia) que puedes utilizar para ti mismo o que puedes explicar a tus hijos o amigos para que lo utilicen.

El árbol de los problemas

Olivo milenario

Olivo milenario

Había contratado a un carpintero para ayudarme a reparar mi vieja granja.

Él acababa de finalizar su primer día de trabajo que había sido muy duro.

Su sierra eléctrica se había estropeado lo que le había hecho perder mucho tiempo

y ahora su antiguo camión se negaba a arrancar.

Mientras lo llevaba a su casa, permaneció en silencio.

Una vez que llegamos, me invitó a conocer a su familia.

Nos dirigíamos a la puerta de su casa

y se detuvo brevemente frente a un precioso olivo centenario.

Tocó el tronco con ambas manos.

Al entrar en su casa, ocurrió una sorprendente transformación.

Su bronceada cara sonreía plenamente.

Abrazó a sus dos pequeños hijos y le dio un beso a su esposa.

La energia había cambiado completamente.

Posteriormente me acompañó hasta el coche.

Cuando pasamos cerca del olivo, sentí curiosidad

y le pregunté acerca de lo visto cuando entramos.

– Ése es mi árbol de los problemas, – contestó

– Sé que no puedo evitar tener problemas durante el día

como hoy en el trabajo por ejemplo, pero no quiero traer estos problemas a mi casa. Así que cuando llego aquí por la noche cuelgo mis problemas en el árbol.

Luego a la mañana cuando salgo de mi casa los recojo otra vez.

– Lo curioso es, – dijo sonriendo – que cuando salgo a la mañana

a recoger los problemas del árbol, ni remotamente encuentro tantos

como los que recuerdo haber dejado la noche anterior.


Cuento aportado por contarcuentos.com

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