En los últimos años estamos oyendo hablar mucho del efecto espejo en el comportamiento de las persona. Es decir ver algo que no te gusta en otra persona, sin saber que es algo que realmente no te gusta de ti.
Pero este efecto puede ir más allá, pues en personas con un alto grado de necesidad de aceptación por parte de los demás, tienden a reflejar la personalidad de los que los rodean para ser aceptados en un círculo social o relación.
Si una persona percibe frialdad, agresividad, indiferencia, e incluso reproches por parte de su familia, pareja, o amigos, ésta terminará emulando ese comportamiento para sentirse en paz. Este reflejo a veces se proyecta sobre las personas de las que se ha aprendido dicho patrón de comportamiento y en el peor de los casos, sobre personas fuera de ese círculo (familiar, de amigos, compañeros de trabajo), descargando su forma de actuar incluso sobre personas desconocidas.
El efecto espejo es más común en los niños, ya que no tienen una personalidad definida y les cuesta distinguir el límite del bien y del mal.
Todos deberíamos hacer un esfuerzo por no emular los comportamientos tóxicos de las personas que nos rodean. Si alguien te ignora, no puedes ignorar al resto de las personas, si te chillan, no chilles a los demás, si te controlan, no quieras controlar, si no recibes el amor que demandas, no lo niegue al resto. En el momento en el que uno es consciente del efecto espejo debería hacer todo lo contrario. Si te ignoran, tú presta atención, si te controlan, haz lo posible por respetar el espacio y decisiones de los demás, si sientes que no te dan amor, dalo tú, porque probablemente esas personas estén necesitadas de todo lo contrario a lo que expresan, y lo que sucede es que dentro de ellos hay un miedo muy grande.
La ausencia de dulzura, de cariño, paz interior o inestabilidad emocional representas a una persona cargada de miedo, prejuicios y probablemente tristeza. Es posible que hayan sufrido etapas muy dolorosas en su vida y hayan creado una coraza para encerrar sus sentimientos y no compartirlos con los demás. El silencio se apodera de su corazón. Esto no quiere decir que sean personas calladas. Todo lo contrario, pueden hablar mucho, pero quizás siempre lo hagan sobre temas superficiales, sin mostrar nunca su verdadera personalidad por miedo a ser tachado de lo que sea o simplemente no ser aceptados.
El problema en definitiva del efecto espejo es la falta de aceptación de uno mismo, la baja autoestima, el querer pertenecer a un determinado grupo social. Habría por lo tanto que buscar nuestro silencio interior, la verdadera esencia de uno mismo, es decir, ir por la vida sin fingir ser otra persona. Nunca hay que dejar de ser uno mismo, pues es una auténtica traición hacia tu propio ser, y no confundir ser uno mismo con decir por ejemplo “Es que yo grito mucho, o hablo o actúo de determinada manera porque soy así”. En el momento en que después de un comportamiento extremo uno se siente mal, es porque se da cuenta de que eso no forma parte de su verdadero ser. Algunos piden perdón al ser conscientes de ello, pero de nada sirve hacerlo si luego no se hace nada por cambiar los patrones tóxicos de la personalidad.
Hay personas que se sienten cómodas con esa toxicidad porque probablemente la hayan adquirido en la infancia y no saben ser de otra forma. Estas corren el peligro de terminar aisladas, y se escudan diciendo que la sociedad no les entiende.
La convivencia es muy difícil, y con toxicidad de por medio mucho más.
Romper con estos patrones es difícil pero no imposible. Hay que llegar a alcanzar una neutralidad de pensamiento para saber discernir a la hora de actuar, hablar, etc, y no dejarse llevar por los impulsos, pero tampoco por el miedo, que te puede llegar a paralizar y no dejarte ni hablar, ni actuar, como tú deseas.
Lo ideal sería, por tanto, llegar a ser una persona dulcemente neutral.
Por Amrit Nam Kaur
Un post aleccionador Maestro… Muchas gracias.
Gracias, muy instructivo.