Una colaboración de Adriana Babè
Un estudio estadístico con datos de más de 150 idiomas señala un probable origen del protoindoeuropeo
Marta Lorenzo
Las lenguas indoeuropeas constituyen la mayor familia de lenguas del mundo en número de hablantes. ¿De dónde proceden? A partir de datos de más de 150 lenguas, un equipo de lingüistas de la Universidad de California en Berkeley (EEUU) ha establecido que el ‘ancestro’ se originó hace entre 5.500 y 6.500 años en la estepa del Ponto-Caspio, que se extiende desde Moldavia y Ucrania hasta Rusia y el oeste de Kazajistán. Por Marta Lorenzo.
¿De dónde proceden todos estos idiomas? La primera hipótesis sobre un origen común fue propuesta en la segunda mitad del siglo XVIII por el filólogo británico sir William Jones, quien notó similitudes entre cuatro de los idiomas conocidos más antiguos: el sánscrito, el latín, el griego y el persa.
El filólogo y lingüista alemán Franz Bopp apoyó posteriormente esta hipótesis, tras comparar sistemáticamente estas lenguas con otras, y encontrar múltiples cognados o términos con un mismo origen etimológico, pero con distinta evolución fonética. Ese idioma común de origen ha sido denominado protoindoeuropeo, y se cree que fue hablado hace miles de años.
Un ancestro de miles de años
Ahora, un nuevo estudio ha aportado más información sobre cuándo y donde pudo ser usado. A partir de datos de más de 150 lenguas, un equipo de lingüistas de la Universidad de California en Berkeley (EEUU) ha establecido que el ‘ancestro’ se originó hace entre 5.500 y 6.500 años en la estepa del Ponto-Caspio, que se extiende desde Moldavia y Ucrania hasta Rusia y el oeste de Kazajistán.
El hallazgo, publicado en la revista Lenguage, respaldaría la llamada ‘hipótesis de los kurganes’, propuesta en 1956 por la arqueóloga lituana Marija Gimbutas. Esta teoría, que combinaba arqueología y lingüística, ubicó el origen de los pueblos hablantes del protoindoeuropeo en una sociedad protoindoeuropea temprana que existió en las estepas pónticas desde el V milenio al III milenio a. C.
Por otra parte, el nuevo estudio podría restar peso a otra teoría, que propone que el protoindoeuropeo se expandió mucho antes, unos 7.000 años a.C., y a partir de Anatolia (actual Turquía). Esta hipótesis, sin embargo, fue respaldada con otro estudio realizado en 2012. En él, observando palabras con orígenes comunes, investigadores de la Universidad de Auckland en Nueva Zelandala llegaron a la conclusión de que, efectivamente, las lenguas indoeuropeas emergieron en Turquía y se propagaron al mismo tiempo que la agricultura.
Los científicos de la Universidad de California en Berkeley alcanzaron sus conclusiones a partir del análisis de 200 conjuntos de palabras de lenguas indoeuropeas históricas y vivas, según informa la Linguistic Society of America.
Tras determinar la velocidad de transformación de estas palabras en el tiempo, y a través de un modelo estadístico, concluyeron que la tasa de cambio indicaba que las lenguas que en primer lugar usaron dichas palabras habrían empezado a divergir hace aproximadamente 6.500 años (datación que se aproxima a la de la teoría de Gimbutas).
La importancia del presente estudio radica en que es uno de las primeras investigaciones académicas cuantitativas que respaldan la hipóteisis de los Kurganes; aunque esta no es la primera vez que se usa la estadística para comprender la evolución de los lenguajes.
En 2013, por ejemplo, científicos de centros canadienses y estadounidenses también desarrollaron un sistema estadístico, en aquella ocasión para reconstruir protolenguajes. Lo que se buscaba era identificar los idiomas originales de las lenguas modernas.
Con él, se logró reproducir un conjunto de lenguas, a partir de una base de datos con más de 142.000 formas de palabras procedentes de 637 lenguas austronesias –del sudeste de Asia, el Pacífico y parte de Asia continental–.
La informática también se está convirtiendo en una interesante herramienta en este sentido. Con ella, por ejemplo, se ha logrado descifrar una de las lenguas fenicias más antiguas en dos horas. Fue con un software para cuyo diseño se partió de la base de que todo lenguaje está estrechamente relacionado con algún otro idioma. A partir de determinadas correlaciones, este programa fue capaz de generar mapas alfabéticos y traducciones de palabras con técnicas de inteligencia artificial.
Will Chang, Chundra Cathcart, David Hall, Andrew Garrett. Ancestry-constrained phylogenetic analysis supports the Indo-European steppe hypothesis. Lenguage (2015).
Muy interesante estudio, filóloga Adriana. Saludos.