Vancouver tiene un objetivo claro: convertirse en la ciudad más verde del mundo en 2020. Como la meta no es fácil y conlleva incentivar a una población que supera los 600.000 habitantes, según el censo realizado en 2011, el Consejo de la ciudad elaboró un Plan de Acción para lograrlo. A través de objetivos clasificados en áreas, como “Acceso a la Naturaleza”, “Cero Residuos” y “Transporte Verde”, se intentará cambiar el entorno inmediato de las personas para que vean los beneficios medioambientales que se pueden lograr con simples medidas.
La última decisión que tomó el Consejo impresionó a todos. Con la ayuda de la empresa GreenMantra, se pavimentarán las calles de la ciudad con plástico reciclado. Así, las botellas de agua, los envases de yoghurt y las bolsas plásticas no terminarán en basureros, sino que serán derretidas y granuladas para ser mezcladas con el tradicional asfalto gris.
Si en el proceso común de fabricación de pavimento se necesitan altas temperaturas (160 ºC) para fundir los materiales, en el caso del plástico reciclado esto no será necesario porque es convertido en una cera que se adhiere fácilmente al asfalto en un ambiente más frío, lo que reducirá en un 20% el consumo de combustible durante la elaboración de la mezcla. Además, esto permitirá que los trabajos no sean suspendidos durante el invierno.
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