Una colaboración de Adriana Babè
Nuestro cerebro es un potente ordenador y envía constantemente información a las células de nuestro cuerpo, esa información puede ser afectada y distorsionada por impactos emocionales: por ejemplo; miedos, estrés, preocupaciones, ansiedad, resentimiento, odio, etc., etc., desencadenando una serie de trastornos orgánicos como fatiga crónica, insomnio, fibromialgia, colon irritable, diabetes, cáncer, etc., etc., y mientras tanto la comunicación celular continuará su distorsión a medida que la persona va entrando en este círculo vicioso psicosomático generando más enfermedades.