El magnate sudafricano Elon Musk presentó formalmente a su nuevo negocio: Tesla Energy. Tiene como fin cumplir con uno de los sueños que se le ocurrieron a Nikola Tesla hace 130 años: fabricar un conjunto de baterías «que fomenten un ecosistema de energía limpia y ayuden a destetar el mundo de los combustibles fósiles».
Musk está adelantando la aparición de las baterías desde hace tiempo, pero en la presentación oficial de la noche del jueves en Los Ángeles (California, EE.UU.), dio unos detalles. Las entregas a los que quieran hacer un encargo empezarán, aproximadamente, en agosto. Inicialmente la producción se realizará en la fábrica de Tesla Motors en Fremont, pero Musk puntualizó que está edificando otra en Nevada, para dedicarla exclusivamente a las baterías, y prometió construir más plantas.
Reveló también los precios: 3.500 y 3.000 dólares por una batería de hogar, dependiendo de su potencia. Prometió, además, baterías para empresas y servicios públicos en un futuro próximo, pero sin dar detalle alguno. «Tesla Energy es un paso crucial hacia conseguir emisiones cero en la generación de electricidad», postuló el magnate. En cuanto a las características técnicas exactas de ese paso, Musk ha sido bastante concreto. «Tenemos a nuestra disposición a este reactor de fusión en el cielo, llamado Sol», destacó y notó que precisamente la energía solar le servirá para acabar con «la adicción del mundo al combustible fósil» y emisiones de CO2.
Los dispositivos de Tesla consistirán en baterías recargables de iones de litio que almacenarán la energía solar, un sistema de control térmico líquido y software que recibirá órdenes de ‘despachar’ de un inversor solar. Además, podrán ser integrados a las redes locales «para aprovechar el exceso de la potencia y dar a los clientes la flexibilidad para extraer energía de su propia reserva».
Musk publicitó que sus baterías son de 1.300 milímetros de alto y 860 milímetros de ancho y podrán colocarse fácilmente en las paredes. Además, tendrán colores diferentes para entablar mejor con su entorno. Con 160 millones de baterías, todo EE.UU. se podría pasar a la energía renovable. Con 2.000 millones de baterías, la infraestructura energética de todo el mundo dejaría de emitir CO2, calcula el magnate.
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