A medida que crecen, los niños aprenden mucho más sobre el mundo de lo que les cuentan otras personas. A lo largo del camino, ellos tienen que averiguar cuál puede ser una fuente confiable de información. Un nuevo estudio, que se publicará en un próximo número de la revista Psychological Science, encontró que los niños de unos 4 años, empiezan a darse cuenta de cuándo alguien está realmente bien informado o si solamente ofrece respuestas de otros.
En estudios anteriores descubrieron que, los niños de tan sólo tres años de edad, prestan atención a una persona si es una fuente de información precisa. Si alguien le da la información correcta, van a volver a esa persona para obtener más respuestas. Pero Shiri Einav de la Oxford Brookes University, en el Reino Unido, pensaba que había algo más en este asunto. «Si usted le da una respuesta correcta no significa necesariamente que usted esté bien informado», dice; «porque puede ser que le pidiera ayuda a otra persona o que su respuesta haya sido un golpe de suerte». Einav y su coautora, Elizabeth Robinson, de la Universidad de Warwick, querían saber si los niños podían evaluar la fiabilidad de los demás, teniendo en cuenta las causas de su exactitud.
Para su estudio, Einav y Robinson, usaron muñecos y un osito de peluche (Ted) para poner a prueba a los niños. Un niño sostenía la foto de un elefante, una vaca o un conejo por cada muñeco, para identificarlos. Etiquetaban correctamente todos los animales, aunque uno de los muñecos siempre sabía la respuesta, sin ninguna ayuda, mientras que los otros demás dependían siempre de la ayuda de Ted. Entonces, Ted fue retirado para que no pudiera ayudar más a los muñecos y si el niño daba con la foto de un animal desconocido (una mangosta) los muñecos ya no podían ayudarle.
Con tres años de edad, tenían las mismas probabilidades de elegir el muñeco que había conocido las respuestas por sí mismo que el muñeco que obtuvo la ayuda de Ted. Sin embargo, entre cuatro y cinco años de edad, se hicieron más selectivos: Invirtieron más confianza en el muñeco cuya exactitud se refleja un conocimiento independiente, en lugar de depender de una fuente externa. «Creemos que es importante saber que, desde la edad de unos cuatro años, los niños son tan sofisticados como la gente no se lo habían imaginado realmente antes», señala Einav. «Son capaces de distinguir a quien realmente sabe, de quien que les ha dado sólo una respuesta correcta, pero que no necesariamente merece confianza a largo plazo.» Esta útil habilidad permite a los niños buscar a las personas que tienden a ser especialmente beneficiosas para su aprendizaje.
- Referencia: RedOrbit.com, 19 agosto 2011
- Fuente: Association for Psychological Science .