El referendo griego en el que más del 61% apoyó el «no» a las exigencias de la Troika -compuesta por la Comisión Europea, el Banco Central Europeo (BCE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI)-, ha supuesto un fracaso personal para la directora del FMI, Christine Lagarde, que incluso podría costarle el puesto, dice el semanario Der Spiegel.
«(Lagarde) se encuentra ante las ruinas de una política fracasada, por la que el FMI es visto desde hace tiempo como un organismo que maltrata a impotentes países en vías de desarrollo», escribe su autor, Marc Pitzke.
El semanario describe un ambiente enrarecido en el organismo tras el referendo: «muchos trabajadores del FMI están claramente cansados, se quejan a nivel interno de las críticas y de la sobrecarga de trabajo» pese a que «de cara al exterior actúan como si el ‘no’ griego a las reformas no afectase a su agenda».
Pitzke califica el breve comunicado del FMI tras conocerse los resultados, compuesto de «dos frases», de «cínico», y no cree que sea «ninguna sorpresa» que ya no sean solamente «los viejos críticos de Lagarde en el FMI quienes reclaman su dimisión».
En su texto, Pitzke cita un artículo para el Huffington Post del politólogo de Harvard David Singh Grewal, para quien Lagarde se convirtió en «una criada de Berlín y Bruselas» en sus planes de provocar un «cambio de régimen» en Grecia, echando a perder su credibilidad y poniendo en riesgo la del Fondo.
El medio también recuerda que Lagarde se ha visto envuelta en varias polémicas.
Recientemente se hizo público que su salario, de 467.940 dólares, estaba exento de impuestos, un dato que fue recibido con indignación en las redes sociales; además, Pitzke señala que Lagarde está implicada en un escándalo financiero en torno al empresario Bernard Tapie en Francia.
Finalmente, el autor señala que ha llegado el momento de que el FMI lleve a cabo profundas reformas en su estructura: «por tradición el cargo (de director gerente del FMI) se destina a un europeo, y el puesto de presidente del Banco Mundial, la institución hermana del FMI, a un estadounidense».
Pero «desde hace tiempo, África, Asia y Latinoamérica reclaman un cambio», por lo que, según Pitzke, «un sucesor de Lagarde procedente Europa se antoja una idea aún peor».
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