«Todos los elementos de juicio disponibles indican que, en la vida de los individuos y las sociedades, la herencia no es menos importante que la cultura. Cada individuo es biológicamente único y distinto de todos los otros individuos. La libertad es por tanto un gran bien, la tolerancia una gran virtud y la uniformidad una gran desdicha. Por razones prácticas o teóricas, los dictadores, los Hombres de Organización y ciertos hombres de ciencia ansían reducir la enloquecedora diversidad de las naturalezas de los hombres a una u otra clase de gobernable uniformidad.»
Nueva visita a un Mundo Feliz, pag. 119
«Genéticamente, cada ser humano es único y, en muchos aspectos, diferente de otro ser humano cualquiera. El campo de la variación individual respecto de la norma estadística es asombrosamente amplio. Y la norma estadística, recordémoslo, es útil únicamente en los cálculos actuariales, no en la vida real. En la vida real, no existe eso que se llama el hombre medio. Sólo existen hombres, mujeres y niños particulares, cada uno de ellos con sus idiosincrasias natas de mente y de cuerpo, y todos ellos dedicados (u obligados) a comprimir sus diversidades biológicas en la uniformidad de tal o cual molde cultural.»
Nueva visita a un Mundo Feliz, pag. 115
«Según lo ha demostrado el señor William Whyte en su notable libro ‘The Organization Man’, nuestro sistema ético tradicional, el sistema en el que lo primordial es el individuo, está siendo reemplazado por una nueva Ética Social. Las palabras clave de esta Ética social son ‘ajuste’, ‘adaptación’, ‘conducta socialmente orientada’, ‘pertenencia’, ‘adquisición de aptitudes sociales’, ‘trabajo de equipo’, ‘vida de grupo’, ‘lealtad de grupo’,’dinámica de grupo’, ‘ideología de grupo’, ‘creatividad de grupo’. Su supuesto básico es que el conjunto social vale más y tiene más importancia que sus partes individuales, que las diferencias biológicas natas tienen que ser sacrificadas en aras de la uniformidad cultural, que los derechos de la colectividad tienen precedencia sobre lo que el siglo XVIII llamaba los Derechos del Hombre.»
Nueva visita a un Mundo Feliz, pag. 34
«Durante el pasado siglo, los sucesivos avances en tecnología han estado acompañados por correspondientes avances en organización. La maquinaria complicada tenía que ser hermanada con complicados arreglos sociales, destinados a un funcionamiento tan sin tropiezos y eficiente como los nuevos instrumentos de producción. Con objeto de encajar en estas organizaciones, los individuos han tenido que desindividualizarse, renunciando a su diversidad nativa y teniendo que ajustarse a módulos uniformes; es decir, han tenido que hacer todo lo posible para convertirse en autómatas.»
Nueva visita a un Mundo Feliz, pag. 32
«El deseo de imponer el orden a la confusión y de obtener armonía de la disonancia y unidad de la multiplicidad es una especie de instinto intelectual, un prurito primordial y fundamental de la mente. En las esferas de la ciencia, el arte y la filosofía, los resultados de lo que yo llamaría esta ‘Voluntad de Orden’ son en su mayor parte benéficos. Verdad es que la Voluntad de Orden ha producido muchas síntesis prematuras basadas en pruebas insuficientes, muchos absurdos sistemas de metafísica y teología, muchas pedantes asunciones de ideas por realidades, de símbolos y abstracciones por datos de la experiencia inmediata. Pero estos errores, lamentables, desde luego, no hacen mucho daño, por lo menos directamente, aunque a veces un mal sistema filosófico puede dañar indirectamente, si es utilizado como justificación de actos insensatos e inhumanos. Es en la esfera social, en el campo de la política y la economía, donde la Voluntad de Orden se hace realmente peligrosa. En este caso, la reducción teórica de una multiplicidad ingobernable a una unidad comprensible se convierte en la reducción práctica de la diversidad humana a subhumana uniformidad, de la libertad a servidumbre. En política, el equivalente de la aplicación completa de una teoría científica o de un sistema filosófico es una dictadura totalitaria. En economía, el equivalente de una obra de arte bellamente compuesta es la fabrica de funcionamiento perfecto en la que los trabajadores están perfectamente ajustados a las máquinas. La Voluntad de Orden puede convertir en tiranos a quienes meramente aspiran a salir de un lío. La belleza de la pulcritud suele ser utilizada como una justificación del despotismo.»
Nueva visita a un Mundo Feliz, pag. 31
«En el curso de la evolución, la naturaleza se ha tomado muchísimo trabajo para que todo individuo sea distinto de cualquier otro individuo. Nos reproducimos poniendo en contacto los genes del padre con los de la madre. Estos factores hereditarios pueden combinarse en un número de modos casi infinito. Física y mentalmente, cada uno de nosotros es único. Cualquier cultura que en interés de la eficiencia o en nombre de cualquier dogma político o religioso trate de uniformar al individuo humano, comete un ultraje contra la naturaleza biológica del hombre.»
Nueva visita a un Mundo Feliz, pag. 30
«En cada período histórico de la Humanidad nacen seres humanos de toda condición que aprovechan al máximo sus dotes naturales dentro de un ambiente cultural que puede serles favorable o desfavorable. Ningún simple individuo puede jamás ser representativo de un período, ni siquiera tan sólo por razones fisiológicas, pues un Falstaff no puede representar a un grupo de Cassiuses, ni un Scrooge a unos cuantos Pickwicks. Las personas que vivan en un determinado país a un mismo tiempo se semejarán unas a otras de un modo superficial, en cuanto exhiban las mismas peculiaridades, fácilmente reconocibles, de estilo cultural. En los estratos más bajos de la psiquis y el temperamento, de los talentos, gustos y adquisiciones serán profundamente desemejantes unas de otras. Las semejanzas empiezan otra vez sólo en el estrato más profundo de todos, el del espíritu: del algo ajeno a nosotros mismos y que es el fundamento de nuestro ser.»
Temas y Variaciones (Variaciones sobre un Filósofo), pag. 916
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