EL INICIO DE LA REENCARNACIÓN

A medida que una vida microbiológica iba surgiendo en el planeta. El Espíritu colectivo de la humanidad descendía cada vez más hacia la materia.

Y cada partícula divina perteneciente a ese gran Espíritu (llamadas en el esoterismo: las monadas humanas) construía minuciosamente como un artesano, los diferentes cuerpos que iban posteriormente a utilizar. Dándoles paulatinamente estructura a esos cuerpos y predestinándolos para que tuvieran las funciones que requerirían durante el proceso involutivo y evolutivo que viviría la humanidad.

(O sea que las monadas durante su descenso hacia la materia estuvieron construyendo los diferentes cuerpos que las constituirían: el cuerpo emocional, el cuerpo energético, el cuerpo astral, etc.)

Y es que el proceso evolutivo consiste justamente a ir poniendo cada vez más en actividad a esos cuerpos que se construyen previamente durante el proceso involutivo.

Porque deben de saber que algunos de vuestros cuerpos sutiles todavía no funcionan plenamente en su totalidad. Sin embargo, ya han sido moldeados y preparados, de manera a que cuando los utilicen puedan comenzar a hacer algo con ellos.

(Y justamente en cada gran ciclo evolutivo de la humanidad se perfecciona y desarrolla más precisamente uno de los siete cuerpos. Es así que:

–        En la anterior raza-raíz (la atlante) se perfeccionó y desarrolló más precisamente el cuerpo emocional.

–        En la actual quinta raza-raíz se está perfeccionando y desarrollando más precisamente el mental.

–        En la siguiente raza-raíz (la sexta) se perfeccionará y desarrollará más precisamente el alma.

–        Y en la última raza-raíz (la séptima) se perfeccionará y desarrollará más precisamente la conexión de los seis cuerpos con el Espíritu.)

Entonces, la Tierra se iba formando ella misma, guiada para ello por la idea creadora emitida por ese gran Ser cósmico que vamos a llamar “El Rey del Mundo” (llamado en el esoterismo: el Logos de la Tierra). Este gran Ser es quien mantiene el plan divino sobre el planeta y es por eso que emite una idea, un pensamiento, el cual no está articulado con palabras, sino que es una imagen.

Esta imagen, por su geometría, emite sonidos, colores y otras vibraciones. Y estas vibraciones entraron en fusión con la substancia de la humanidad que en ese entonces todavía no era propiamente mental, pero que ya conformaba un pensamiento. Y es así como el Espíritu de la humanidad recibió el plan divino. Y es así como las monadas humanas supieron lo que debían de crear para ellas mismas.

Sin embargo, aún así, cuando la humanidad comenzó su aventura física, hubo al inicio todo un largo período en donde la humanidad permanecía todavía muy etérea y astral. Y con esto quiero decir que los humanos aunque ya tenían constituidos sus cuerpos sutiles inferiores, al comienzo descendían al plano físico y entraban dentro de sus cuerpos físicos, pero sin poder permanecer en ellos el tiempo suficiente para obtener una verdadera experiencia terrenal.

 

(Es como si descendieras bajo el mar, pero no pudieras permanecer mucho tiempo ahí, porque la falta de peso te empujaría hacia la superficie. Por lo tanto, para que puedas permanecer abajo, se necesita de algo que te permita anclarte por un largo periodo bajo el agua.)

Entonces, he ahí en la Tierra que por fin ya existen cuerpos físicos lo suficientemente desarrollados y sensibles para recibir a las almas humanas, pero esas almas humanas no eran todavía lo suficientemente atraídas a esos cuerpos físicos, simplemente porque las almas humanas no podían aun lo suficientemente descender hacia la materia. Y es por eso que en esa época, toda la humanidad, como un solo ser, dependía exclusivamente de los rayos del sol (y no de la Tierra) para su existencia, puesto que es del sol que las almas humanas han sido originalmente proyectadas hacia la manifestación.

 

Así es, venimos del sol

Exactamente como un rayo es emitido del sol. Pues bien, de la misma manera (aunque obviamente a un nivel más sutil) grupos de almas son proyectadas por las estrellas en este gran vientre que es el Cosmos.

Y dependiendo de la historia de cada sistema estelar, dependiendo de la labor que tenga que desempeñar ese sistema estelar en el plan diseñado por la Divinidad, y también dependiendo de la juventud o antigüedad de las almas que son emitidas. Uno de los planetas pertenecientes a ese sistema solar será elegido específicamente para recibir una vida de carácter físico.

(En el caso de nuestro sistema solar fue la Tierra)

Entonces en ese tiempo, la humanidad dependía todavía completamente del sol y no llegaba a ser atraída por la Tierra. Y así como ahora les parece tan difícil escapar de la atracción gravitacional terrestre. Pues bien, en ese entonces les pereció igual de difícil descender al planeta. Y les requirió de muchos esfuerzos y de mucha voluntad para encontrar los medios de anclaje.

(Así como ahora nos requiere de muchos esfuerzos y de mucha voluntad para evolucionar.)

Y para lograr permanecer en la Tierra, recurrieron a la ayuda que les ofreció la Naturaleza, la cual tiene toda una serie de leyes físicas que les son propias a ella (pero que no se aplican en los planos superiores de existencia).

Entonces para poder permanecer en el plano físico, ustedes aceptaron consciente y voluntariamente esas leyes de la Naturaleza incorporándolas en vuestros cuerpos sutiles inferiores que son el cuerpo energetico y en el cuerpo astral (el cuerpo físico siendo formado por materia, ya estaba sometido a las leyes que rigen el plano físico).

Y es así que gracias a la ley de gravedad, una vez que el hombre la incorporó en su ser, él tuvo el poder de descender hacía la materia y permanecer en su cuerpo físico hasta el día previsto de su fallecimiento. En donde entonces la Naturaleza ya no ejercería más esa ley atractiva sobre él. Y es por eso que después de morir ustedes pueden ascender de nuevo hacia los planos superiores.

(Se refiere al mundo divino conocido como el Devachan o Paraíso y a una zona intermedia llamada el Kama-Loka)

Porque si la Naturaleza continuara a ejercer su atracción sobre ustedes, entonces no podrían repartir. Ustedes permanecerían como fantasmas al lado de vuestro cuerpo o en vuestras casas, como lo hacen aquellos que están demasiado apegados a la materia. O estarían errando como almas en pena en la contraparte sutil de la Tierra que es el plano astral y que es lo que les sucede a aquellos que mueren antes de tiempo y no tienen el alma tranquila.

Y al no poder ascender a planos más elevados, no podrían volver a reencarnar, debido a que no pueden correctamente reencarnar, que si lo hacen desde un plano de existencia más elevado.

Lo que quiere decir que toda alma desencarnada que se encuentra vagando en el plano astral, debe primero salirse de ese plano, desprenderse de todo lo que la mantiene en ese plano, para recuperar su ligereza. Y así poder repartir a un plano de existencia superior, a fin que desde ese plano más elevado, pueda volver a lanzarse hacia la materia.

Para que comprendan por qué los humanos necesitan ascender a planos superiores de existencia para poder volver a reencarnar, imaginen una piscina y que el plano físico es el fondo de la piscina.

Para poder descender al fondo de la piscina con un solo impulso, no lo pueden hacer simplemente saltando desde el borde de la piscina. Necesitan subir a más altura para así desde un trampolín, al momento de saltar, generar el suficiente impulso que los permita llegar hasta el fondo de la piscina.

Pues bien, con la reencarnación es igual: se requiere “saltar” desde los planos sutiles superiores para generar el suficiente impulso que permita al alma descender hasta el plano físico.

 

Entonces, para permanecer lo suficientemente en el plano físico para poder llevar a cabo una experiencia en la materia, la Naturaleza les ofreció integrar en ustedes la ley de gravitación. Pero habiendo olvidado ese hecho, ustedes suelen justamente reclamarle a la Naturaleza de esa ley. Le reclaman que la gravedad terrestre es demasiado pesada, demasiado agobiante y quisieran a veces ser ligeros como las aves.

Por supuesto, el efecto de esa ley es incomodo hasta para el alma misma, ya que su acción no es solo física, sino también sutil. Y es por eso que las almas humanas al momento de reencarnar, son atraídas como imanes a contemplar y desear de más en más las cosas materiales y terrenales. Lo que usualmente las perjudica.

Pero también deben de comprender que si la Divinidad hace todo este esfuerzo para que desciendan a la Tierra, es porque esto tiene un propósito muy preciso y muy valioso. Y no pueden con el pretexto de sentir pesadez física, sentir pesadez emocional y sentir pesadez psicológica. No puede hacer su berrinche de rechazar esta pesadez creyendo que con eso ya se van a liberar.

No es con el rechazo de cumplir vuestra tarea en la Tierra (la razón por la cual descendieron al plano físico) que van a liberarse del ciclo de las reencarnaciones y de la pesadez que conlleva ese proceso.

Es al contrario, en el hecho de asumir vuestro descenso a la materia y a través de la evolución que efectúan por medio de las reencarnaciones, que ustedes van a descubrir y controlar la energía que yace en la materia y que los va a volver todopoderosos, y anular así las leyes de la Naturaleza si así lo desean. Y a partir de ese momento, ya no serán más sometidos contra vuestra voluntad a la ley de gravedad.

Y la levitación efectuada por algunos grandes personajes espirituales deriva y se explica por ese fenómeno.

Estos seres al ponerse a orar o meditar, entraban de manera inconsciente e involuntaria en un estado vibratorio muy elevado, lo que hacía que su conciencia se conectara con el plano divino. Y a pesar de estar encarnados en un cuerpo físico, al sintonizarse con las leyes del plano divino, estas leyes superiores comenzaban a regir todo su ser incluyendo a su cuerpo físico, y por lo tanto desacoplándolos de las leyes que rigen en el mundo físico y por consiguiente ya no se encontraban sometidos a la atracción terrestre. Y de ahí la razón por la que se volvían muy ligeros, al grado de que podían flotar.

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Entonces a medida que vayan evolucionando a través de las reencarnaciones, ustedes alcanzarán un grado de desarrollo tan grande que les permitirá conectarse con la sintonía divina del sol. Lo que les permitirá a su vez desacoplarse de las leyes de la Naturaleza que imperan en la Tierra. Y por consiguiente podrán hacer hazañas que les parecerán a los demás hombres como milagrosas. Y así por ejemplo, podrán como Jesús caminar sobre el agua.

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