Como Jesucristo, pero demostrado por la ciencia: así se camina sobre el agua

En el Evangelio de Mateo, Jesús asusta a sus discípulos al caminar sobre las aguas, una habilidad que no es ningún milagro para algunos insectos, lagartos y sí, incluso aves y mamíferos. Se conocen más de mil especies que parecen desafiar la gravedad entre las que, ya adelantamos, no se encuentra el ser humano. ¿Magia? Más bien física.

Todos hemos visto alguna vez cómo un vaso de agua lleno no se desborda a pesar de superar el borde. Este curioso efecto se produce por las fuerzas cohesivas que actúan entre las moléculas de cualquier líquido y las mantiene unidas, y que recibe el nombre de tensión superficial. «Es una propiedad de la interfaz que se crea entre aire y agua y que hace que esta se comporte como un trampolín», explica el investigador del MIT experto en dinámica de fluidos, John Bush.

Algunos investigadores han estudiado estos trucos de la naturaleza para desarrollar tecnologías que imiten las tácticas de los insectos. Así lo ha hecho un equipo de investigadores chinos, que esta semana ha publicado en la revista AIP Advances la “lógica mecánica” que subyace tras la flotación de los mosquitos. «Al reducir la superficie total de la pata en contacto con el agua, la fuerza adhesiva del líquido sobre el insecto se reduce enormemente y facilita el despegue», explican los investigadores, que pretenden desarrollar en el futuro pequeños robots acuáticos basados en este sistema.

Muchos animales lo suficientemente pequeños y ligeros utilizan la tensión superficial en su favor para mantenerse a flote. Los zapateros son algunos de los más conocidos: sus largas patas mantienen la tensión superficial del agua y les permite avanzar como si remaran. Para evitar que este bote naufrague, la punta de sus extremidades está recubierta de una capa de pelos de cera que repele el agua y genera diminutas burbujas de aire sobre la que se apoyan. Una costumbre que no es exclusiva de los insectos, pues algunas arañas también han desarrollado esta capacidad, hasta el punto de deslizarse sobre el agua aprovechando el viento, como si fueran un simple barco.

Algunos reptiles son tan pequeños que cada gota de lluvia es para ellos como un bombardeo. Con sus 4 centímetros de largo, el geco pigmeo de Brasil lo tiene difícil para romper la tensión superficial aunque se lo propusiera, pero es que además su piel es hidrófoba (repele el agua), lo que le permite mantenerse cómodamente a flote para escapar de sus numerosos depredadores.

Los achichiliques son aves acuáticas que, como cualquier pato, nadan tranquilamente sobre el agua. Sin embargo, su curiosa danza de apareamiento incluye un paso en el que la pareja corre sobre el agua sin separarsedurante 20 metros metros, llegando a alcanzar los 20 pasos por segundo. Un récord que sólo es posible gracias a la peculiar estructura de sus patas traseras.

Los delfines son los únicos mamíferos de esta lista, aunque hagan trampa. Cualquiera que haya estado en un oceanográfico habrá visto cómo, en uno de sus trucos, avanzan de espaldas sobre el agua, un comportamiento difícil de observar en la naturaleza. Esto lo consiguen agitando con fuerza su cola hacia delante y atrás, al mismo tiempo que elevan sus cuerpos verticalmente sobre la superficie. Además, en este caso se ignora qué función tiene, pues el objetivo no es huir de depredadores ni capturar ninguna presa. Por este motivo, y dada su naturaleza juguetona, algunas científicos consideran que no tiene una mayor meta que la de divertirse un rato.

http://www.elconfidencial.com/tecnologia/2015-03-04/como-jesucristo-pero-demostrado-por-la-ciencia-asi-se-camina-sobre-el-agua_721188/

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.