La presión social está predeterminada en el cerebro

Para nuestro cerebro, cuando estamos en un grupo la recompensa puede superar al riesgo y podemos terminar tomando decisiones que nunca tomaríamos estando solos.

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Imaginemos a uno grupo de escolares montando en sus bicicletas acrobáticas tratando de hacer la pirueta más arriesgada. Puede que incluso alguno de ellos arriesgue su integridad física al intentar el no va más. Como podemos comprobar la situación es bastante habitual.
Un estudio de la Universidad del sur de California explica por qué las personas hacen estupideces cuando sus amigos los están mirando, cosas que nunca harían en ausencia de los mismos. Según este estudio, el cerebro humano encuentra más valioso ganar en un entorno social que hacerlo cuando se está a solas.
Georgio Coricelli ha liderado un equipo internacional de investigadores que han medido la actividad de ciertas regiones cerebrales asociadas a la recompensa y al razonamiento social de unos voluntarios mientras que éstos participaban en un juego de lotería. Han publicado sus resultados en Proceedings of the National Academy of Sciences.
Los investigadores encontraron que el striatum, una parte del cerebro asociada al mecanismo de recompensa, mostraba una mayor actividad cuando los participantes ganaban a un igual en el juego de lotería que cuando jugaban a solas. El córtex medio prefrontal, una parte asociada al razonamiento social, también se activaba más. Además, aquellos participantes que ganaban en una disposición social tendían a caer en comportamientos más competitivos y arriesgados.
Según Coricelli, este hallazgo sugiere que el cerebro está equipado con la habilidad de detectar y codificar señales sociales, emitir señales sociales de salida y usar estas señales para optimizar su futuro comportamiento.
Según este investigador, perder en un ambiente privado puede representar fálcilmente una amenaza. Sin el apoyo de la red social en el lugar, una mala apuesta puede ser una condena. Mientras que dentro de un grupo, por otro lado, la “recompensa” tiende a ser que el ganador se queda con todo. En ningún sitio es más claro que en la competición sexual, en la que el segundo lugar corresponde al del primer perdedor.
“Entre los animales hay fuertes incentivos para esperar a ver si se consigue estar en la cima de la escala social”, dice Coricelli. “Los animales en posición dominante usan su status para asegurarse accesos privilegiados a los recursos, como la comida o hembras a las que cubrir”, añade.

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Fuentes y referencias:
Nota de prensa.
Artículo original (abierto).

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