Todavía no ha salido el sol cuando Gloria se levanta para recibir agua potable de un camión cisterna.
Ella y su marido Miguel se turnan cada madrugada. Salen de la casa con enormes recipientes y se forman en la fila.
Al igual que ellos, en el mismo albergue hay otras 320 familias desplazadas por las inundaciones que reciben el amanecer arrastrando pesados baldes llenos con el líquido que les permitirá refrescarse, asearse y cocinar.
Sin embargo, irónicamente, el agua es el origen de su tragedia…
25 años después
1989 no fue un año cualquiera en la historia de Paraguay.
En febrero fue derrocado el gobierno militar de Alfredo Stroessner después de 35 años de mandato ininterrumpido.
En mayo se celebrarían las primeras elecciones libres en ese país en más de tres décadas y el famoso club de fútbol Olimpia de Asunción llegaría a la final de la Copa Libertadores de América.
Las inundaciones en
Paraguay
- – Entre 100.000 y 130.000 personas fueron afectadas por la crecida del río Paraguay. Sólo en Asunción hay más de 90.000 evacuados.
- – Las inundaciones que sufre Paraguay son más más grandes desde las registradas en 1982, 1983, 1989 y 1997.
- – El presidente de aquel país, Horacio Cartes, decretó estado de emergencia y destinó US$3,5 millones para atender a los afectados.
- – Al menos cuatro personas murieron en las últimas semanas por las inundaciones.
En septiembre de ese año, trágicamente, el caudal del río Paraguay llegó a crecer hasta los 8.100 metros cúbicos por segundo. Casi el triple de su flujo promedio.
En 1989 Gloria todavía era adolescente, sin embargo recuerda bien como ella y su familia tuvieron que huir de las inundaciones que ese año afectaron a más de 50.00 personas en Asunción.
«Se repite la historia. Jamás pensé vivirlo de nuevo. El agua se llevó 25 años de trabajo, lo perdimos todo otra vez. Nos quedamos sin nuestro trabajo y nuestro sustento diario», relata la mujer que es madre de cinco hijos a BBC Mundo.
Un baño para 10 familias
En la casa de Gloria Romero y Miguel Ángel Gómez viven 10 personas.
Junto a los esposos viven dos de sus hijos, cinco nietos y la madre de Miguel Ángel, quien tiene 89 años y necesita cuidados especiales.
«Mi marido trabajó más de 20 años hasta que lo echaron. Con el dinero que obtuvo pudimos levantar una panadería y también criar cerdos. Mis hijos dejaron el colegio para trabajar con nosotros. Toda la familia trabajaba», recuerda Gloria.
Pero las inundaciones arrasaron con todo. El horno se estropeó, los más de 60 cerdos murieron y lo que no se llevó el agua se lo robaron.
La casa que tenía Gloria junto a la panadería por ahora es sólo un recuerdo.
Ahora ella y toda su familia viven en el albergue del barrio Puerto Botánico, en las afueras de Asunción, y su «casa» son apenas algunas láminas metálicas con tablones, sin agua potable ni luz.
Los sanitarios móviles del campamento son compartidos por al menos 10 familias de evacuados y todos cocinan afuera.
«Tenemos un brasero (parrilla) y cocinamos con carbón. Ahí también hervimos el agua para tomar un café», explica ella.
En diciembre la temperatura en Asunción llega a superar los 35 grados centígrados.
«No podemos poner ni un ventilador y los mosquitos son insoportables», comenta Gloria.
130.000 afectados
El último reporte de las autoridades paraguayas señala que, como Gloria y su familia, al menos 130.000 personas fueron desplazadas de sus hogares por la crecida del río Paraguay.
La gran mayoría de ellos vivía en los denominados «Bañados», que son barrios humildes y asentamientos improvisados en la ribera de Asunción.
Paraguay es el país más afectado por la crecida de los ríos en Sudamérica.
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Las inundaciones han obligado a la evacuación de unas 20.000 personas más en el noreste de Argentina y 16.311 en Uruguay, mientras que 1.964 familias han dejado sus casas en Brasil.
Las intensas y prolongadas lluvias son producto del fenómeno de El Niño, que puede ser el más devastador en 50 años y extenderse hasta junio de 2016, según estimaciones de los meteorólogos.
Lluvia
Mientras Gloria conversa con BBC Mundo no descuida sus labores de reciclaje de desechos en Asunción.
Ella y su marido obtuvieron trabajo en ese rubro y es su manera de volver a empezar después de que las lluvias les arrebataron lo logrado en más de dos décadas de trabajo.
Sus cinco nietos son sus cinco razones para intentarlo de nuevo.
Aunque no deja de escuchar promesas de políticos que le aseguran que pronto todos los evacuados tendrán una casa, ella dice que sólo con trabajo tendrá su panadería y su pequeña granja de vuelta.
Seguramente no fue la Navidad más feliz para ella y su familia, pero Gloria no se rinde a pesar de que el lunes una fuerte tormenta volvió a caer sobre Asunción.
Se aferra con optimismo al lema que dice que «siempre que llovió, paró».